SALUDOS DE LA MAÑANA
 

  1. Te venimos, Madre,
    alegres a saludar por este nuevo día que nos regalas en tu Oratorio,
    para amarte y crecer con más fuerza.
    Haz, Madre, que el héroe y el santo nazcan en nosotros con vigor impetuoso, para crear un clima mariano donde reine la confianza en Ti
    y el amor fraternal.
  2. Tu vida, Madre de Nazaret,
    sencilla, familiar y confiada,
    queremos repetirla en nuestro día normal de trabajo. Esperamos vivir como Tú cuando trabajabas y sonreías
    sirviendo a todos, siempre con la fe y la confianza que Dios es el que obra
    a través de nosotros, venciendo la tempestad y la fuerza arrolladora
    de la masa de los hombres.
    En tu Oratorio como en Nazaret,
    empezamos el día confiando en Ti.
  3. La mañana llena de vida
    se levanta por todas partes,
    y nosotros, Madre, vamos a seguir la lucha por crear en todas partes
    el clima de tu propia vida, para que otros descubran en nuestra vida,
    tu pureza y tu alegría, para que, mirándonos, descubran en nosotros
    la misma confianza que Tú ponías en Jesús. Desde tu Oratorio, alegres
    iremos juntos a luchar.
  4. Creemos firmemente
    en nuestra gran tarea a la que Tú nos convidaste, de crear tu clima mariano
    y hacer así posible una inmensa primavera en la Iglesia y en el mundo,
    explotando en vida por todas partes,
    con tu misma vida auténtica,
    en nosotros y en los demás,
    en formas variadas y diversas,
    como las flores distintas de un vergel
    en la inmensa variedad y multiformidad de la vida.
  5. Mis hermanos y yo
    pondremos juntos las manos al arado,
    para limpiar y abrir con fuerza
    comprometiéndonos de veras
    con esas metas de vida que nos harán distintos del montón. Madre, Tú nos sonríes y en tu Oratorio pones tu confianza en nosotros, en una nueva mañana de amor y confianza.

SALUDOS DEL MEDIODIA

1.- Madre, ahora que el sol
está ya en el mediodía, te volvemos a saludar, porque sin Ti la jornada pierde su valor y la fuerza de tu clima
decae infaliblemente.
En tu Oratorio nos juntamos
espiritualmente, hambrientos del pan diario, pero también hambrientos de Cristo, para no perder el camino que
comenzamos.

2.- Tu Oratorio es como una fragua,
allí la verdad nos quema, aunque duela. Nos quema de todo lo malo y no auténtico que corrompía tu clima. Ahora nos preguntamos con
sinceridad, ¿Cómo cumplimos nuestras metas que libremente hemos escogido?
Las escogimos por confiar en Ti,
solos tomamos ese compromiso,
nadie nos obligó. Porque quisimos avanzar y no quedarnos atrás,
por eso las tomamos. Ahora, aunque duela y cueste, te damos cuenta de nuestra obligación.

3.- Tu ejemplo es bien claro,
y por ser bien hombres / mujeres
no queremos quedarnos atrás.
Tu fuiste capaz de vencer la, flojera
y el ansia de dejarse llevar.
En esta hora difícil de día
te pedimos, Madre, que nuestro combate no decaiga. Por eso entramos de nuevo en tu Oratorio, a pedirte, pero también a ofrecerte esa fuerza para seguir tu camino.

4.- Jesús, un Viernes Santo
libraba la batalla más importante de su vida a esta misma hora; aunque me cueste, Madre, aunque rechinen mis huesos, yo me entrego ardientemente a Ti, como respaldo humano abundante y comprometedor; para que Tú te quedes
para siempre en nuestro Oratorio,
ese sea el respaldo divino que Dios ponga en mí. Ahora llegó la hora
del amor verdadero, que quema como el fuego. Yo me entrego a tu camino,
libremente yo me entrego.

SALUDOS DEL ATARDECER

  1. El sol avanza
    poniendo de rojo la tarde, una delicada despedida nos regala el Padre Dios.
    Queremos saludarte y cantar alegres,
    porque eres más bella que la tarde
    y más que las estrellas o que la luna vespertina. Llenos de amor y confianza,
    le agrademos a Dios que te hizo tan bella.
    Nuestro Oratorio eleva su canto alegre de la tarde por ti, Madre, Patrona y Reina, por ti cantamos.
  2. No creas, Madre
    que no podrás confiar en nosotros.
    Por Ti se despiertan nuestras mejores fuerzas y alabamos la pureza y el amor
    que Dios puso en Ti. Con todo empeño
    renovamos nuestro pacto en esta hora de la tarde, diciéndote que te pertenece
    lo mejor de nuestro corazón, diciéndote que puedes confiar en nuestra respuesta de amor.
  3. Ha llegado la hora del amor,
    en que los que se aman funden sus corazones. Nosotros fundimos contigo
    nuestra vida y nuestro amor en la confianza mutua.
    Nosotros confiamos en Ti y Tú
    puedes confiar también en nosotros.
    Y en prueba de que no nos quedamos en palabras ni en puros latidos vacíos,
    te entregamos el esfuerzo por andar
    rumbo de esas metas con que formamos el clima de tu vida.   
  1. Quieres formar
    una comunidad mariana en tu Oratorio
    una familia donde Tú reines suavemente con tu íntegra fuerza de mujer sin pecado, Mujer inmaculada;
    donde tu mismo espíritu fluya confiadamente en el ambiente de esta familia. En el Oratorio haces nacer nueva vida, donde hermanos se respetan y confían mutuamente,
    luchando codo a codo por un mundo auténtico. En esta hora de la tarde,
    anhelamos su aparición. 

SALUDOS DE LA NOCHE

  1. Elevamos nuestro corazón
    alabándote admirados a Ti, Dios creador que actuaste hoy día
    a través de nosotros.
    A Ti que eres un solo Dios
    en tres Personas distintas
    A Ti, Padre, porque nos diste la vida.
    A Ti Hijo del Padre Dios, porque nos sacaste adelante regalándonos a Tu Madre, María.                                                                                                                     A Ti, Espíritu Santo,
    amor entre el Padre y el Hijo,
    porque nos hiciste anhelar
    fuertemente cumplir nuestra gran Tarea
    para que ocurra una primavera
    llena de tu Espíritu. Te alabamos agradecidos, Santísima Trinidad,
    que seamos unidos como Tú
    ahora y siempre. Amén.
  2. En esta noche
    volvemos, Madre, a saludarte
    a Ti que estuviste alentándonos a salir adelante aún en momentos
    en que ya queríamos doblarnos.
    Tú, Madre, como Virgen llena de pureza, nos estuviste mostrando que lo impuro corrompe nuestra gran Tarea.
    Nos mostraste tu amor maternal
    en Él confiamos ciegamente, ahora vamos al descanso iremos contigo ahora y hasta el fin.
  3. Examinamos nuestra conciencia
    y vemos muchas fallas y lagunas de lo que podríamos haber hecho,
    y no hicimos por dejación,
    por flojera y cobardía. (Pausa de reflexión)
    Te pedimos perdón, Madre,
    extiende sobre nosotros tu manto benigno y bajo tu amparo de Madre
    vamos ahora a descansar y a renovar mañana con fuerza la lucha por nuestra gran Tarea.
  4. Despertaremos como nuevos
    y descubriremos las señales que Tú harás por medio de nosotros 
    que se cumpla nuestra gran Tarea.
    Una Iglesia llena de vida,
    como la primavera, será la renovación
    de la única Iglesia de Cristo.
    Mientras dormimos confiados,
    el Señor que lo gobierna todo,
    irá suavemente realizando lo que nosotros no pudimos por nuestras fuerzas débiles                                                                                                                              y apartará el mal de nuestros pasos, mientras confiados nos entregamos a Ti.

ORACIÓN DEL PACTO DE CONFIANZA MUTUA

Unido espiritualmente en el Oratorio, con mis hermanos,
quiero decirte, Madre, Patrona y Reina mía, que yo confío en Ti.

Confío de todo corazón que Tú me ayudarás a salir adelante desde mi Oratorio.
Te entrego mi alma, mi vida y mi cuerpo;

yo paso a ser cosa y posesión tuya; soy tu operario(a), por medio de quien Tú puedes transoperar en el mundo y en la Iglesia.

Por eso mis ojos son tuyos, mis labios y mis manos
son tuyas; mi inteligencia, mi voluntad y mi corazón; toda mi vida es tu propiedad.

Guárdame y defiéndeme del peligro y de la masa. Madre mía, úneme a Jesús, que es el único Salvador, ya que sin Él nada podemos hacer para alcanzar nuestra meta. Ayúdame, junto a mis hermanos,
a cumplir lo que Dios quiera.
Amén.

ORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO.

PREPARACION

Jesús, Señor, junto a tu Madre
te pedimos que vengas.
Ven, Señor, te necesitamos.
Tu eres el Camino, la Verdad
y la Vida. Sin Ti, nuestra vida
queda vacía, sin posibilidad
de salir adelante.
Ven, Señor, transfórmanos,
como cuando andabas por Palestina
obrando milagros.
Ven y tendremos vitalidad auténtica.
Con nuestra Madre, ¡ven, Señor!

1.- AHORA SEÑOR

Ahora, Señor, que vienes,
quiero hablarte con la fe,
la confianza y el amor
con que tu Madre hablaba contigo.
Ella no se dejó arrastrar
por dudas ni dificultades.
En tu Oratorio te pido
que aumentes mi fe
y mi confianza en Ti, ya que,
sin tu misma gracia, nunca
podré recibirte adecuadamente.
¡Dios hecho hombre!
es demasiado grande tu misterio.
Señor, aunque no comprendo,
¿Qué me importa, si te amo?
¡Ven, Señor, ven!

Exposición del Santísimo:

Canta, oh lengua, el gran misterio
Que es el Cuerpo del Señor,
Y su Sangre tan preciosa
derramada por amor,
De una Virgen generosa
Dios nos dio tal Redentor

2.- COMO JUAN

Así como Juan,
tu discípulo más regalón,
hazme sentirme tu predilecto,
en quien quieres depositar
toda la intimidad
de tu amor y de tu confianza
Señor Jesús,
te entrego lo más grande;
soy tuyo y puedes contar conmigo,
que yo pondré mi mano
en tu arado
sin mirar para atrás.
Así, como Juan,
junto a la Cruz,
acepto tu testamento de amor:
tomo a María por Madre;
en mi Oratorio,
la recibo para siempre.

3.- EN ESTE MOMENTO


En este momento,
en que Tú estás conmigo,
no hago otra cosa
que agradecerte
que seas el Buen Pastor,
a quien quiero tanto,
a Ti, Jefe del Oratorio.
Gracias porque me quieres
y diste tu vida por mí,
especialmente
tu Sangre por mí.
¡Que cariño grande
me tienes que tener,
cuando me sonríes y pones
tu mano en mis hombros,  si
derramaste tu Sangre por mí!
¡Qué deseos tengo de verte
cara a cara, y agradecerte!
Yo, confiando ciegamente
en Ti y en tus caminos,
me entrego a lo que quieras,
aunque no te vea.

Inicio de la Bendición

Adoremos, reverentes,
al Señor Sacramentado.
cante el rito del presente,
superior al del pasado.

Nuestros ojos lo contemplan,
con filial, humilde fe.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
y al Espíritu Señor
Al Dios Santo, uno y trino
alabanza y bendición.
Suba al cielo en testimonio,
el incienso del amor. Amén.

Oración:
V. Les diste Pan del cielo
(T.P. Aleluya)
R. Que contiene en sí todo deleite (T.P. Aleluya)

Oremos:
Dios, que bajo este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión: Te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.

Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sagrado Corazón.
Bendita sea su Preciosa Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la incomparable Madre de Dios, la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María, Virgen y  Madre.
Bendito sea san José, su casto Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

REFLEXIONES DE LAS CUATRO SEMANAS

Reflexiones de la 1ª Semana.

Domingo 1ª Semana.

Lunes 1ª Semana.

Martes 1ª Semana.

Miércoles 1ª Semana.

Jueves 1ª Semana.

Viernes 1ª Semana.

Sábado 1ª Semana.

Reflexiones de la 2ª Semana.

Domingo 2ª Semana.

Lunes 2ª Semana.

Martes 2ª Semana.

Miércoles 2ª Semana.

Jueves 2ª Semana.

Viernes 2ª Semana.

Sábado 2ª Semana.

Reflexiones de la 3ª Semana.

Domingo 3ª Semana.

Lunes 3ª Semana.

Martes 3ª Semana.

Miércoles 3ª Semana.

Jueves 3ª Semana.

Viernes 3ª Semana.

Sábado 3ª Semana.

Reflexiones de la 4ª Semana.

Domingo 4ª Semana.

Lunes 4ª Semana.

Martes 4ª Semana.

Miércoles 4ª Semana.

Jueves 4ª Semana.

Viernes 4ª Semana.

Sábado 4ª Semana.

REFLEXIONES DE LA PRIMERA SEMANA

Domingo 1ª Semana

 Todo para el hombre y el hombre para Dios.

1.- Madre, hoy es domingo, el día del Señor. Hoy, la gente se viste de domingo, hoy, la gente descansa hay espectáculos y la gente se divierte; ¡es domingo! ¿Qué era el día del Señor para ti? Como esclava del Señor, en ese día te acercabas, lo más que podías, al culto divino, a los salmos, oraciones y canciones espirituales.  La mayor imprudencia que el hombre puede cometer es poner su esperanza, poner el sentido de su vida, en el hombre o en las cosas de la naturaleza o hechas por el mismo hombre. La gente corría antiguamente tras ídolos de barro; hoy la gente tiene otros ídolos, que colman su existencia, y el domingo lo ocupan para adorarlos. Déjame, Madre, conocer esos ídolos para desenmascararlos. ¿Cómo puede el hombre, que fue hecho por Dios, poner su fin en otro que no sea Dios? ¿Cómo puede el hombre y la mujer que fueron hechos por Dios, con un anhelo de eternidad, con un anhelo de amor divino, sentirse satisfechos y en paz de espíritu, en otro que no sea Dios? Esta pregunta vale para laicos(as) y consagrados(as) de nuestra familia.

 2.- Madre, permíteme vivir el día del Señor con alegría de espíritu. Dios es el centro y el fin de nuestra existencia; es el Amor y la Felicidad. Por eso es que tendremos amor y seremos felices, en la medida en que lo encontremos. Por eso es que tú eres la Bienaventurada, la más feliz entre todas las mujeres. Enséñame, Madre, a no confiar en mí mismo(a), ni en mis capacidades ni en mis éxitos posibles. ¡Esa es la mayor trampa! Es verdad, que Dios quiere que ponga todo de mi parte; tal como tú, quiere que le ponga todo el esfuerzo que me sea posible, en las cosas de la vida, pero sin angustiarme, sea la vocación que tenga, tanto como laico o como consagrado. Dios ve mi buena voluntad, me sacará adelante según la modalidad en que El lo desee, y ésa es la mejor forma, porque sabe mejor que nadie lo que conviene. En este domingo, pongo junto a ti, mi esperanza en Dios. Y así, como las plantas crecen de día y de noche; en este descanso dominical, creo que el Padre me está sacando adelante. Una tentación para los hombres y mujeres espirituales es creer en el poder que les viene de su mente y de su desarrollo intelectual. No permitas, Madre, que yo caiga en la misma trampa que Satanás le puso a tantos que habían consagrado su vida a Dios. Madre, no te dejaste tentar por el brillo de la fama de ser una gran profetiza. No confiaste en tu propia inteligencia, sino que con humildad, estabas siempre inquiriendo todas las palabras que venían de tu Hijo y que fueran relativas a Él. Buscando, siempre buscando, las señalizaciones divinas, pidiendo consejo en todas partes, en tu realidad secular en que vivías, pero sin confiar en otro sino en Dios. En tu oración llamada «Magníficat», nos enseñas que Dios ama y favorece a los humildes, en cambio, a los prepotentes los echa abajo de sus tronos. Haz, Madre Santísima, que nuestro Oratorio permanezca, hasta el fin de los tiempos, como un oratorio pobre y humilde. Y que Dios nos favorezca al ver nuestra pequeñez y desvalimiento. ¡Gloria a Dios!, en este domingo, en el corazón de cada mariano, de cada mariana y de todo el Pueblo. ¡Gloria a Dios!

 3.- Si me siento orgulloso de mis éxitos y seguro en mis amistades influyentes, ¿cómo celebraré el domingo, el día del Señor? ¡Mejor es la humildad!, ¡mejor es el desvalimiento! Es Jesucristo humilde y desvalido quien da la perfecta gloria a su Padre, en la Cena Eucarística. No la confianza en mis éxitos, no la confianza en mis amistades influyentes, no la confianza en mi poder; todo eso no es más que cáscara. Lo verdadero, Madre, es Dios: a El la gloria y nuestro reconocimiento. El nos sacará adelante y El se confiará en nuestra nada e impotencia, para hacer grandes cosas. Por tu intermedio, haz Madre de nuestro Oratorio, que Dios se confíe en nosotros, para formar hombres y mujeres auténticos, que transformen al pueblo en un pueblo auténtico, formado por muchos grupos y asambleas auténticas. Madre, consíguenos de tu Hijo que venga y realice la Primavera Sagrada de la Iglesia, al servicio del mundo, especialmente por medio de nosotros(as), los(as) que tenemos que vivir día a día en las realidades propias de los laicos…

 4.- Muchos han puesto su orgullo y su confianza en su propio cuerpo, sea por su belleza, por su salud o por su vigor.  Hoy, la humanidad ha vuelto a idolatrar el cuerpo humano. Es una locura adorar un cuerpo bello y lleno de salud y fuerza, porque mañana u hoy mismo se corrompe o se enferma o le sobreviene un accidente y de pronto el ídolo es un harapo humano. Se pasan los años de la belleza, se pasan volando y queda un recuerdo amargo. Hazme adorar a Dios, en espíritu y en verdad; que viva este domingo, este día del Señor, como corresponde; que no me prostituya yéndome tras el ídolo de la belleza corporal; y tal como a ti, Dios nos regalará en la Resurrección, un cuerpo bello y glorioso que ya no perderá más su fulgor. Esto ya lo anticipó en ti, Madre.

 5.- Que no caiga en la tentación de compararme con ellos, para ver quién es mejor. Así es como nace la esclavitud de la envidia y del desprecio. Madre Santa, nos quieres a todos por igual, como todas las madres quieren a cada uno de sus hijos; especialmente, los aman a todos por parejo, si son buenas madres. Haz que me convenza firmemente, que me quieres tal como soy, incluso con mi historia de vida, con mis caídas y con mis éxitos. ¿Cómo puedo empezar a compararme con los(las) que triunfan o con los que tienen el poder? No tentaré a mi Dios; no me compararé con nadie. El me quiere tal como soy: tuyo; estoy contento(a) en mí mismo(a), y a lo único que me comparo es a lo que Dios quiere que yo sea hoy. Y trataré de ser mañana, lo que Dios quiere que sea mañana; es decir viviré en medio del mundo donde me corresponde vivir sea como laico(a) o como consagrado(a). Madre, dame la libertad, tu misma libertad. No te comparaste con ninguna reina ni princesa de tu época ni con ninguna niña, más famosa que tú, en tu pueblito de Nazaret ni con ninguna niña menos que tú. Hoy domingo, me declaro un(a) hijo(a) de Dios, plenamente libre. La envidia y la rabia envenenan el corazón del soberbio.

 Lunes 1ª Semana

 Seguir tu camino, Madre

 1.- Tú nos dices, por intermedio del evangelista San Juan: «Hagan todo lo que Él les diga». Son tus palabras, en las Bodas de Caná, a los que estaban sirviendo. Valen también para nosotros. Y Jesús va a obrar también un gran milagro por tu oración, Madre. El nos va a ir transformando, poco a poco, respetando la realidad de cada uno(a) ya seamos laicos(as) o consagrados(as).

2.- Nuestro amor a ti nos lleva a imitarte y a tener tu misma fe y confianza, tu mismo anhelo y amor a Dios y a los hombres, tu amor respetuoso y admirado por toda la creación del Padre. En este lunes, al ver el bullicio de la semana que comienza, danos tu amor y tu confianza.

3.- ¿Qué sacamos con saber muchas cosas? ¿Qué sacamos con ser excelentes oradores sobre Dios, la Iglesia y el mundo? Lo que importa es que «guardemos», en nuestro corazón, toda manifestación del querer divino y la pongamos en práctica. Lo que importa es que vivamos, conformes a la voluntad de Dios; que resuene el «hágase tu voluntad» en nuestra vida práctica, tal como en ti que te hiciste libremente, la «Esclava del Señor» sin que nadie te obligara.

 4.- Madre, haznos comprender progresivamente que todo lo que no es de Dios es pura vanidad y locura, si no se proyecta en definitiva a Dios. Esto no sólo vale para los consagrados sino también para los laicos, Madre, que viven una vida en algo similar a la tuya en Nazaret. La única sabiduría que no quedará en vergüenza es vivir el Reino de Dios que tu Hijo nos ha traído, vivir la familia mariana en su clima y atmósfera de vida. Por eso es que acepto despreciar a fondo la masificación y su fuerza arrolladora de innumerables brillos, que nunca dan la felicidad. Como laico(a) estoy en el mundo pero no soy del mundo.

 5.- 

a) Sí, Madre, estoy convencido que es una gran imprudencia creer que la felicidad dependa necesariamente de la riqueza económica y poner en ella mi confianza. Es una gran ignorancia creer que la gran liberación del pueblo sea una liberación económica, como raíz de toda liberación espiritual. «No sólo de pan vive el hombre sino de la palabra de Dios», dijo Jesús, al tentador en el desierto.  Es una respuesta válida para un laico(a) y para un(a) consagrado(a).

b) Por lo mismo, haznos ser consecuentes y no ambicionar honores y puestos de importancia, medallas, trofeos y el aplauso de un instante de la masa o de nuestro grupo de amigos, que masifican. No lo quiero, Madre; ayúdame a no quererlo. Que nunca me olvide que eso es pura vanidad y una gran inconsciencia. Tú nunca anduviste detrás de eso y eres «bienaventurada», eres dichosa. Vivías al lado de los que añoraban esas cosas, como mujer dueña de casa, pero nunca le entregaste tu corazón.

 c) Que tu enseñanza, Madre virginal, nos haga entender que seguir los deseos del sexo y dejarse arrastrar por ellos, no es más que una gran farsa, la gran mentira de la masa hambrienta y permanentemente ansiosa de sexo. Pan y circo, era el anhelo de los antiguos romanos, en la época del Imperio esplendoroso. Hoy es el dinero y el sexo. Nunca habrá allí felicidad, por más que se inventen nuevos vicios y perturbaciones. Eso lo experimentaron los antiguos romanos, que se transformaron en un pueblo en decadencia, por seguir esas falsas costumbres. Dios creó el sexo en la armonía del amor conyugal, como un medio natural de prolongarse en el hijo. Entonces y en ese ámbito el sexo ciertamente es bueno, aunque quede la posibilidad de un fácil desvío, por la tendencia, que nos ha dejado el pecado original.

 d) Haznos comprender, Madre, que no vale la pena ser heroicos en atraer la fama de un instante, como tantos buscan ser héroes. Que no vale la pena ser heroicos en buscarse una posición confortable en la vida económica. Más vale madrugar y luchar y ser heroicos, tomando la cruz de tu Hijo que nos da un yugo suave y hasta alegre.

e) Sí, Madre, seguir tu camino, es lo más hermoso y lo más inteligente que podemos hacer, sea como laicos(as) o como consagrados(as). Toda otra sabiduría e inteligencia no lleva más que a la gran mentira y ciertamente quedará confundida. Seguir tu camino, no es otro que seguir a Jesús, construyendo día a día su Reino acá en la tierra. Dichosos nosotros que hemos captado esta verdad. Este es nuestro gran tesoro que no nos dejaremos arrebatar.

 

Martes 1ª Semana

¿Cuál es la verdadera sabiduría?

 1.- Madre, Maestra Sabia, por la luz de Jesucristo, enséñanos para que adquiramos verdadera sabiduría. Haz que tu Oratorio esté constituido por miríadas de escuelitas marianas. Según la experiencia de todos, a los inteligentes y sabios, se les guarda un puesto de confianza y de honor. La alegría triunfante, que manifiesta una madre cuando su hijo(a) saca una buena nota o se dice de él(ella) que es inteligente, que tiene porvenir, muestra que a los inteligentes se les tiene un lugar de privilegio. ¿Es ésta la inteligencia y cultura que tú enseñas?

 2.- La verdad es que el conocimiento e inteligencia, por más que haya costado conseguirlo, de nada le sirve al hombre, si no lo encuentra conectado dentro de su fe. El verdadero sabio es el hombre justo, que vive de su fe en Jesucristo, el único Salvador, siguiendo sus enseñanzas en la Iglesia. Tú misma nos enseñas, con tu propia vida, que toda tu sabiduría humana estaba conectada y ordenada en tu fe y confianza en el Dios de la vida. Indudablemente, Madre, el hombre y la mujer más inteligente y lleno(a) de conocimientos, que está apartado(a) de Dios, vale mucho menos como hombre, o mujer que un ignorante que ama a Dios y vive de su fe en El. Es la misma fe la que va impulsándonos a superarnos de día en día y crecer mucho en ciencia, sabiduría e inteligencia

 3.- Sí, Madre, muy amada; en tu escuela mariana nos enseñas la verdadera ciencia que no deja realmente avergonzado. Tu pobreza de Belén te unía al Padre Providente, te unía al Padre que transopera en todo tipo de realidad. A veces, la pobreza intelectual nos hace confiar más en Dios que en nosotros mismos. Por eso es que quiero frenar mis deseos exagerados, que se afanan desmedidamente, en ser un(a) sabio(a) doctor(a). Demasiada intranquilidad y esclavitud por esa sabiduría me puede apartar de lo único que importa: mi fe en ti, que me une a Jesús, nuestro Salvador. Si opongo a Dios muchas palabras, brillantes libros, luminosas creaciones, éstas no me harán feliz: me llevarán por el despeñadero, en donde tantos cayeron. ¿Cómo puedo trocar a Dios por el arte o por el doctorado? De ninguna manera, Madre, quiere el Señor que descuide la realidad laical en que vivo; se trata de que Dios sea el que defina cada paso de mi vida. Tener la conciencia pura en Dios, nuestro Padre, eso sí que es dejar que el Espíritu Santo nos divinice y llene del único dinamismo que te hacía feliz. El dinamismo del intelectual por sí mismo, nunca lo hará feliz. Hazme usar de la sabiduría humana y de los discursos chispeantes, con mucho recato, como respecto al dinero. Que siempre diga, siguiendo tu ejemplo, «Hagan todo lo que El les diga». Sólo Cristo tiene la verdad absoluta, y por eso tú nos unes a El. Un(a) auténtico(a) laico(a) siempre le dará la primacía a Jesús, como guía de la vida concreta. Por más que los periódicos, radios y televisores del último grito digan lo contrario; por más que el Gobierno afirme algo distinto. Sólo Cristo tiene la Verdad absoluta. Es cierto que la pobreza material aparece como la manifestación del amor de Cristo, durante toda su vida: la forma que libremente asumió, según la voluntad del Padre. Es cierto que un rico de muchos capitales difícilmente entra en el Cielo, porque tiende a ordenar su vida en vista del dinero y la riqueza, y pospone a Dios en su vida. Tú, Reina de los cielos, jamás dejas a Dios en segundo lugar. El rico atornilla su vida en la riqueza y no está libre para Dios; si es laico es un inauténtico laico. Nos adviertes, Sabia Maestra, que también es verdad que un(a) rico(a) en intelectualidad, si no ordena su inteligencia con respecto al querer de Dios, puede desvirtuarse; su cultura e inteligencia actúan fácilmente obstaculizando la vida divina en él(ella), tal como lo vemos ahora en tantos humanistas, hombres y mujeres de ciencia ¿Dónde están los experimentos biológicos con seres humanos que se vienen haciendo en la oscuridad e impunidad de tantos laboratorios y clínicas del homicidio? Eran personas laicas que no dejaron que la ley de Cristo gobernara sus vidas; peor para ellos y tantas personas… ¡Cuántos(as) intelectuales se afanan hoy, martes, a causa de su necesidad de triunfar con su intelecto! Dios quiere dos cosas: el desarrollo de mi cultura y la expresión de mi creatividad, por una parte, y por otra, quiere también, mi pobreza intelectual: que me libere de un excesivo afán por la inteligencia. Saber que no es más que basura, en comparación con la vida divina. Madre, hazme descubrir el justo medio en mi vida práctica. Verdaderamente, tendremos que responder de todo exceso en el estudio y creatividad del intelecto, si no nos han servido en el camino de la santidad y vida divina. La vida laical exige mucha preparación y es parte de nuestra santidad; pero sin que descuidemos lo que es llamada del Señor.

 4.- Madre, no permitas que me sienta superior(a) a los demás, porque domino la ciencia más que ellos, o porque soy más capaz y tengo una personalidad más desarrollada. Madre, mi valor es grande; me siento muy valioso(a), yo valgo mucho, porque soy tu hijo(a) fiel, porque Dios está haciendo conmigo grandes maravillas; me está haciendo un hombre auténtico, una mujer auténtica un hombre o una mujer con vida divina, un santo o una santa, sea como laico(a) o como consagrado(a). Y esa vida empieza a proyectarse, paulatinamente, en los demás. Es verdad, Madre, que yo valgo en la medida de lo que soy delante de Dios. Soy su hijo(a) y nadie me quita esta dignidad sino el pecado. Mi valor y dignidad están en mi amistad con Dios. Mi alma alaba al Señor, lo mismo que tú, porque ha hecho en mí grandes cosas, viendo la pequeñez y pobreza de este(a) hijo(a), que confía en El.  Hoy, martes, te digo, Madre: mi confianza está en Dios.  Y su sabiduría, que me comunica, confunde toda sabiduría humana, por más brillante que se presente.

Miércoles 1ª Semana

Nuestra verdad

 1.- Querida Madre, tu vida nos enseña claramente, que la mayor necedad, en que podemos incurrir, es descuidar nuestra amistad con Dios. Nunca descuidaste lo que se refería a Dios, libremente te hiciste su esclava, esclava por amor. La mayoría de los hombres y mujeres, desgraciadamente, cometen un gran error, porque le entregan su corazón y todas sus fuerzas, a cosas que no son necesarias a su amistad con Dios, incluso a cosas que se le oponen y que la dificultan. Ayúdame, Madre, a ser tajante como navaja, y alejar de mí eso que me impide ser santo(a).

 2.- Aunque se tenga título de maestro(a) y de sabio(a), aunque las mayorías así lo piensen, sin Dios, nadie puede llegar a juzgar auténticamente y con veracidad, sobre las cosas de la vida. La realidad secular en que se mueve el laico sólo puede ser iluminada por quien dijo; «Yo soy la luz, el que anda por mis caminos no anda en tinieblas» Por el contrario quien pretende arrebatarle a Dios el magisterio sobre cómo vivir, es un ciego guía de ciego. Todos sus planes no llevan sino al error, como a un precipicio, por más eslóganes que produzcan, y por más aceptación que tengan.

 3.- Me enseñas, Madre, que Dios es la Verdad, y en la medida que viva unido a Él, estaré en la Verdad y mi vida será verdadera.

 4.- Es de Dios, de quien recibiste siempre, la iluminación para juzgar, con una prudencia siempre superior, a la de los sabios de este mundo, sea cuando dijiste tu sí al Arcángel San Gabriel, sea cuando fuiste a visitar a tu parienta, Santa Isabel. Es de Dios de quien recibimos la iluminación en nuestros caminos, verdaderamente fecundos para la vida. Otras iluminaciones, que nos aparten de Dios, subrepticiamente, no las queremos. Es de Dios, -lo creemos y queremos creerlo-, de quien procede la iluminación en ese paso de nuestro Desafío, para que te quedaras en nuestro Oratorio Mariano. Tú nos llamas a algo grande, a una Gran Tarea.

 5.- Quieres que ponga una gran exigencia en mi vida, una sola gran meta, que he de seguir procurando hasta la muerte, Madre mía. Tú eres santa, con la vida de Dios; yo también he de ser santo(a), con esa misma vida. ¡Afuera! con los vicios, ¡Afuera!, con el pecado y todo orgullo, egoísmo y planes engañosos, que destruyen la vida divina en nosotros.

 6.- La verdadera inteligencia es semejante a la tuya: saber que lo único inteligente, verdaderamente inteligente, es buscar, conocer y cumplir la voluntad de Dios. Por eso es que nuestra gran preocupación es saber interpretar lo que Dios quiere. Hay que meditar, una y otra vez, las palabras y los hechos de Dios, tal como tú, guardándolos al modo de un tesoro, el tesoro más precioso, dentro de nuestro propio corazón.

7.- Hay gente que se sabe de memoria la vida y hechos de los artistas y los astros del deporte; hay gente que se sabe de memoria los hechos de la política nacional y mundial: esos hechos son importantes. Normalmente se ganan la vida estudiándolos. Desgraciadamente, algunos de ellos se ignoran a sí mismos y viven neciamente toda una vida. Interpretar lo que Dios quiere, exige que nos vayamos conociendo a nosotros(as) mismos(as), hasta llegar a una cierta maestría. Esa es la sabiduría de la vida. De nada me sirven muchos datos y conocimientos de la ciencia, si antes no me conozco bien a mí mismo(a), y no aprendo a interpretar lo que Dios quiere de mí.

8.- A ti, Dios no te preguntó antes de entrar al Reino de los cielos, cuantos libros de la Ley te habías aprendido de memoria. Dios te preguntó (y quedó respondido de inmediato) si habías cumplido su voluntad. Madre, ¡oh María!, que no me quede en detalles, sino que vaya al núcleo de nuestro amor y al centro de la prudencia para vivir.

9.- Nuestro Oratorio, al servicio del Pueblo humilde, pobre y desvalido, como todos los pobres de todos los tiempos, será glorificado como en tu Asunción y será verdaderamente inteligente si sigue tu camino, de hacerse «Esclavo del señor». Sí, Madre, en este día miércoles te digo: cuenta conmigo, soy tu esclavo(a), libremente, nadie me fuerza, soy tu esclavo por amor.

 

 Jueves 1ª Semana

 Hijo(a), te enseñaré a ser prudente

1.- Hijo(a) mío(a), te enseñaré a ser prudente con la prudencia de mi Hijo.

 ¿Por qué crees todo lo que te dicen? ¿Por qué le haces caso a la propaganda o a lo que hace la mayoría?  No hagas todo lo que se te ocurra, aunque te parezca muy noble y hasta inspirado por Dios. Examina primero con calma las posibilidades y si puedes, déjate aconsejar por otros, aunque los creas menos inteligentes que tú. Después saca una conclusión, según lo que creas en conciencia qué es el plan de Dios. Y el Señor estará transoperando, por tu propia inteligencia, lo que quiere decirte.

 2.- Muchas veces, ciertos sentimientos y ciertos impulsos a la acción no son de Dios. Por eso es que yo meditaba, cuidadosamente, todo lo que mi Hijo decía, como mi mayor tesoro. Dios mismo me guiaba a descubrir en todo su santa voluntad, en todas las circunstancias y situaciones de la vida.

Muchos sentimientos e impulsos interiores no son de Dios. Te parecerán muy hermosos y hasta románticos, pero Dios no quiere eso de ustedes; se trata en el fondo de una tentación que viene del orgullo y del ansia de valer nunca satisfecha, que les ha dejado a ustedes el pecado original.

Dios mío, mi Salvador, por pura misericordia, impidió en mí esa culpa desde la concepción; me hizo Inmaculada, sin pecado, sin mancha ni nada similar. Él quiere librarlos, por mi intermedio, de esas consecuencias funestas.

Es en ese orgullo y ansia de valer, fuertemente insatisfecha, es en la cobardía, en la flojera y en la falta de amor, por donde el Enemigo los tienta. Él y sus secuaces encuentran sus tretas para desviar los impulsos y sentimientos hacia un camino de perdición. Ellos son los maestros de ese juego; pueden jugar con ustedes, hacerles creer ingenuamente que van muy bien, que salen ganando; pero, a la postre, no es más que perdición. Hijos(as) míos(as), aprendan a ser prudentes, con la prudencia de mi Hijo.

3.- No emprendan nada que no corresponda a su conciencia y a la conciencia permanentemente rectificadora, que el Espíritu Santo dirige por medio de la Iglesia jerárquica, en el oficio dado a San Pedro, hasta el fin de los tiempos. No emprendan nada que esté en contra del querer y sentir de la Iglesia, en sus legítimos representantes, el Santo Padre, el Papa y los obispos en comunión con él.

 4.- Hijos(as) míos(as), Jesús quiere que ustedes formen y dirijan su prudencia, guiándose por el Espíritu Santo. Su conciencia personal descubrirá cómo proceder, al observar las leyes inscritas en las mismas cosas que ha hecho nuestro Padre, y que enseñan al hombre cómo debe comportarse ante ellas.

5.- También los acontecimientos revelan una dirección en el obrar de Dios. Nada ocurre por casualidad, siempre hay detrás una causalidad.  Ustedes deben aprender del curso de la historia personal y familiar, de la nación y del mundo, en el que Dios transopera, mediante los mismos hombres, promoviendo el avance o permitiendo el mal; de allí también saca Dios provecho en la construcción de una humanidad que avanza hacia el Reino de los Cielos.

6.- De pronto, ciertos anhelos van a actuar en sus vidas; son anhelos sanos, como una brisa queda o un viento muy fuerte.   Y allí está Dios, a quien hay que saber escuchar. El príncipe del mal trata de hacer lo mismo; si examinan bien sus sugerencias, verán que son de perdición. Los deseos de Dios no se contradicen ni con la Biblia ni con la enseñanza de la Iglesia

 7.- Dirijan su conciencia, especialmente, por la autoridad competente. Dios quiere que arreglen todo en comunidad; los que se manejan solos, normalmente, caen en el peligro y el enemigo puede jugar con ellos. Hijitos(as): no se dejen arrastrar a hacer la religión a su manera; no se aparten de la verdadera Iglesia, que está dirigida por el sucesor de San Pedro.  Déjense aconsejar por hombres y mujeres sabios, incluso obedézcanles, cuando ellos(as) tengan la autoridad. Porque no hay peor juez que el que dirime en causa propia.  Y más ven dos pares de ojos que un solo par.

8.- Ustedes que aspiran a la santidad, no se dejen conmover fácilmente por las opiniones naturales y por el criterio de la masa, que les proponen amigos(as), parientes y hasta gente mayor.  Muchas veces, hay allí una trampa del enemigo que los lleva a alejarse del querer de Dios. Nuestro enemigo sabe muy bien que ustedes están inclinados al mal, sean laicos(as) o consagrados(as), y por eso, muchas veces, sus opiniones están erradas o conducen al mal, muchas veces son dadas por motivaciones secretas. Por eso, piensen, hijos(as), que allí entran muchos errores y no hay que dejarse llevar por opiniones que en algo se separan de las enseñanzas de la Iglesia. Hijos(as) míos(as), aprendan a ser prudentes con la prudencia de mi Hijo.

Viernes 1ª Semana

 Madre de la palabra.

1.- La Escritura Santa dice de ti: «María guardaba estas palabras meditándolas en su corazón».  Amarte a ti, sin amar a Cristo, es imposible; porque lo que más quieres tú, es unirnos a Él, que es el único mediador entre Dios y los hombres. Especialmente, quieres unirnos a sus palabras: «Hagan lo que Él les diga», le dijiste a los sirvientes, en esas bodas de Caná. Ahora, nos dices lo mismo: estudien y mediten bien, lo que mi Hijo les enseña y pónganlo en práctica.

Hoy, viernes, estamos orando y pidiéndote con fe, que nos hagas obedecerte y tomar las Escrituras como lo más sagrado.  En ellas descubrimos que lo principal es que Jesús murió y resucitó: un viernes murió en la Cruz, una verdadera muerte, y resucitó lleno de vida, un domingo. ¡Ese es el Misterio Pascual!

2.- Me quieres pedir que tenga auténtica humildad para abrirme a la Escritura. Si creo que yo puedo entender, perfectamente y solo(a), lo que fue escrito hace dos mil años, soy un gran ignorante.  Perdóname, Madre, por mi orgullo equivocado. Nunca podré entender solo(a) lo que fue entregado y vivido en comunidad.

3.- No se trata de buscar en la Sagrada Escritura ideas originales y brillantes, como las buscamos en otros escritores.  No fue escrita de esa forma, para deslumbrar, sino mostrándonos la locura de la cruz, que confunde nuestro orgullo humano.  Ayúdanos a leerla, con el mismo espíritu y respeto, con la misma reverencia con que fue escrita. Los(as) consagrados(as) por estar más dedicados a sus lecturas puede que sean menos respetuosos que algunos(as) laicos(as) que han estudiado menos…

4.- Madre, ayúdanos en tu Oratorio a tener la Escritura Santa, como el libro más precioso, más que como objeto venerado, como un libro que se lee frecuentemente, día a día, sin fallar nunca, tal como tú que te alimentabas de sus palabras y no solo de pan…

5.- Madre del Pueblo, haznos comprender, por sobre los prejuicios, que no se trata de demostrar racionalmente lo que sale en la Biblia ni comprenderlo ni criticarlo: la fe no se discute, la fe es siempre un salto en la oscuridad, total o parcial.

 Creemos, no porque estemos de acuerdo; creemos, no porque veamos claro: ya no sería fe; creemos, porque Dios lo quiere, porque Él lo manda, porque sólo Él es el sabio, el que sabe toda la verdad. ¿Quiénes somos nosotros para cuestionar sus enseñanzas? Él las corroboró con milagros y prodigios; en testimonio de ello, los primeros cristianos fueron martirizados.

Madre, haznos creer y estar, como ellos, dispuestos a dar la vida, por la verdad de Cristo Jesús.

6.- Madre nuestra, nos enseñas que la fe es sobre todo querer creer, querer seguir creyendo, por más oscura que se presente la verdad a nuestra inteligencia.  Es fácil creer, cuando nuestro corazón palpita o cuando sentimos instintivamente que tú estás en nuestro Oratorio.  Eso está bien para el principio, para que se encienda la primera llamita de fe; pero creer cuando no se ve, cuando humanamente no hay esperanzas, cuando todos se van y nos quedamos solos, como Jesús en el huerto de los Olivos, en Getsemaní y el corazón comienza a desfallecer; entonces es de gran mérito creer. Seguiremos creyendo con tu ayuda, aunque todo se oponga, aunque flaquee nuestro espíritu.

La fe es como un tesoro que si alguien lo encuentra va y vende todo lo que tiene y compra el campo donde está ese tesoro. Por nuestra fe, hay que estar dispuestos(as) a dejarlo todo. Esto vale no sólo para los consagrados(as) también cuestiona la vida de un(a) laico(a).

Si es verdad que Dios existe y que Él nos quiere, entonces, la única locura, que puede cometer el hombre y la mujer, es no dejarlo todo por adquirir el Reino prometido.

En esta vida, estamos en un valle de lágrimas en que nada nos puede dejar absolutamente satisfechos. Todo acá es como entre sol y sombras, alegrías mezcladas con días grises y días tristes.

7.- Madre del Oratorio, hazme dejarlo todo, por encontrar el Reino de tu Hijo, su palabra de vida, su promesa que es vida, sus enseñanzas que llevan a la vida eterna.

En este día viernes, en que tu Hijo nos dio el ejemplo, abrazando su cruz y muriendo en ella, con la muerte reservada a los criminales; hazme dejarlo todo.  Haz que yo tome en serio estas palabras con la responsabilidad divina a que ellas invitan.

 El Padre me deja libre, puedo rechazarlo, buscar mi propia vida, perdiendo mi alma, si quiero; pero yo libremente prefiero arrojar mi vida por la borda y no buscar sino lo que Dios quiera para mí.

Sábado 1ª Semana

 Asunción.

1.- Tú vences, Madre, sin buscarlo. Tu cuerpo ha llegado al máximo de belleza y gloria

El que busca su vida, por falso amor propio, la perderá. El que pierda su vida, por amor divino, la ganará; éstas son palabras que traducen las de Jesús.

Entregaste tu vida, nada buscaste para ti; y mira, Dios te lo ha dado todo; tu virginidad se convierte en maternidad divina, completamente fecunda; incluso, te convierte en Madre de todos los hombres, Madre de los Vivientes, Madre de la Iglesia.

 No buscaste la belleza del cuerpo y ahora, Dios te ha dado una belleza que ninguna mujer puede igualar.

 En este sábado, día tuyo, ¡oh María!, con amor ardiente, te saludamos.

 2.- Cualquier cosa que el hombre o la mujer puedan buscar por falso amor propio, con un apasionamiento exagerado, lo(a) conduce al desequilibrio y tristeza de espíritu.

Lo único que podemos amar apasionadamente, sin exagerar nunca, sin que se vuelva veneno, es a tu Hijo y a ti, como seguro y camino de nuestro amor a Dios.

 El apasionamiento es necesario en la vida, sin él no se hace nada; pero todo apasionamiento, que no se dirige a Dios, es un falso amor propio, que desemboca tarde o temprano en la tristeza y desequilibrio interior.

El que busca su vida por falso amor propio, la perderá.

 Hazme, Madre, ser como tú, evitar todo desorden en mis afectos, tener una tranquilidad única cuando lleguen situaciones conflictivas, fracasos humanos, pérdida de influencias y poderes.  Y de modo similar a ti, Dios me hará victorioso(a) con una victoria que no decaerá.

 3.- Mientras más conocimiento tengo, con la experiencia de la vida, constato que los ricos(as) y los(las) soberbios(as) nunca están satisfechos(as); siempre esperan, más y más, riquezas y éxitos, sea que deban defender lo ganado o que tengan que ganar más, por causa de la competencia.

 Quien acepta a fondo su pobreza y su humildad, vive en una paz y tranquilidad que nada ni nadie le puede arrebatar.

En nuestra época, difícilmente existen los pobres, los verdaderos pobres de corazón.  La civilización actual se ha encargado de inyectarle avaricia y ansiedad económica y ansiedad de éxitos a todo el Pueblo. Los avaros de nuestra época no guardan dinero debajo de su cama como antiguamente, pero almacenan capitales, a como dé lugar, perdiendo la tranquilidad y la paz del espíritu. Los avaros de nuestra época son los frustrados que viven anhelando nuevos y nuevos objetos o están en las masas del Pueblo, deseosas de dinero para comprar lo que la propaganda les hace anhelar como necesidad y condición para ser felices.

En esto culpamos, Madre, a los medios de comunicación, que engañan al Pueblo con ciertos spots y slóganes, haciéndole quedar permanentemente insatisfecho.

Para los(as) jefes(as) del mundo, la pobreza es el azote que hay que erradicar definitivamente de la humanidad.

 4.- Nosotros, Madre, no estamos fuera de peligro. Todos a nuestro alrededor nos exigen meternos en la carrera del progreso económico y del avance en los éxitos. Fácilmente tenemos que hacerles concesiones, que nos arrastran a apasionarnos, desmedidamente, por la riqueza y el éxito. Y de pronto, hemos cambiado la meta de nuestra vida, hemos cambiado el reino de Cristo por riquezas y éxitos, que dejan a la postre, vacíos.

Madre de Nazaret, tú que lidiaste, día a día, con las necesidades materiales del hogar, quieres que nosotros luchemos por lo económico y por el éxito relativo, pero en ningún caso, como la meta de nuestra vida, Así como tú, respecto a lo económico, luchaste porque Dios lo quería de esa forma, y mientras lo quiso; así también nosotros queremos luchar.

5.- Hasta el fin de los tiempos, habrá pobres con nosotros. Los pobres son de Cristo.

 

 REFLEXIONES DE LA SEGUNDA SEMANA

 Domingo 2ª Semana

Hermanados para alabar a Dios.

 1.- ¡Qué bueno es estar los hermanos unidos! Pero si es para alabar y bendecir al Señor, entonces sí que es bueno, pero muy bueno. Se parece, entonces, al Cielo. La Iglesia se reúne contigo, Madre, para adorar a Dios.

 Todo viene del Señor y qué injusto e inauténtico es no dar gracias con toda el alma al Padre, de quien todo procede. Nosotros tenemos la alegría de que el Evangelio, la Buena Nueva, ha llegado a nosotros. Y por eso, más que reunirnos a debatir asuntos apasionantes, como sucesos políticos o deportivos o de ciencias y nuevos planes, nos hemos reunido a alabar al que es Feliz, a El que es El que es. Nos hemos reunido a alabar al que es la Felicidad misma.

 2.- Contigo, Madre, la oración llega más; no es que tú seas más importante que el Señor; (¡tamaña herejía!), sino, porque el Señor mismo así lo ha dispuesto. Nunca se ha hecho en el universo, una oración, después de la de Cristo, Jesús, como el día de la Anunciación, en que la tierra, por ti representada, atrajo al Rey, al Dios-con-nosotros. Nunca, Madre, fuera de la oración de tu Hijo, se ha orado como cuando en el Cenáculo, oculta entre los apóstoles, extendías tu corazón hacia el Cielo; y vino el Espíritu Santo, a confirmar a los que eran débiles e impedidos para el testimonio verdaderamente heroico.

3.- Hoy es domingo, hoy en verdad queremos orar. «Padre nuestro», diremos, desde lo hondo de nuestras raíces vitales. Como un grito del alma, contigo, Madre Santísima, para santificar su nombre, para pedir todo lo necesario para nuestra vida del espíritu y del cuerpo; sí, hasta el pan cotidiano. Y diremos: «perdónanos nuestras ofensas» porque siempre ofendemos, Madre, al Señor con nuestras faltas; y perdonaremos, porque siempre nos ofenden y nos pasan a llevar nuestros derechos, sí, nuestros derechos humanos.

 Contigo, Madre, el Padre Nuestro se vuelve más familiar, es que hablar con el papá resulta mejor, cuando también está esa mamá tierna que nos cobija.

 4.- Alabar a Dios por nosotros mismos sin Cristo, es imposible: «Sin mí, nada podéis hacer». Si no estamos unidos, indisolublemente unidos a Cristo, no hay alabanza al Padre, no hay santidad y la autoeducación no pasa de ser un engaño y una quimera; solo en Cristo hay salvación.

Únenos a Jesús, Madre buena, átanos con atadura tan firme que nada pueda desatarnos de Él. Prepara, María, prepara nuestro corazón en este domingo en que El viene, en que su presencia se hace especialmente intensa en la Eucaristía, misterio de su amor crucificado pero también triunfante.

Vence en mí, ¡Jesús! Vence en mí y en mis hermanos(as), con María, tu Madre; te quiero, te amo, ¡oh mi Señor! Nunca podré amarte como Ella; ¡qué ternura y qué obediencia!

Madre mía, en este domingo, quiero hacerme, con toda la Iglesia universal, un(a) esclavo(a) de Jesús. Donde Él quiera, cuándo y cómo quiera y todo lo que quiera. Esclavo(a) por amor.

 La Misa no es otra cosa que el misterio del amor, en toda su amplitud y complejidad. El Hijo se entrega al Padre, a tu lado, Madre del Gólgota. Su muerte tremenda hace patente la elocuencia de su amor.

Pero es amor por nosotros al mismo tiempo. Porque servir al Padre es servirnos a nosotros, aun con escupos y tormentos, con clavos y desprecios.

 5.- Hijito(a) mío(a), estoy a tu lado; así como Jesús dijo que cuando dos o tres o más estuvieran reunidos en su nombre Él estaría en medio, yo también estoy con Él junto a ustedes.

Esto no ocurre por mi naturaleza humana, aunque glorificada y vencedora de las leyes físicas que conocen ustedes en este universo, sino por el Misterio de Jesús, el Verbo Encarnado, que es mi Hijo; por su Misterio, estoy yo también presente, realmente presente.

 6.- En este domingo, estoy en medio de ustedes, orando junto a mi Hijo, en la acción del Espíritu Santo, para la gloria del Padre. Aun en las iglesias que no me conocen, por el hecho que invocan a mi Hijo, estoy yo siempre presente. ¡Si supieran cuánto los amo!

 Pero mi presencia se hace más efectiva y mi Hijo está más contento ahí donde me veneran, y, sobre todo, ahí donde me conocen y cumplen lo que Yo les digo.

 7.- Hijito(a) mío(a), muchos, en este domingo, idolatran en forma moderna, los nuevos ídolos que mi Hijo aborrece. Quisiera que ustedes los arrojen fuera, como cuando El expulsó a los mercaderes del Templo.

No vayas tú también a adorarlos con ellos. Cambia más y más; transfórmate, hijo(a) mío(a).

Verdaderamente, yo estoy contigo, y que el Padre sea glorificado hoy en tu corazón.

Lunes 2ª Semana

La soledad a que nos llamas.

1.- En este lunes, Madre, se agita la gente nuevamente, dejando atrás el letargo y el descanso dominguero. Una nueva semana comienza. Es la vida con sus múltiples contactos, lazos de amistad y múltiples ocasiones. ¿Tras qué finalidad van los hombre y mujeres que se dirigen a sus trabajos? ¿Qué afectos mueven sus vidas?

Muchos van tras el brillo y oportunidades materiales, que descubren por el camino, entre mil amigos del momento.

Y nos enseñas, mostrándonos la Sagrada Escritura, que no manifieste mi corazón a todo hombre, que los ame a todos, pero permanezca ajeno a una familiaridad, que me arrastre por malos caminos.

Jesús, tu Hijo, enseñó que si mi mano me ocasionaba el pecado, mejor era cortarla y echarla fuera; porque más vale entrar manco a la vida, que morir en el infierno con ambas manos.  Sí, porque vivir en el odio y desesperación del infierno, es muerte definitiva. Por eso es que la enseñanza de tu Hijo, para un(a) mariano(a), incluye saber cortar ciertas amistades que lo(a) están conduciendo al mal.  Y por amor, de vez en cuando, quedarnos solos, aunque haya miles a nuestro lado, dispuestos a brindarnos risa y diversión.

 Madre, a veces, es dura la enseñanza de Dios, pero qué verdadera para quien quiere seguir lo auténtico.  

En este lunes, vamos con mis hermanos(as) a sentir un poco la mordedura de la soledad, pero será una soledad llena de paz y alegría por tu presencia, porque creemos que aceptaste el Desafío.

Tú eres mi gran amistad, nunca estoy solo(a); estás siempre a mi lado, aunque esté solo(a) una tarde de domingo o solo(a) e incomunicado(a) en la cárcel. Estás siempre a mi lado y me das una gran tranquilidad. En todas partes, puedo unirme al Oratorio, aunque esté muy lejos.

 2.- Muchos buscan amistad y familiaridad con aquellos que son jóvenes y llenos de vigor y futuro material.  La mayoría busca a su propia familia, aunque ésta los aparte de Dios. No les importa, aunque se alejen de Dios; el miedo a quedarse solos en la vida, les hace dar vueltas sus espaldas al Señor.

Madre mía, ayúdame a no ser tan cobarde, y aunque me rechacen, ser capaz de dejar padre y madre, hermanos y amigos, si el Reino del Señor me lo exige. Dame la fe, la fe invencible, que, aunque me dejen todos, nunca me dejarás solo(a), siempre estarás a mi lado, uniéndome a tu Hijo y a todos los hombres.

Muchos buscan la amistad de los ricos y de los poderosos, aunque los aparten de Dios. Pero, ¡qué tontería!; dejarte, Madre, por esos ricos y poderosos de cartón.

La verdadera riqueza la tiene sólo Dios. Muchos buscan la amistad de mujeres bellas, porque sabemos qué van buscando. ¡Qué farsa y qué mentira, cuán solos se quedan en su lecho! Ninguna gota de amor verdadero; y después del acto, ¿qué?

 3.- Es verdad, Madre, que todos necesitamos amistad, necesitamos amar, y su huella está impresa en nuestra naturaleza: necesitamos amar y ser amados.  Madre, tú me enseñas, que en esta vida hay que buscar, en primer lugar, la amistad y amor de nuestro Padre Dios.  ¡Gloria a Dios! Alabado sea su nombre, Santo, Santo, Santo.

Desde que te he encontrado, Madre Santísima de mi Señor y Madre nuestra, mi vida se ha iluminado, soy otro(a), porque he descubierto el amor de Dios, que Dios existe. No es una teoría, sino a partir de ti, es una vivencia. Estás con nosotros en el Oratorio y Dios quiere que manifiestes acá tu amor de Madre del Pueblo. ¡Viva, María! Te amo Madre, te amo con toda mi alma y tú me unes a Jesús.

 En los santos(as) encuentro amigos(as) que me señalan el verdadero camino que conduce a Cristo, la auténtica vida, que Él nos ha comunicado y enseñado. Ellos son el Evangelio en vivo. Gloria a Dios, viva Dios, nuestro Padre; alabado sea el Señor con cantos y guitarras.

 Gracias, por habernos dado una comunidad viva de hermanos(as), que está tan lejos de ser lo mismo que la masa, donde la personalidad es anulada y acomplejada, achatada, por la falta de ideales y valores. He podido encontrar sonrisas de hermanos(as), abrazos que no buscaban ningún interés comercial o político, o admiración de un instante. He podido encontrar hermanos(as) que me respetaron, tal como soy y tal como pienso, aunque no haya sido siempre lo mismo que piensan ellos. Fui respetado y me dejaron libre.

He encontrado un gran ideal y modelo para mi vida; yo mismo lo he asimilado en tu Oratorio Mariano, en este mundo lleno de valores que por transoperancia, has hecho germinar acá. Nadie me forzó moralmente a abrazar tu bandera, yo solo la he tomado férreamente en mis manos, junto a todos mis hermanos(as) del Oratorio Mariano y juntos iremos por la vida avanzando firmemente.

 ¡Qué bello es, Madre, tener estos hermanos(as)! Algunos de ellos han encontrado un modelo de vida matrimonial; tienen una(un) compañera(o) a quien respetar y querer. Me alegro por ellos, aunque sé que no es fácil estar sin caer, como tantos caen y han caído en la infidelidad.

Que mi vida les sirva de apoyo, que mi amor y mi fidelidad a ti, les sirva a ellos de ejemplo y base para salir adelante en su matrimonio, por toda una vida.

 4.- María, Madre mía, tú ciertamente sabes que mi corazón desfallece de amor por ti. Y mi amor se ha hecho grande como un océano: los amo a todos. Y a todos los hombres del mundo, en Cristo, les deseo la paz y la felicidad.

Si yo pudiera, Madre mía, ayudarlos a acercarse a ti, con gusto daría mi vida. Hazme jefe, hazme padre(madre), hazme buen pastor, que les conduzca hasta tu amor maternal que une a Cristo.

 Sólo Él puede salvar y unir al Padre, dar el bien, la paz y la felicidad. Pero, aunque los amo a todos, me voy a cuidar muy bien de dejarme arrastrar por sus falsos caminos. Es como con alguien que se está ahogando: para salvarlo, uno no puede dejarse agarrar por él, porque nos ahogamos los dos.

Con dolor, pero con firmeza, ayúdame, Madre, a no dejarme agarrar por la masificación de aquellos que amo, que amo tanto.

Esta es la soledad a la que tu Hijo nos llama.

Martes 2ª Semana

Madre de la Anunciación.

1.- Madre de la Anunciación, en un día cualquiera, en Nazaret, tal vez un martes, estabas orando tranquila, como siempre. Tu vida desde su inicio traía un rumbo que era ya maduro: no podías vivir, sin estar totalmente volcada hacia Dios.  Y estabas dispuesta a obedecerlo y seguir todas y cada una de sus recomendaciones, por mínimas que fueran.

Yo sé, Madre, que Dios me habla, día a día, también hoy, martes y así como te habló por intermedio de un ángel, (no directamente El, aunque se trataba de la palabra más importante que ha dicho Dios a sus creaturas); así también me habla Dios a través de otros.

Por eso, Madre, es que es mucho más fácil no equivocar el camino, si uno obedece al que representa a Dios. Eso fue lo que tú hiciste en el momento en que se definía para siempre tu vida y el destino de todos nosotros. En ese sentido de fe, es que obedecer siempre al representante de Dios es una gran cosa.

No se trata de adular ni servir al(a la) jefe(a) por él(ella) mismo(a). No es al(a la) jefe(a) a quien obedecemos sino a quien Dios ha puesto como intermediario(a).  Él manda autorizadamente en nombre de Dios, porque «toda autoridad viene de Dios», nos enseña San Pablo en su carta a los Romanos.

Madre Santísima, encontraste tu autenticidad haciéndote libremente «la Esclava del Señor», por amor; hazme entregarle siempre mi llave, a sus santos deseos, expresados en sus legítimos representantes.  Entonces, seré libre como tú, seré amplio(a) como un horizonte de océano, estaré por sobre mezquinos temores y falsos ritos.

2.- Algunos obedecen porque les obligan a obedecer. Lo vemos en oficinas, talleres y fábricas; cuando el(la) jefe(a) está con el genio difícil, con él(ella) tiemblan al unísono, todos sus subalternos. Se obedece por fuera, murmurando por dentro, como el esclavo atado a su rueda. Otros se entregan al jefe como a un dios favorito y cumplen sus deseos que adivinan admirablemente.

Madre, hazme echar abajo esos ídolos en mi vida, hazme ser libre como un padre, como una madre; que ame a mis jefes porque representan a Dios y esté dispuesto(a) a seguirlos pero solamente en cuanto representan a Dios.

3.- Si yo veo, Madre buena, que la mano bondadosa de Dios está transoperando en la mano bravía de mi jefe, entonces soy libre, plenamente libre, cuando le obedezco. Tú obedeciste a César que mandaba empadronarse, aunque «no convenía para quien estaba embarazada»; era un mandato injusto, según el sentir patriótico de los judíos.

 Pero Dios transoperaba en él para que se cumpliera la profecía del nacimiento en Belén. Tengo que creer que Dios me saca adelante, cuando lo hace por caminos torcidos. Y si mi superior(a) es malo(a), injusto(a) y desequilibrado(a), como le ocurrió a Jesús ante Poncio Pilato y ante Herodes, el inmoral, de todos modos, detrás de mí Viernes Santo, estará mi domingo glorioso de Resurrección. Nuestro Oratorio Mariano deberá ser siempre una escuela para entender la vida moderna de los que tienen muchos jefes sobre sí y saben salir adelante, por la fe.

También deberá ser una escuela para los que son jefes: porque todo miembro activo del Oratorio debe aprender a ser padre o madre, para crear la vida.

4.- ¿Cómo confiar demasiado en mi propia opinión? ¿Acaso soy el(la) único(a) que tiene inteligencia? Quiero aprender de ti, Madre sabia y prudente, -tú que eres mucho más inteligente que yo, y más que los más inteligentes de este mundo, (porque lo eres por la gracia de Dios); obedeciste a los hombres. Yo también quiero obedecerles y seré libre como tú.

 

 Miércoles 2ª Semana

Madre de Belén y Nazaret.

1.- Madre de Belén y Nazaret, estuviste toda una vida en medio del trajín del Pueblo, con sus pecados, vicios y discordias, pero nada de ello te tocó jamás.

Toda realidad me interesa, como a ti; me interesa todo lo que viven los hombres. Detrás de todo eso, está transoperando Dios, sus planes de misericordia y salvación.

Pero todo debe regularse y moderarse en el sano término medio. El sexo no es malo, es bueno; Dios lo creó, pero hay que regularlo con la castidad, para no caer en el vicio del sexualismo e hipersexualismo, que destruyen al hombre y la mujer. Lo económico y la riqueza no son realidades malas, pero hay que regularlas con la pobreza y con la solidaridad, para no caer en el materialismo y afán de vivir consumista, que destruyen al hombre y a la mujer armónicos y a la sociedad auténtica. La conversación y la distracción son buenas, pero hay que regularlas y moderarlas, para que no nos lleven al bullicio exagerado y a conversaciones inútiles que masifican.

 Madre Santísima, que diste el ejemplo en Nazaret, Dios quiere que yo controle y modere mi afán de pasar conversando, que evite la conversación interminable que a nada conduce.

 2.- En estas conversaciones banales lo que las está siempre motivando es nuestro excesivo afán de valer, de no mostrar jamás ningún flanco débil por donde nos puedan atacar. O mentimos autoalabándonos, imprudentemente, Madre. Esto nos hace pasar malos momentos, en que absurdamente caemos en la masa, en los valores de la masa.

Es verdad, después que concluyen estas conversaciones banales, raras veces volvemos al silencio sin sentir un peso en la conciencia, sea por haber sido vanidosos o prepotentes; sea por habernos burlado de alguien y faltado a la solidaridad, criticando negativamente por detrás, sea por haber conversado o al menos escuchado, temas vergonzosos, que entorpecen la autenticidad en la propia conciencia.

3.- La raíz de nuestra necesidad imperiosa de conversación viene de la necesidad de amor y diálogo que tiene el ser humano. Mientras el diálogo sea con personas más espirituales, el peligro de caer en la conversación es menor. Pero mientras el diálogo es con personas más corrompidas y que no pueden aceptarnos que manifestemos auténticamente nuestro mundo de valores, entonces no queda otra cosa que desviarse, ya sea alejándonos físicamente o desviando la conversación a otro tema, o por lo menos callar desinteresándonos de él.

Madre, sabías moverte como pez en el agua, entre las mujeres habladoras de Nazaret. Ayúdame, poco a poco, a aprender ese arte tan importante.

 4.- Las conversaciones con personas espirituales alientan progresivamente, en nosotros, la expresividad espiritual y las manifestaciones del Espíritu Santo. Estas conversaciones, queremos fomentarlas, porque nos ayudan a construir la Iglesia y a guiar al Pueblo de Dios. Pero, de todos modos, es necesario estar solos(as) y vencer esa necesidad tan grande de conversar. Dios bendice copiosamente este gran sacrificio hecho por amor.

En esas horas de silencio y calma, como en Nazaret, es cuando el cielo viene a la tierra y el Espíritu Santo comunica con nosotros, sus más secretos planes de amor o alienta en nosotros una fuerza que no teníamos y podemos salir adelante.

 5.- Es necesario callar y esperar; «quien mucho habla, mucho yerra». En esta elocuencia social, salen muchas ofensas contra mi hermano(a).    Claro, son enteramente inofensivas en la intencionalidad, pero no por eso menos ofensivas para el corazón. Hay tantas bromas, tantas expresiones, que simplemente destruyen. En Nazaret tú y San José aprendieron a callar y esperar; dejar que la vida fluyera hasta que se hiciera necesario intervenir, aunque después, la intervención hubiera que corregirla, como cuando el Niño fue encontrado en el Templo y le preguntaste: ¿Por qué nos has hecho esto?

Hubo que callar nuevamente. A veces, somos demasiado impetuosos y lo echamos todo a perder. En este miércoles, en medio de la semana, ayúdame, Madre, en los detalles; ayúdame a callar y también ayúdame a ser paciente para esperar. Dios tiene su hora, Él es el soberano y sabe cuándo es el momento de actuar.

La Iglesia, y por lo tanto el Oratorio Mariano, como un miembro de Ella, debe estar atento -como el rondín esperando la aurora para que termine su guardia. El Señor vendrá, el Señor no tardará. Madre tú vendrás, tú no tardarás, y contigo, vendrá ciertamente Él.

Jueves 2ª Semana

La soledad del Huerto.

1.- Estamos solos(as), nos sentimos solos(as), aunque rodeados de muchas cosas. Se siente como un hueco y un vacío; pareciera, Madre, que tú no estuvieras. O si parece que ciertamente estás, como si no fuera suficiente para darnos esa felicidad que sólo el Señor puede darnos.

En otras palabras, a veces estamos como desterrados, o como el prisionero solitario en su calabozo y en sus interminables horas esperando, esperando… nada, otro día igual.

María, Madre buena, tú también experimentaste este silencio de Dios; cuando el afecto no siente el gozo penetrante y explosivo de la Presencia. La vieja tentación de la serpiente es decirnos: «ya no crees…» No, no es que ya no creamos, sino que no sentimos… Y entonces de detrás del telón de silencio, surge tu suave llamada: «Hijo(a), ¿aceptas seguir adelante así, aunque muchos años más sigan de esta manera?»

 2.- La soledad de ese Jueves Santo, en el Huerto, en Getsemaní, también te llegó a ti, Madre del Gólgota. Toda tu vida la experimentaste, porque el Señor se encargaba de ocultarte y la gente pasaba de largo sin conocerte.  Realmente, más que cualquier mujer, «te sentiste sola e incomprendida» en el sentido más profundo. Posiblemente, yo también me siento solo(a) e incomprendido(a), no solamente por la gran masa que pasa a mi lado, tal vez despreciándome o por lo menos ignorándome, sino también me siento solo(a) ante los míos, ante aquellos que más quiero, incluso ante los mejores.

 Ayúdame, Madre mía, a construir mi vida sobre el sacrificio, sobre una fuerte disciplina. Levantarse firme, como un poderoso resorte, sin permitirse la tibieza del descanso más allá de la hora. Tratarme de tal forma que el carácter y la voluntad vayan autoeducándose, poco a poco, a tener la firmeza adecuada para salir adelante.  ¿Cómo crece esta voluntad? Crece con actos y expresiones de esa voluntad de salir adelante, siempre de nuevo.

3.- La caridad no puede ser un afecto más o menos sentido. En ese caso, el borrachito que llora, afectuosamente ante su amigo, gastándose el dinero de la familia, estaría lleno de caridad. Más que sentir, se trata de querer el bien del otro, aunque para ello deba sangrar y vencerme.

 A veces por miedo a esta soledad, oculto mis pecados y mis faltas, no quiero sentirme condenado(a); no quiero que me llamen la atención y fácilmente miento, para no mostrar mis puntos débiles o por lo menos disfrazo mis caídas y señalo otras perspectivas para que no se vean mis fallas. Ayúdame a cortar firmemente con mi orgullo, con mi ansia de valer y mi anhelo irresistible de no dejar que se vea mi debilidad al desnudo. Así no me costará tanto el día del Juicio final. Entonces todo el universo verá mi vergüenza, no habrá cómo taparla. Al mismo tiempo, se verá la misericordia del Señor. El tapará todo. ¡Él me quiere, Madre! ¡Él que es el Santo! ¡Él me quiere a mí, Madre! Él me acepta.

 4.- Ya nunca más quiero dejarme arrastrar por el miedo al fracaso ante los hombres y mis seres queridos. Tú, Madre buena, me señalas el camino: hacerse pequeño como un niño. ¡Están tan cerca del suelo los niños, que, si se caen, no es mucho! Pero los grandes cuando caen, es demasiado fuerte.

¡Tú eras pequeña ante Dios!, no había en ti ninguna ansia de valer como mujer, ante tus compañeras. Haz que no tengamos ningún encumbramiento que esclavice a la fama y al triunfo, o a la opinión que tengan de nosotros. Y si los míos deben ver mi debilidad, que pudiera ser un mal ejemplo para ellos: mejor ejemplo es que me vean tal como soy, humilde y humillado(a), pero con mi confianza puesta en el Señor, igual que Tú, Madre.

5.- Estar solo(a) es estar contigo y estar contigo es nunca estar solo(a). Siempre quiero estar contigo. Hasta la vida eterna. Amén.

Viernes 2ª Semana

Yo soy la Verdad.

1.- Las palabras son importantes, si orientan la vida, pero si se quedan en la pura letra, sirven tan solo para lograr un puesto en medio de los hombres.  Eso ya lo hacían los sofistas, (unos filósofos griegos antes de Cristo) que vendían la verdad; era un negocio más para ganarse la vida. La verdad no era otra cosa que lo que le conviniera al hombre. Lo mismo podía demostrarse o podría refutarse. Pero los sofistas fueron la decadencia de la filosofía; nunca había decaído tanto el pensar humano, como con los sofistas, que desintegraron todo principio de verdad, en el uso de la retórica, con el fin de ocupar oficios influyentes en medio de los hombres.

 2.- San Pablo dijo que la letra mata y el espíritu da vida. Madre querida, haz que de entre nosotros salgan miles de predicadores(as), pero que no se queden en poner pesados fardos a sus hermanos(as), sino que lo que prediquen, estén tratando, al menos, de cumplirlo. Lo demás es hipocresía; si yo ni trato de cumplir, ¿cómo puedo atreverme a predicar de eso? ¿Acaso no temo a Dios que me está mirando?

3.- Madre mía, muy querida, la palabra del Señor es viva y es eficaz; porque la palabra de Dios se cumple y el Señor vencerá, sobre todos sus enemigos, como ha vencido plenamente en ti.

San Pablo, predicándole a los Romanos en su carta, les dice, que «si el Señor está con nosotros, ¿quién contra nosotros?»  Ni las tinieblas, ni los poderes del mundo, por más poderosos que sean, podrán oponerse a la palabra de tu Hijo, que necesariamente se cumple.

Tu palabra se ha manifestado, también en la vida de nuestro Oratorio Mariano; nos has invitado a ir al mundo para incendiarlo, ir a todo el Pueblo a evangelizarlo. Yo creo ciegamente, Madre, en la palabra de tu Hijo.

 4.- Con razón nos dijiste con plena claridad: «Hagan todo lo que mi Hijo les diga», y esta palabra también se nos manifiesta hoy; crece hoy en nosotros, como la semilla que cayó en buena tierra, esperamos. Para que su palabra triunfara en mí, fue necesario que el Señor la hiciera eficaz con su muerte y su Resurrección.

Nuestra alma se llena de paz, de una tranquilidad única. Se nos suscita un tremendo deseo de ser solidarios(as) con los pobres y con los que sufren. En ellos se dibuja el rostro de tu Hijo.

 5.- Querida Madre, con los ojos del espíritu, veo a tu Hijo sangrando en la Cruz. Hoy, viernes, la Palabra se nos manifiesta hasta qué punto nos ha amado. ¿Quién soy yo para que mi Dios haya muerto por mí?  Gracias, gracias, Madre de la Palabra; que el Señor me ayude junto a todos mis hermanos(as).

Su palabra es viva y eficaz, y en el Tabor transfiguró todas las formas humanas, hasta las vestiduras las dejó resplandecientes, (como ningún lavandero pudiera, en todo el mundo, blanquearlas). ¡Su palabra es viva y eficaz, aunque penda del madero!

Sábado 2ª Semana

El viaje.

1.- Querida Madre, Asunción en cuerpo y alma al cielo. Es claro que la vida no está hecha para acá. Si no fuera así, Jesús lo habría dicho claramente. Sin embargo, dijo: «mi Reino no es de este mundo». Lo dijo y no lo negó. Aunque todos los teócratas se rasguen sus amplias vestiduras, los fariseos en primer lugar. Estamos en un viaje que tal vez nos cansa o nos divierte, en parte. ¿A dónde va a llegar, Madre, el tren de nuestra vida?

Tú eres el libro abierto de Dios; en ti quedó clara la obra del Hijo. Si te resucitó, si te llevó al Cielo, sin que tu cuerpo conociera la corrupción; entonces es claro que también la Iglesia tendrá que ser asumida al Cielo, en cuerpo y alma, cuando llegue el día del Señor.

 2.- Madre mía, que nada me turbe y que nada me espante, en este tremendo viaje vertiginoso y lleno de sorpresas.   Estamos contigo lanzados a la existencia; Sí, pero de la mano del buen Dios, aunque el abismo del sepulcro espante de día y espante de noche. Jesús tiene que vencer, ciertamente de todos sus enemigos, del pecado y de la muerte.

Dios no hizo el pecado ni hizo la muerte primera ni menos la segunda. Es el enemigo quien lo ha hecho. Madre mía, en este día sábado, quiero entregarme ciegamente a ti; consagrarme por entero a ti. Que tú domines con tu amor de Madre, todos los pasos de mi vida. Ya nunca más quiero planear en mi vida y en mi familia, sino lo que tú misma quieras.

 3.- ¡Ay amor!, ¡María, amor! Hoy es sábado; embelesado está el aire, y hasta los muebles con tu presencia. ¡Huerto y jardín amoroso de Dios! En ti, amor mío, se me caen todas mis máscaras y aparezco yo, el(la) mismo(a) de niño(a) cuando lloraba y tenía miedo, cuando me iba a dormir, pensando en mis juguetes y quizá qué aventura.  Aparezco el(la) mismo(a) de mis primeros años, incluso antes de mi adolescencia, sin máscaras, Madre, el(la) mismo(a). Eres el canto más suave.    Hoy sábado, hay una como inquietud, como volar de pájaros. Hay bullicio y estás tú, amor, María. Tú te revelas como amor que llega al(a la) hijo(a) pequeño(a) y lo(a) va educando, poco a poco.

 4.- Sí, hijo(a) mío(a). Hoy es sábado, y Jesús, mi Hijo, manifiesta en mí su fulgor, como el sol sobre la luna. Él, es el más fanático de mis marianos; nunca podrán competir con el amor que Él me tiene.

Por eso, hijitos(as) míos(as), no teman amarme demasiado; Él me ama más aún. Mi Hijo no pierde nada con que me sientan más cariño, incluso quizá, hasta más que a Él. Todo lo que hay en mí, es sólo de Él. El Padre fue tan maravilloso; que ya no existía yo, sino lo que mi Hijo hacía en mí; me hizo su Esclava. Qué feliz, qué feliz soy. Todo para ustedes, hijitos míos. Acérquense a beber del torrente suave del amor, que el Padre y el Hijo han hecho brotar en mí. Es el mismo espíritu de Dios que brota en mí. Yo nada he hecho sino solo decir sí, a esta obra grande de mi Dios. No teman seguir mis caminos, porque no son otros que los caminos predilectos de mi Hijo. El podría hacerlo sin mí, pero no quiere, sino que la Iglesia se refleje en mí misma; hasta que llegue a convertirse en mí, «la mujer vestida de sol».

 5.- Nada hay que deteste más que el pecado y la desobediencia de mis hijos(as). Si ustedes supieran experimentalmente lo horrendo que es el pecado, vivir alejados de Dios, el Amor, ustedes no podrían soportar el llanto y amargura de estar lejos de nuestro Padre, ni aunque fuera por un minuto.

Hijitos(as) míos(as), marianos(as), permanezcan junto al Santo Padre, en la Iglesia, en que él está a la cabeza, en él y con él. Permanezcan en los sacramentos y vuelvan siempre de nuevo, cada vez que caigan; la misericordia de mi Hijo es inagotable. Pero odien el pecado, es lo peor; no se puede pecar y estar con Dios al mismo tiempo. Huyan del pecado; es peor que enfermedad incurable, es peor que estar hecho pedazos y peor que la peste, es más terrible que ser torturado. Es un incendio devastador que destruye todas las formas de la Vida. Es como un terremoto o un cataclismo, es gran llanto y desesperación. Vamos de viaje; no se olviden, hijitos(as) míos(as).

REFLEXIONES DE LA TERCERA SEMANA

 Domingo 3ª Semana

 Cíñete la espada, valiente, rumbo al día del Señor.

1.- Madre mía, me has llamado a ser compañero(a). Ciertamente no soy digno(a) de participar con San Juan, en la voluntad de Cristo de recibirte en nuestra casa y llevarte, hasta el fin del mundo, a todos los pueblos, para que te conozcan, y así conozcan al Hijo de Dios.

 2.- Tarea, sin embargo, riesgosa, tarea que implica un respaldo total. Esto se respalda con la vida y de por vida, o mejor no seguir adelante. Tú eres mi Reina, y sé que esta batalla es hasta las últimas consecuencias; porque tu adversario no quiere otra cosa que destruir la obra de Cristo y tiene poder para tentarnos fuertemente… pero nunca más allá de nuestras fuerzas.

Por eso, Madre mía, danos ánimo a mis hermanos(as) y a mí para seguir este combate que significa una decidida audacia, un salto mortal en la oscuridad.

Aunque muchos fallen a mi lado, yo quiero seguir, Madre mía, aunque me cueste, aunque todos fallen.

La dureza radica, Madre Santa, en que, humanamente, no se puede estar seguro de poder tener éxito y de no quedar necesariamente en vergüenza. Y no por ser flojo(a), sino por confiarse en el Señor. Ocurre así: es como Jesús que tuvo que pasar necesariamente por un fracaso tremendo, después de haber sido alabado el domingo de Ramos: «¡Hosanna al Hijo de David!». Todo un pueblo despreciándolo, gritaba: «¡crucifícalo, crucifícalo!» Esto es peor que simple desprecio, esto es odio.  Y es un odio más doloroso porque proviene de aquellos a los que se les ha hecho siempre el bien. Hay un desprendimiento sin medida.

 3.- Madre mía, por favor, ayúdame a encontrar a Jesús y a hacer todo lo que Él quiera, aunque seguirlo sea demasiado duro; aunque por seguirlo, mi cuerpo llegue, mil veces, a gritar: ¡no quiero!

4.- Madre, hoy es domingo, día dedicado al Señor; la Iglesia se alegra en ti, mujer vestida de sol, obra predilecta del Padre. Contigo, aunque muy duro, el camino se hace más fácil; todo es más llevadero contigo, aunque no por eso me voy a librar de abrazar la cruz de tu Hijo.

Miro a tus ojos, como dos estrellas o dos cristales bellísimos, tus manos límpidas como pan y leche, repartiendo amor, siempre inagotablemente, repartiendo amor.

5.- Y así como respondió San Pedro a Jesús cuando Él les preguntó: ¿»Y ustedes también quieren irse»? El respondió: ¿A dónde iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros, Madre tierna, aunque crucificado es el camino, no podemos dejarte, no queremos dejarte; aunque mil veces fuera necesario morir para poder mantenernos a tu lado.  Tú nos aseguras, una perfecta unidad con Jesús, tu Hijo amado: sin Él, ¿qué sentido puede tener vivir?  ¿vivir para qué?  El tremendo absurdo sin ti, lo has evitado en mi vida, querida Madre. ¡Qué linda resuena esta frase, en este domingo! «querida Madre».

 6.- Cíñete la espada, valiente, porque estás invitado(a) al combate entre los jinetes del Apocalipsis.       Diez mil caerán a tu izquierda, mil a tu diestra, pero a ti nada te ocurrirá, porque el Señor no permitirá que un solo dardo enemigo te toque. Todas sus flechas y tentaciones se van a quebrar contra el escudo de María. ¿Qué puede hacer el gigante Goliat, con todo su poder; aunque mil veces deba pelear con el pequeño y desvalido David?

 7.- Si el Señor está con nosotros, tendrá que ser derrotado el mismo demonio de siempre, por la mujer vestida de sol. ¡Cíñete, pues, la espada valiente! Atrévete, apenas surja el convite de Dios para hacer cosas que van en el sentido del Reino. Atrévete, valiente.  Haz un voto y haz una promesa, de no perder nunca más ni un minuto de tiempo, si algo puedes hacer por el Reino. Es una gran audacia, un riesgo tremendo; es tomar todos los caminos, lanzarse a mil aventuras, ante las cuales parezca humanamente una locura construir la Iglesia. Allí donde nadie se atrevería, el Señor siempre está susurrando sus planes osados, hechos para los valientes. Atrévete, hijo(a) mío(a), quiero hacerte un hombre (una mujer) histórico(a).

 8.- Tú que eres débil, muchos no creen en ti y no darían ni media esperanza que yo pueda hacer algo por medio de ti; ¿crees tú que por eso no puedo hacerlo? Por medio de una niña, en 1429, por medio de Juana de Arco, libré Orleans de los ingleses. Un siglo después, Inglaterra caía en el error de apartarse de Roma, y del papado, estableciendo una iglesia independiente de la Iglesia Universal, la Iglesia Católica.

 9.- No tengas miedo, hijo(a) mío(a). Voy a atreverme, Madre, a hacer cosas, todas aquellas que tú me insinúes, Madre mía. Mientras no me lo prohíban mis superiores, voy a atreverme, Madre mía. Porque no me he entregado a esta vida apostólica para vivir alejado de ti, para encerrarme en el mutismo del demonio mudo o en la inactividad y falta de vida. Es la audacia de los santos(as), audacia de los(las) que han creído frente a todo tipo de inseguridad humana; audacia de iniciar cosas que nadie se atrevería a iniciar; audacia de ser santos(as), Madre mía.

 10.- Tu Hijo lo enseñó claramente: «Fuego he venido a traer a la tierra, y ¿qué he de querer sino que arda?» Es como un potente grito, un llamado a la vida, un llamado a la acción. Surge tu voz de Madre, indicándome el camino de tu Hijo: cíñete la espada, valiente. Anda, hasta las últimas consecuencias, hijo(a) mío(a); entra por la puerta estrecha; toma el yugo de mi hijo.

 11.- «La semilla que no muere no puede dar fruto». Sé firme, sé valiente. Vive en la fuerza del Espíritu Santo; toma la cruz de mi Hijo, y el camino, aunque duro y empinado, no será de muerte; ni quedará definitivamente vencedor mi enemigo.  Porque mi Hijo ha vencido, mi Hijo ha vencido al mundo. Ha resucitado verdaderamente, ha resucitado. ¡Alabado sea Jesucristo! Cíñete la espada, valiente.

Lunes 3ª Semana

 Felices los pobres de espíritu.

1.- Madre Santísima, Madre de Belén y Nazaret, Madre, nos enseñas claramente, con tu propia vida, Virgen pobre, lo que tu Hijo nos enseñó sobre los pobres.

 2.- «Hoy, miro mi propia historia y veo mi gran desvalimiento, cómo fui humillado, me sentí hijo indigno, me sentí el peor, entre mis hermanos. Incluso me lo dijeron: “que iba a ser el causante de la muerte de mi madre». Reflexiono con nuestro Cáliz; ¿de qué miseria me sacó también a mí? Querida Madre, que pertenezco a esta familia, marcada por este cáliz, que estoy entregado(a) como consagrado(a) o como laico(a) en el Oratorio Mariano.

3.- Vuelvo, nuevamente, a sentir el aguijón temido de la derrota: siento con tanta fuerza el peligro de estar totalmente errado. Me siento pobre, muy pobre; si nuestro Padre me dejara, ¿qué sería de mí y de todos los míos que El, en su misericordia, me ha regalado. ¡Es mi incertidumbre, en la fe, sobre el Oratorio Mariano! He sentido el vértigo y mareo del abismo y vacío tremendo. ¿A dónde vamos a parar si me he equivocado?  Eso, especialmente, lo sentí cuando me veía urgido a retirarme de la comunidad que tan generosamente me había acogido. ¿Qué certeza podía tener yo, que el Oratorio es mi camino?

Mi incertidumbre de fe venía por esas preguntas sinceras, pero hondamente lacerantes, mi querida Madre, tú que me ayudaste a salir adelante en esos momentos álgidos.  ¿No sería todo un diabólico orgullo de mi parte, buscando una obra humana, hecha por mí mismo, en la que pudiera proyectarme? ¿No estaba buscando, Madre, ese terrible apetito mío de valer, de ser considerado en más? Me he sentido pobre, completamente inválido, en la vida espiritual. ¡Y, sin embargo, tan bendecido! «¡Felices los pobres de espíritu!»

Madre, nuestro fundador se sintió desvalido totalmente, ante su fundación. Yo a veces, sea como consagrado(a) o como laico(a), me quejo de mis pobrezas; hazme seguir luchando cueste lo que cueste.

 4.- Madre mía, Madre que fuiste rechazada de puerta en puerta, cuando buscabas albergue en Belén. Me siento pobre y muy pobre; que nuestro Señor tenga piedad de mí, si me he equivocado, y generosamente me saque del abismo y de la derrota. Confiado en ti y a tientas en la semioscuridad, he visto una y otra vez el dedo de Dios en nuestro Oratorio. Seguramente, porque somos pobres, debemos ser una obra muy predilecta. ¡Aleluya, viva, viva el Señor! ¡Que canten con todas sus fuerzas, que griten, si es posible! El Señor es nuestro Dios y el Oratorio Mariano es una de sus obras; El habita en medio nuestro. ¡Viva María, viva!  Te amamos mucho, Madre Santísima. ¡Viva María! ¡Con más fuerza! Ahora te diré, Madre, que la pobreza exterior no parece tan difícil. Hasta me gusta dormir tirado en el suelo y comer pobremente lo que me cocino. Pero a todo eso, mi experiencia me dice: «Nada me turbe, nada me espante» porque el Padre por medio de ti, Madre, siempre me saca adelante.

Estas vivencias del Cáliz del Padre son también mis vivencias, ya sea como laico(a) o como consagrado(a); son las constataciones de la Iglesia. Una y otra vez, la historia me lo ha corroborado; siempre de nuevo, salí adelante, aunque todos me presagiaban derrota tras derrota. En mi familia, desde niño vi el éxito de mis hermanos, que para mí era inalcanzable. Mis notas hacían presagiar que yo era tonto o flojo: quizá las dos cosas. Así me parece que puedo pertenecerte mejor. Mientras más pobre y derrotado, siento más aun el gozo de tu cercanía, Madre. ¿No es ésta la vivencia de la Iglesia a lo largo de los siglos?

5.- Incluso, mi pobreza está en renunciar, si Dios lo quiere, a ser pobre. Él es la medida de todos mis anhelos. He aquí el esclavo(a), libremente sometido, por amor, esclavo(a) del Señor. Que me crean un millonario, que todos los pobres abominen de mí, como enemigo(a), si eso le agrada al Padre. Mientras Él lo quiera, te sigo pidiendo, Madre, la dicha y el dolor de ser pobre, como tú en Belén y en tu casa de Nazaret.

6.- «La esposa del César debe no sólo ser pura sino parecerlo». Un apóstol de los pobres no sólo debe ser pobre sino ser signo de pobreza. Por el bien de los míos, haz Madre, que hasta el fin de los tiempos resplandezca, en mí y en ellos, el signo de tu pobreza mariana.

Que, así como tu Hijo fue pobre, siendo el más rico, nosotros nos desprendamos, libremente, por amor, de todo aquello que un(a) pobre no puede tener. Sólo tengamos lo que estrictamente es útil y necesario para el apostolado, siempre que eso mismo tenga el signo de la pobreza.

 Es un buen testimonio que nos das en el Cáliz del Padre, que yo también asumo desde mi realidad cotidiana, tratando de ser pobre con un testimonio válido para el pueblo.

 7.- Pero la pobreza verdadera, la más auténtica, es la que tú me quieres regalar. Esta es la pobreza que brilla, como una novia engalanada, ante los ojos de Dios. La pobreza y desprendimiento, que me regalas, es que sólo tu voluntad, Madre, sea mi regla de vida. Que sea pobre, dispuesto, como Abraham en el Monte Moriah, a quebrar y sacrificar todo aquello que Dios me pida, incluso aquello que se haya ido tornando en mi punto de apoyo y baranda de mi vida; aunque sea para mí como el trapecio para el trapecista, al que se aferra con todo su ser.

Aunque yo había renunciado a lo más querido, a tener bienes espirituales, aunque yo había buscado ser tenido por inepto, por un incapaz, por un enfermo mental y un loco, por un mediocre y un cobarde, por un incapaz de organizar nada, por un traidor; me has llenado de bienes. ¡Bienaventurados los pobres! Y yo había renunciado a tener éxitos con la guitarra y con la mente; había renunciado a ser un fundador, a ser un guía en el camino; tú me has dado tanto y tanto.

Nuestro fundador recibió esta gracia para toda su obra: el don de estar libre, auténticamente libre, de tantos bienes humanos y así entregar verdaderamente la llave de la vida. Vale para laicos y consagrados. Esa renuncia interior fue un anuncio del 3º Desafío.

 ¡Oh, Madre mía, oh, hermosa mía!, en ti está mi alegría; tú me entregas a mi Dios, hecho hombre. ¿Existe acaso una pobreza, más llena y abundante de riqueza? ¿Hasta cuándo durará este juego de amor? Si quieres quedarte definitivamente con lo que te ofrecí antes y que me lo devolviste lleno; alegre, Madre, muy alegre, te digo: acá está la llave, tómalo todo y dispón de mí y de mi vida.

 8.- Madre, si quieres quitarme los grupos que me diste milagrosamente en el transcurso de estos años; si quieres que se vengan abajo, como esas comunidades fundadas por San Pablo, acá te lo entrego todo. Haz lo que quieras de mi vida y de mis hijos. Te pido, eso sí, como voluntad de un padre, que siente compasión por ellos, hasta las lágrimas, no me los dejes extraviar. Que los salves por cualquier camino, aunque sea pisando sobre mi propia vida, como los que pisan en el lagar, aunque sea alejándolos de mí.

Si le regalaste esta gracia al Cáliz del Padre, yo también quiero amar, amar desinteresadamente a mis hijos e hijas, sin aferrarme a ellos, como tantos padres y madres que dominan la vida de sus hijos.

9.- La pobreza es para mí, como el fuego que me quema las entrañas, en el amor. ¡Bendita pobreza! es el traje de mi boda, que beso una y otra vez hasta que llegue la boda del cielo. Con estos anhelos de nuestro fundador yo también quiero ser pobre para ser rico(a) con la riqueza de Dios. Ayúdame, Madre, a cumplirlo. Amén.

Martes 3ª Semana

Nuestra autenticidad en la pobreza del Oratorio.

1.- Madre del Oratorio, ¿Qué quieres de la Obra que nos regalaste? La gente se pregunta en nuestra época por su autenticidad, por su identidad propia. Y ésa es la cuestión que siempre está detrás de todas las obras que se funden más adelante, para repletar el mundo y la Iglesia de una inmensa explosión de vitalidad, como una primavera sagrada.

«De tal palo tal astilla». Dos padres hemos tenido, en ellos hemos bebido la existencia cristiana; sus cromosomas espirituales traspasan nuestra forma vital. El primero y principal es el Concilio Vaticano II, reflejado de antemano por Schoenstatt, con su categórica universalidad en el organismo de los vínculos vitales, con toda su visión psicológica, que fue como la cuna donde se formó nuestro Fundador. El segundo, como recordando, nos viene de los santos anteriores: San Francisco, los cistercienses, los pasionistas y Santa Teresa del Niño Jesús. Podremos independizarnos y buscar nuestra originalidad, pero nunca renunciar a nuestro abolengo y raza espiritual.

 2.- Y tú nos dices, Madre, ampliando el Envío que diera Dios al Fundador, por intermedio del Padre Kentenich: «Ego mitto te; ite et incendite mundum»; » Misit me evangelizare omni populo».

Tú nos dices: sí, yo los envío, hijitos(as) míos(as) del Oratorio Mariano; vayan y ayuden a educarse a todos los hombres del mundo, en todos los estados de la vida, de todas las clases sociales.

3.- Háganse pobres con los pobres; renuncien a muchas cosas sanas y legítimas pero que no están al alcance de todos, en especial de los pobres. Pobres, para estar abiertos a todas las clases sociales e infundir en los ricos y las elites tradicionales y modernas, una cierta connaturalidad con los marginados y pobres que siempre habrá hasta el fin de los tiempos. Que todas las clases sociales encuentren en ustedes, un lugar familiar y propio.  Que nadie se sienta de etiqueta u obligado a una apariencia económica que no se tiene.

 4.- Que nuestros Oratorios sean siempre pobres, y no tengan seguridad absoluta de subsistencia. Que no despreciemos, de plano, la inestabilidad e inseguridad, en que viven los pobres; aunque tendamos a un cierto establecimiento mortificado y recortado. Y Dios hará fecundo nuestro reino. Como miríadas incontables llegarán a ser los hijos del Oratorio. Que las vestimentas, casas y medios económicos del Oratorio Mariano, sigan siendo pobres, y toda su expresividad sea recortada en lo material, como recortada fue la vida de Jesús en Belén y en Nazaret; como recortada es la vida de Jesús, oculta en tantos pobres de nuestra época.

5.- Pero, Madre, que eso no nos haga, bajo ningún precio, perder el ímpetu apostólico y perder el interés de poseer aquellos medios necesarios para seguir proyectándonos como apóstoles. Le tengo mucho miedo a enterrar el talento que Dios nos entrega, por una pobreza no interpretada según el carisma apostólico y popular de nuestra familia. Es el equilibrio lo que cuesta: recortar siempre algo, pero no tanto que impida vivir y seguir proyectándose, en medio de los pobres de todo el mundo.

Todo el que ingrese como miembro interno a nuestra institución mariana, tiene que tener vocación de héroe y aceptar estructuralmente este heroísmo, sin quebrarse. En nuestra Institución, tanto laical como consagrada, que es de tipo familiar, cada hermano(a) debe aprender a gozar y estar alegre con las cosas simples de la vida: con una puesta de sol magnífica en medio de los edificios, con el jardín imperceptible de los árboles en la calle o con un paseo al campo, en las afueras de la gran ciudad.

6.- En todas partes se puede ser muy feliz, al mismo tiempo que muy mortificado por la falta de medios. Lejos de nosotros, ser laicos(as) o consagrados(as) espiritualmente tullidos(as) y amargados(as). El hombre y la mujer marianos provenientes del mundo popular tienen que ser gozadores de la vida, en el buen sentido de la palabra. El heroísmo que no es alegre, a la larga, busca sus compensaciones fuera del orden divino. Nos enseñas con tu misma vida, esa alegría que trasunta todo tu ser y actuar, como se puede leer entre líneas en los Evangelios.

Miércoles 3ª Semana

La soledad mariana.

1.- Querida Madre, Dios no te privó de la soledad, y también estoy llamado(a) a ser solitario(a), necesariamente, a sentir la mordedura de perderme las alegrías de la masa, con sus innumerables encuentros y evasiones ante el miedo de tener que quedarse solo(a).  Yo también tengo que sentir la depresión, como tantos hombres y mujeres, que experimentan esta prisión día a día; llegan a la casa o al departamento donde nadie los espera, donde uno no es necesario.

Madre, ¡qué maravillosa compañía eres tú! (sobre todo cuando creemos que estás presente junto a tu Hijo). Es cierto que nuestra soledad se distancia completamente de la otra, la soledad del mundo. Por la fe sabemos que nuestra vida nunca es monólogo, siempre es diálogo.

Porque tú, Madre buena, estás siempre presente en nuestra vida; siempre nos acompañas junto a Jesucristo, el Buen Pastor, o mejor dicho, por El, es que nos acompañas. Nuestra mano está en la suya, y la suya en la nuestra: «estaré todos los días con ustedes hasta el fin del mundo».

 2.- Todo el amor es del Señor, a quien todo se lo debemos. Él te ha suscitado a ti, Madre, porque tu carácter maternal capta profundamente nuestra psicología, inclinada a la afectividad que el hombre o la mujer aportan. Te profetizó en todas las flores y en lo más bello que existe; pero todo tu ser entero, no es más que un reflejo de la belleza de Dios y de su Unigénito. Y, sin embargo, eres el más bello de todos los reflejos que se podría crear y nunca podrá crearse otro mejor. Hasta a los ángeles superas, Madre mía, Reina del cielo. Por eso es que nuestra soledad es una soledad relativa, es apenas un atisbo; es una pequeña incursión en la soledad.

 3.- Definitivamente, nunca estamos solos. Nos podemos sentir abandonados y marginados de la sociedad de los hombres, pero siempre aparece el amor nuevamente, estamos en la luz. Detrás de las nubes más negras está el sol; entonces, no hay que dejarse impresionar excesivamente por la magia y el malabarismo de los contratiempos. No es más que apariencia de desastre, apariencia de estar completamente solos. ¡Si estás tú, querida Madre!

Es efectivo que el hombre carnal, acostumbrado a vivir de apariencias, de cosas pasajeras, se desespera y furioso se debate, como un niño castigado en una pieza oscura, dando golpes contra las puertas inútilmente; (sólo son paredes que no entienden y que simplemente están ahí, completamente indiferentes al drama de estar castigado).

Aunque me hubiera aplastado un alud de rocas tú también estarás ahí conmigo, Madre amada. Es el drama de tener que morir, ineludiblemente morir, quedarse alguna vez solo(a), irremediablemente solo(a): ¿Pero qué soledad puede haber si estás tú?

 4.- Ayúdanos, Madre del Pueblo, a convertirnos en una escuela realista de autoeducación de nuestra propia vida, tanto en el plano laical como en el de la vida consagrada.

Servirá para enfrentar los tiempos de la masa, que siempre conllevan tiempos de soledad y oprimente sensación de quedar al margen. Madre mía, un teólogo ha sido enérgicamente castigado por la Iglesia. Se lo merecía, ya hace años, en el esplendor de su poder, le habría gritado: «¡mentiroso!» Ahora se encuentra solo, muchos van a darle la espalda, y deben hacerlo por fidelidad a la Iglesia. Yo también y los míos debemos rechazar las posturas rebeldes. Pero es claro que no queremos «hacer leña del árbol caído». Le ofrecemos nuestras oraciones, lo más misericordiosas posibles, en la hora de su fracaso. No queremos dejar solos a tantos que pasan a nuestro lado, mendigando un poquito de afecto, porque se encuentran totalmente solos. Aunque frente al peligro de contagio con falsas teologías, está claro que tú no quieres que compartamos con ellos. Hay que actuar como ante el que se ahoga, a quien no podemos socorrer, sin saber nadar, porque nos ahogamos ambos. Es como lo que nos enseña San Pablo, que con los adúlteros ni siquiera nos sentemos a la mesa; tampoco con los que adulteran la verdad.

 5.- Nuestra labor no es salvar afectivamente a una mujer, o a un hombre, fuera del matrimonio, ni brindarle parte de nuestro cariño esponsal, que debe ser indivisible y exclusivo como el de un esposo o una esposa que no puede repartir su amor con otras mujeres u otros hombres. Muchos por compasión, se dejaron llevar, como en el mito griego, por el canto de las sirenas, y naufragaron en su fidelidad a la Iglesia. Por eso, un hombre o una mujer sea laico(a) o consagrado(a) que está totalmente entregado(a) a Dios, sabe que la compasión hay que dirigirla muy bien, para que no lleve a la muerte.

6.- Querida Madre que te encontramos en nuestro Oratorio: la soledad se presenta siempre de nuevo; viene como una oleada de depresión «estoy solo(a): me estoy aburriendo; podría estar haciendo las cosas mejor, si estuviera en otro lado». «¡Qué deseos de estar con gente con quienes tenga comunicación!»

Y sin saber cómo, estoy reprimiendo instintos básicos; con estos deseos así expresados, aparece, ineludiblemente, el instinto de comunicación y posiblemente el instinto sexual desordenado, fuera del matrimonio.

Pero tú, Madre mía, me dices, como maestra experimentada, que este pequeño sacrificio, en el orden psicológico, hay que poder enfrentarlo, para estar preparándose a asumir la cruz; sin cruz no hay victoria, y la victoria se da a partir de la cruz.

Madre, que experimentaste el Gólgota en su soledad, ayúdanos a prepararnos y dejar que venga este aburrimiento, como si fuera oro purísimo y mucho dinero con que comprar y moverse económicamente. Hay que llegar hasta amarlo. Por su intermedio, llegamos a sacar adelante la vida en un marco de maduración querido por Dios; tu Hijo nos señala el camino angosto.

 El que no es capaz de aburrirse y se debate como un niño furioso, en la sala de castigo, nunca va a estar preparado para la vida.

7.- Madre mía, Madre que conoces las horas interminables de espera en los hospitales, debatiéndose entre la vida y la muerte. ¡Madre del Cristo en agonía!  Madre de la soledad, tú no tenías por qué sufrir tanto; nunca hiciste nada malo. Nosotros sí, desde que vinimos al mundo, el pecado ha sido nuestra droga cotidiana. Ayúdanos a cargar la soledad, sin hacerle asco, sin odiarla como a un cáncer maldito.

Jueves 3ª Semana

Humildad.

1.- Es necesario que él crezca y que yo disminuya; son las palabras de San Juan Bautista, el amigo del novio. Él no es el novio, sino el amigo del novio, solamente. En definitiva, no hay otro jefe o rey, sino Cristo Jesús, ¡Madre mía! Por eso, tú no haces otra cosa que abrirnos el camino a Jesús. En lo más profundo, la amistad y el amor se refieren tan sólo a Cristo Jesús.

Todos, -sean laicos o consagrados- deben dejarle el lugar para que pueda establecerse en su trono; también tú lo haces, Madre. Cada vez que yo he tratado de sentarme en el trono, es peor para mis hijos(as). 

Respecto a ellos: está bien que me digan «padre»/»madre», aunque a veces, no me sienta tan bien cuando me llaman así, porque me da vergüenza; me parece orgullo y ansia de valer demasiado acentuada. Y sin embargo, no puedo renunciar a la vocación de ser padre/madre.

Tú, Madre Santísima y maternal, me quieres formar como un padre/madre de verdad. Quieres que esté dispuesto a dar la vida por los míos, como el Buen Pastor; pero, en definitiva, es necesario que yo disminuya y que El crezca y se establezca en su trono. Él es el que verdaderamente da la vida por mis hijos.

 2.- Y todo padre de familia debe entender la lección; «es necesario que él disminuya para que Cristo crezca». A veces, los padres se sienten dueños o se sienten dioses respecto a sus hijos.

Está bastante exagerada la función de ciertos padres y madres absorbentes, que no tienen más que un hijo o una hija y se proyectan como ídolos absolutos de la vida de sus hijos; peor para ellos.

Entonces viene la revuelta, entonces viene la rebeldía. Es claro: toda herejía y exageración atrae a su contrario. Nunca te pones competitiva con tu Hijo.

3.- Humilde es la persona que se abaja hasta la tierra, que no se cree más que otros, ni se sienta en lugar injusto. La mayor injusticia es arrebatarle al Rey el lugar que el Padre le dio, porque siendo Dios, se humilló, lo entregó todo por amor, hasta el más mínimo deseo de valer; todo lo dio, Madre mía. La humildad, en la práctica, se refiere al instinto de valer, este instinto es relativo; es decir, quiere valer en relación a otros, valer más, se entiende. Tú no quisiste valer más; simplemente te entregabas generosamente. El orgullo consiste en un exagerado afán de valer más, un afán de competencia. El rico proyecta ese afán de valer poseyendo cada vez más, en forma desmedida.

Hasta los religiosos a veces buscan este poder: estableciéndose en hermosos y mejores predios, en que se instala su poder humano, disfrazado de necesidad religiosa. Buscan un lugar donde llevar su vida, con decencia (decencia en relación a los ricos). En ese sentido, tú no fuiste rica.

4.- Y por todos estos soberbios seres enriquecidos, es que Jesús dijo: «qué difícilmente entra un rico en el Reino de los cielos».

Están demasiado afanados en su poder como para obedecer heroicamente a lo que el Señor quiere; y por eso terminan quedando fuera. Incluso, ciertos religiosos(as) también quedan fuera del Reino, neciamente, Madre mía. Renuncian al mundo y renuncian al Reino de los Cielos, (renunciaron al mundo a medias).  Si observamos tu vida, Madre Santísima, la vemos claramente humilde y humillada y también pobre y sin medios. Pero nosotros, a pesar de esto, nos afanamos peligrosamente en poseer de las maneras más refinadas y sibilinas.

Ayúdanos, Madre querida, a estar ayudando, sirviendo, hasta el fin de los tiempos. Haznos estar empeñados en programas de ayudas a otros, que nos mantengan siempre al ras y en peligro de ruina.

El(la) padre/madre prefiere que coman sus hijos; después que han comido, come él/ella. El mercenario y solterón come primero y después deja que coman los que hipócritamente llama «hijos».

 5.- Hazme enjuiciarme a mí mismo(a) y ver si realmente soy padre/madre o si soy un payaso, o si soy una caricatura de padre/madre. Tal vez encuentre subterfugios para declararme en huelga ante esta realidad y quedarme como padre/madre mediocre.

Jesús, a los tibios, los vomita de su boca. El Oratorio está llamado a ser una gran escuela de padres y madres. Somos guías del Pueblo, dirigimos en el orden de la gracia y vamos hacia adelante, con una tremenda cantidad de Pueblo detrás. Tú eres la gran Reina que nos vas guiando adelante.

Pero esto no se puede hacer sin humildad; rápidamente, -como en los jerarcas de hoy, que ostentan el poder y los jerarcas de todos los tiempos-, aparece la soberbia y la riqueza; y la élite conductora deja al pueblo sin conducir: se transforma en una élite parasitaria.

De nada sirve ya, sino para ser echada fuera y pisada por la vida y la historia. Madre, no nos dejes caer en esa tentación.

 6.- Humildad y pobreza se dan la mano, se besan y se necesitan mutuamente; la una no puede marchar sin la otra. Por lo menos hay que ser pobres de espíritu, aunque la pobreza material ayuda a encontrar la pobreza de espíritu.  Madre humilde, ayúdanos a ser humildes como tú; que tu Oratorio se nos vuelva una escuela de humildad.

Viernes 3ª Semana

Hay que morir para dar vida.

1.- Madre dolorosa, ayúdame a contemplar hoy, el misterio de la Pasión y muerte de tu Hijo: Cuando tocan clarines de muerte y se aprieta el estómago en un rictus de terror; la angustia está metida en la médula de los huesos tan cobardes.

Nos enseñó Jesús, tu Hijo, «el que quiera ser mi discípulo tome su cruz y sígame». Es la muerte o la traición. Es cuando todo lo que era base y fundamento de nuestra vida se conmueve y cede, como una veleta que gira a todos lados sin ninguna consistencia; aunque había sido hecha para ser base y no para que gritara: «Crucifícalo, crucifícalo.» Fueron fundamentos apóstatas; viña que produce frutos amargos y mete su mano en el mismo plato para condenar y vender con un beso.

Entonces, Madre mía, lo único que me consuela es el caminito de confianza heroica. Hay que creer en medio de la noche más negra, donde nadie podría creer. Y gimiendo en silencio o mordiendo el pan de la tristeza, seguir creyendo. Confiamos en que detrás de todos los acontecimientos, el Padre tiene que vencer, Madre querida.

 2.- Entonces, ya no es tristeza sino alegría, en medio del sufrimiento.

El día del Señor no ha llegado, no ha llegado aún, pero en esa misma miseria está tu triunfo, Madre atravesada de dolor, y nos sacará adelante, como a todos los mártires.

 Aunque yo sea un(a) mártir escondido(a), de esos(as) mártires no sociológicos(as) que reinan en el paraíso de los ideólogos de la revolución popular. Allí se encadena a los pobres para siempre; hay mártires cuya sangre se oculta ante los hombres, pero clama ante ti de día y de noche.

¿Qué me importa, Madre mía, que mi nombre sea como un grano de arena en una enorme playa junto al mar? ¿Qué me importa si el Padre me ama y mira con regocijo mi sí alegre?

Aunque ocurra en medio del crepitar del fuego, en la gran quemazón, en la tortura del Viernes Santo, el Padre me ama y cuida de mí; Tú nunca me abandonas.

 3.- La masa se ceba de música y evasión drogadicta; se goza en lo inmoral, en lo que significa inmundicia, a los ojos del Señor, que lo ve todo. No me permitas, Madre Santísima, querer algo de su pan o algo de su oropel.  Que no manche mi vida con los impíos y sexomaníacos buscando un momento de evasión a mis dolores lacerantes. Que aumenten mil veces mis dolores y mis llantos; si llego a añorar las sobras de este mundo, que se ha corrompido por la astucia del príncipe de las tinieblas.

Todos, todos son leña furiosa del fuego eterno. Que no descanse, Madre mía, para ver si puedo sacar a tus pobres hijos del gran error y de la gran apostasía.

Pero los demonios de nuestra época no quieren salir, si no estamos dispuestos a pagar con la propia vida.

Hazme confiar totalmente en ti, Madre mía, cuando llegue ese momento límite, que de alguna manera ha sido profetizado en los pequeños dolores y sacrificios que cada día trae consigo. No me permitas que me debata furioso(a), como un(a) pequeño(a) titán, independiente de Dios.

Yo entrego mi vida totalmente a la voluntad de Dios; por tu intermedio, le entrego mi llave, la llave de mi vida, para que Él sea el que reine, para que Él sea el que me domine totalmente.

4.- Ya no debo vivir yo, sino Jesús en mí por tu intermedio, admirable Madre nuestra, Madre del Pueblo. Él tiene que sostener el timón de la barca de mi vida; nunca más yo, nunca más yo. Confío ciegamente en ti, me lanzo a tus brazos; sé que el infierno tiene que vomitar su fuego, para devorarme; pero la mujer huye al desierto. Nada le puede ocurrir al(a la) hijo(a) pequeño(a) y desvalido(a) que ha rescatado el Cordero Inmaculado. Nos rescata con su sangre, más preciosa que todos los actos del amor más bello que ha habido en todo el universo.

Nunca habrá un acto de amor más bello que ése, que se hace presente en cada Santa Misa, en un silencio, que sólo pueden desentrañar los santos y ángeles del Cielo.

 Madre, en cada Santa Misa, te haces admirable y misteriosamente presente. Amor, amor, amor, Sacramento del Amor. Confío ciegamente en ti, mi tesoro; como las manos del trapecista, me aferro a ti, mi amor.

5.- Tú eres mi cordón vital que me une sagradamente al Cordero de Dios. Tesoro mío, mi tabla de salvación en el gran diluvio, amada, amada mía; tiembla el infierno ante tu solo nombre, dulcísimo corazón de María, en ti confía mi corazón.

Ciegamente quiero seguir confiando en tu Oratorio Mariano, donde tú te has manifestado, allí está para nosotros el Arca de la que nada nos puede separar; esa Arca eres tú. No lo permita el Padre, no lo permita, Señora y Reina nuestra.

Es tu presencia amorosa en el Oratorio, la que está preparando la semilla, para el día de la boda; tiene que ser triturada y tiene que morir, para poder hacerse fecunda para el Cielo.

6.- Es tu presencia amorosa en la imagen del Oratorio, la que nos está preparando para subir al arca de Cristo, para subir a la Cruz donde se salva la humanidad. Y tu voz resuena firmemente: «Hijitos(as), hagan todo lo que Él les diga».

No se contenten con clamar al Señor, sino hagan todo cuanto Él les dice; tomen su cruz y no miren atrás, cuando hayan puesto su mano en el arado de Cristo. Sean fieles en lo poco y se les confiará lo mucho; vayan y vendan todo; déjense cortar la mano, si fuere necesario, por el Reino. Déjense separar del ser más querido, sea papá o mamá, sea hermano o hermana, sea su mujer o su amigo, o hasta ese amor incipiente de esa amiga que los llevaría por mal camino, si sigue adelante.

Hijitos(as) míos(as), hay que morir para entrar en la gloria del Padre. Si supieran lo grande que es, verían que la condición que se les pide es un juego de niños.

7.- Prepárense, hijitos(as), para el sufrimiento; nos enseñas cada día, especialmente los viernes: no lo pasen demasiado bien, porque si no, no estarán preparados para su Vía Crucis. Pásenlo moderadamente bien, y a veces, pásenlo mal, hasta muy mal, para que puedan prepararse; como los atletas se preparan para competir en el estadio; y como se preparan los jóvenes para entrar en la Universidad.

Madre mía, yo confío ciegamente en ti; te entrego mi buena voluntad te pido tu ayuda maravillosa para suplir mi incapacidad total.  Amén.

Sábado 3ª Semana

 Tus Grupos Marianos, Madre.

 1.- Madre Santísima, grande fue tu espera ante el sepulcro de tu Hijo, poblada de cuestionamientos y tentaciones del demonio. Y, sin embargo, nunca dudaste culpablemente, nunca la más leve falla contra la fe.

El sábado es la preparación para ir al Cielo; el sábado es la preparación para la hora del Señor; el sábado precede a la Resurrección de Cristo. Y nosotros miramos los acontecimientos de nuestra propia vida, el proceso de nuestra propia existencia.

El Oratorio ha nacido en momentos oscuros. Quien quiera revivir plenamente la vida del Oratorio Mariano, en sí mismo, tarde o temprano, tiene que entrar en la situación existencial del compromiso. Entrará en la oscuridad que tú pasaste el Sábado Santo, querida Madre.

 2.- Observamos contigo, Madre, esa época anterior en que ingenuamente añorábamos volcarnos, por amor a ti, a la conquista del mundo; y no podíamos fundar ni siquiera un grupito chico de adolescentes, absolutamente desprovistos de cualquier influencia sociológicamente computable. Y ya estaba la lucha, ahí mismo, la incomprensión, incluso de los mejores.

¿Creemos que podremos ser verdaderos instrumentos tuyos, sea como laicos(as) o como consagrados(as), Madre, Colaboradora del Redentor, sin pasar por ningún conflicto? ¿Acaso no hemos entendido que la mujer, que eres Tú, tiene que huir al desierto con su Hijo, apenas nace, porque la serpiente busca devorarlo?

La fundación de los grupos marianos fue una gran polémica. ¿Era el orgullo y ansia exagerada de valer lo que estaba detrás de todo?

Posiblemente también, pero ciertamente era una obra de Dios; era obra tuya, porque nadie puede producir frutos de santidad, si Dios no está detrás, creándolos. Y la polémica no paró allí, sino que creció hasta que ya no hubo lugar para los grupos marianos dentro del otro Movimiento. Estábamos contigo, pero muy solos en lo que respecta a la Iglesia.

3.- Al igual como la pequeña célula se separa de la célula madre, así fuimos violentamente separados, contra nuestra voluntad, después de haber hecho la última tentativa de mutua comprensión. Todo esto nos venía por fidelidad a ti, Madre. Dios nos quería como familia independiente. Y vino la fundación del Oratorio Mariano, -en un primer momento solamente la parte laical, después también la parte consagrada-; se trataba de llamar y obtener tu presencia asegurada, María Santísima.

El Padre Fundador, sin ti, no estaba dispuesto a trabajar. No podía trabajar sin ti, Madre, sin tu presencia activa, consciente y estructuralmente asegurada, en que tú estuvieras en el punto central, centro metodológico de nuestro encuentro con Cristo. No quería ni aceptaba trabajar sin ti, María Santísima, en su existencia sacerdotal. Esa no era una rebeldía sino el cumplimiento de su fuerte vocación mariana, que venía desde el primer día de su vocación sacerdotal. La polémica también lo hizo temblar, porque su oponente era uno de los más capaces de sus interlocutores.

4.- Pero el Padre Fundador «guardando todas estas cosas en su corazón» como Tú, Madre, creyó de buena fe, que debía hacerlo, que el camino estaba expedito; era apenas un resquicio por donde resultaba casi imposible pasar. En aquella época, los políticos hablaban de los «resquicios legales». Tú, Madre buena, hiciste pasar al Oratorio por un resquicio existencial por donde nadie hubiera pasado. Y sobre la marcha, sin que el Padre Fundador apenas se diera cuenta, cambiaste la forma de la llamada; fue un Desafío, no una simple alianza. La parte del Pueblo resultaba, entonces, esencial; si el Pueblo no lograba tener grupos marianos de autoeducación, iba a perder tu presencia de Educadora y Madre del Pueblo.

Los sones políticos de los que dirigían al Pueblo resonaban por las calles de la gran ciudad. Las luchas callejeras y el rayado de las murallas estaba en lo más fuerte de su fragor, y allí estaba naciendo tu Oratorio Mariano, tan pequeño y tan desvalido, con una casa apenas asegurada por palabra humana: ¡Tan frágil!

 5.- Los muchachos no se portaban bien, los cambios de vida eran apenas perceptibles; sin embargo todo el tiempo había signos de que tú estabas actuando en ese pequeño Oratorio Mariano, construido en forma tan provisoria. Hubo una conversión repentina de un joven militar ateo; había grupos que seguían funcionando, integración de clases sociales opuestas, iluminación repentina de una religiosa en prolongada sequía espiritual, curación definitiva de un epiléptico, y lo más sorprendente: también se estaba dando los comienzos de un grupo laical de gente con espiritualidad.

6.- En ese ambiente, Madre, resultaba imposible, casi contrario al pensamiento odológico, pensar en la posibilidad que pudiera resultar algo. Y había pasado un año y un par de meses cuando ya estábamos haciendo el Segundo Desafío. El Oratorio Mariano te entregaba la llave. Esto significaba que tú te fueras del Oratorio, el día que no hubiera ningún hijo(a) de esta familia, que estuviera luchando por la santidad. La entrega de la llave de la vida significaba que tú pudieras disponer de nuestra vida.

Resultaba increíble este paso, Madre, atreverse en esas circunstancias sociológicas tan provisorias, con gente tan débil. Después irías a hacer nacer también las distintas asociaciones, sociedades, institutos y congregaciones que reunirían distintos tipos de vocaciones de vida consagrada y apostólica.

El origen de nuestra familia, al comienzo fue esencialmente laical con la presencia sacerdotal asegurada.

REFLEXIONES DE LA CUARTA SEMANA

 Domingo 4ª Semana

 Eres la mujer vestida de sol; eres Madre de la autenticidad.

1.- El Señor te ha ido preparando para que, siendo totalmente auténtica, te pueda presentar ante sí, como la mujer santa, inmaculada e irreprensible.

En este domingo, recordamos su Resurrección; -y por su fuerza y luz-, cómo te ha hecho la mujer vestida de sol.

Por la experiencia, hemos ido aprendiendo contigo, que el silencio, que el saber callar, resulta completamente necesario, para poder respetar y ser respetado(a).

Ayúdame, Madre, en este domingo a saber callar como Dios calla. En este esfuerzo de autoeducación, la gracia va encontrando un respaldo humano, como lo encontró en ti. Cuando la comunidad se suelta en alegre batahola y todos(as) hablan y expresan lo primero que se les viene a la mente, hay que lamentar magulladuras. En Nazareth, lo evitabas, Madre. No se puede; es un engaño pretender que así uno es sí mismo(a), plenamente liberado(a).

 2.- La autenticidad en los seres humanos no puede ser desorden y anarquía, liberación alocada de tensiones. Tú eres auténtica, tu ejemplo aclara, en definitiva, qué es autenticidad.

Cuando la comunidad va aprendiendo, como en un intrincado jeroglífico o en un fino tapiz, lleno de trama, que cada persona es única, -como únicas son las huellas digitales-; se va produciendo un talento para callar, como tú callabas, no con el frío glacial de la indiferencia, sino con el cálido respetarse ante la presencia del misterio.   ¡Cómo sabías callar!, Madre.

No, que no se corrija; no puede haber escuela pedagógica eficaz sin corrección. Corregir como tú corriges, llena de respeto, de tacto y sencillez.

Todo esto se inscribe en la necesaria colaboración a la gracia. El Señor tiene designios de salvación pero siempre pesa una condición y es la respuesta del hombre, fundamentado en la fe; si permanece inconmovible en la esperanza, como tú, Madre, que mantienes vivo el ritmo de nuestra espera. En este domingo, nos llenamos de esperanza, meditando en lo grande que Él ha hecho en ti.

 3.- Por esto la corrección, corregir o que nos corrijan, es fundamental. En primer lugar, está la corrección de sí mismo(a); es la autocorrección, a ella le llamamos autoeducación en el Oratorio Mariano. Tú le has enseñado a tus hijos(as) de todos los tiempos esta autoeducación.

Es lo más importante, sin ella nada se logra, no se avanza; por eso nos enseñas en el Evangelio: «hagan todo lo que mi Hijo les diga».

Conjuntamente a esta corrección, viene la ayuda comunitaria, que nos exiges, como Maestra y Reina; somos seres sociales, necesitamos de la ayuda de los otros. Puede que sea una corrección que viene de parte de los(as) superiores(as) o iguales o por parte de los inferiores; en todo caso no puede faltar. Nos has invitado a esta lucha que tiene que presentarse, por fuerza, Madre. Lo más frecuente es que ocurra la corrección por medio de los(as) iguales. Tiene que haber corrección, sin ella, no se sale adelante; pero para que sea una corrección auténtica, tiene que ser profundamente respetuosa. Es una corrección según tu estilo, Madre acogedora y bondadosa. En este domingo mariano queremos acoger las correcciones que nos hicieron en esta semana.

4.- La Iglesia nos estará siempre mostrando tu imagen de Virgen Inmaculada. Nos muestra tu capacidad para callar. No se dan los(as) sabios(as) si no adquieren esa capacidad. Es la misma capacidad que manifestó Jesús; con la que calló ante sus aparentes superiores.

Nos señalas a Jesús, tu Hijo, que calló ante Anás y Caifás, calló ante Herodes, el perverso, calló ante Pilatos, el que se lavó las manos. Jesús calló también ante sus iguales, (sus aparentes iguales), sus primos y parientes. Y calló tantas veces ante sus discípulos; hasta calló ante ti, Madre. Con esa capacidad de callar que nos enseñas, se puede ir produciendo la distancia que no es odio sino humildad y justicia; se va dando el respeto. Ahí, podemos ser nosotros(as) mismos(as), como tú, con tu ayuda; nadie penetra entonces en el recinto de nuestra autenticidad, ni los superiores ni los inferiores ni los iguales. No hay por qué decir siempre, lo primero que se me pasa por la cabeza. Haz, Madre, que este domingo lo viva, de verdad.

5.- Ese imprudente soltarse, no es el estilo de Jesús y por lo mismo no puede ser tu estilo, Madre Inmaculada; una cosa es la franqueza y la lealtad de decir todo lo que en estricta justicia uno debe decir: como tú también hablaste. Otra cosa es la charlatanería, que destruye permanentemente el respeto; se cae en lo mundano y uno llega a ser el tentador de sus hermanos(as), peor que la víbora que todo lo envenena; tú evitabas eso cuando ibas diariamente al pozo de tu pueblo.

Eres la mujer vestida de sol; en tu estilo nos iremos reflejando; por ti aprendemos a respetarnos, podemos ser nosotros(as) mismos(as); pero esto no se logra, sin antes aprender tus lecciones de silencio; no se llega nunca sin lecciones de respeto y tacto, para no estar hablando por hablar como los charlatanes.

Dame, Madre, en este domingo estar en el mundo sin ser del mundo, darme a mis hermanos(as) sin masificarme.

6.- Nos respetamos y podemos ser nosotros(as) mismos(as), porque en esta escuela, estás tú, Madre buena; dentro de tu Oratorio, estamos como en el arca de Noé; será como un arca que se mueve ágilmente entre los escollos de la masa, firmemente cerrada a su influencia, porque nosotros no somos del mundo, tan solo estamos en el mundo: tú no eras del mundo; sólo estabas en el mundo, Madre Inmaculada.

7.- El colectivismo se ha ido extendiendo por todas partes, dentro de las ideologías y sistemas políticos; nos quieres inmunes a la masificación que lleva a aplanar a la persona; por eso, no se puede llegar al ideal y modelo de respetarnos y ser uno(a) mismo(a), si no luchamos fuertemente en contra; quieres que luchemos como Jesús nos ha enseñado.

Así como el Padre no se deja amedrentar por nada de este mundo; es necesario desmasificarse constantemente contigo, en un ambiente mariano. Entonces nos impulsas a tomar las riendas en las manos, para que nos respetemos y cada uno pueda ser sí mismo(a), según tu modelo. Por estas razones de pérdida de identidad, se obstaculiza el crecimiento de la persona. Tú quieres que crezcan las personas. Hasta el matrimonio, hoy día, está en juego, como estructura celular de la sociedad. Desde tu familia de Nazareth nos llamas suavemente a constituir verdaderos matrimonios en nuestro Oratorio Mariano. El colectivismo ha inyectado tanta falta de respeto entre los individuos, que hasta la pareja matrimonial, mal llevada, puede ser una desviada estructura de la masa, que masifica, destruye el respeto y mata la autenticidad. No, Madre, tú no quieres eso para tus hijos(as). ¿Quién podrá darnos la paz?

8.- Sólo Jesús, el Príncipe de la paz, puede darla, y darla verdaderamente. Nos llevas, por eso, siempre a un encuentro pleno con Jesús. Los otros abusan, explotan, venden y pervierten el respeto y el amor que trae la Paz. Oh María, Madre nuestra, Madre de la Iglesia, enséñanos en tu escuelita del Oratorio Mariano, a que nos respetemos y podamos ser nosotros(as) mismos(as). Con Jesús, rey amoroso en este domingo mariano hasta la victoria final.

Lunes 4ª Semana

¿Por qué marianos? ¿No va contra Cristo, tu Hijo?

1.- Querida Madre, meditamos contigo por qué somos marianos: reflexionamos contigo, maestra sabia y cariñosa, ¿no se ofende el Señor? Si yo amo mi mano, si yo amo mi ojo, ciertamente me quiero a mí mismo(a). Si amamos las Escrituras que hablan de tu Hijo, Jesús, las amamos por causa de Él.

No se ofende el Señor que seamos entusiastas y fervorosos(as) fanáticos(as) de las Escrituras, que hablan de Él, como no se ofende que te amemos porque todo lo tuyo es de Él. Ese amor tan grande tuyo, Madre, que se objetiva directamente en la Escritura va dirigido a Él. Es por El, que amas la Escritura tan entrañablemente.

Tampoco se ofende porque te amemos, Madre amantísima, la que más ha creído en lo que el Señor te decía. Cuando saludamos a una persona nuestro afecto directo se objetiva en la mano de esa persona; pero no significa eso que nos relacionemos tan solo con la mano y muy indirectamente con la persona. Amarte a ti es amar a Jesús, directamente. Cuando te amamos y te veneramos fervientemente es a Jesús a quien estamos amando y más aún, adorando; es que reconocemos a Dios en Jesús, que está en ti. No significa que se aminore nuestro contacto con El, por el hecho de darte nuestro cariño directamente a ti; por el contrario, crece, se perfecciona y se asegura.

 2.- Es un hecho que te amamos, Madre Santísima; nuestro amor se objetiva directamente en ti; pero todo ese amor, necesariamente está referido a Cristo. Es un amor conducente a Él. Madre, alabado sea el Señor, ¡alabado sea Jesucristo!

Si el(la) esposo(a) cristiano(a), si un(a) esposo(a) del Oratorio, ama intensamente a su esposa(o), su amor se objetiva directamente en ella(él); pero todo ese amor necesariamente está referido y subordinado a tu Hijo. Aunque afectivamente ese(a) esposo(a) ama a su esposa(o) más que a Cristo, a quien no ve, efectivamente se subordina en todo, al querer de tu Hijo; de ninguna manera son amores separados… Si ese(a) esposo(a) se empezara a enamorar de otra(o) mujer(hombre), afectivamente el objeto máximo estaría siendo la(el) otra(o); pero tú le haces saber que tu Hijo no quiere ese amor, y si él(ella) es capaz de cortar esa relación, que se está poniendo peligrosa, es señal que ese(a) esposo(a) cristiano(a) ama verdaderamente a Cristo más que a ese amor incipiente; el amor a ti, lo hace obedecer, por sobre su corazón, a la voluntad del Señor.

3.- Amarte intensamente en la tierra, amadísima Madre, es amar intensamente a Jesús; significa cumplir con lo que El mismo ha dispuesto; dijo claramente en su testamento: «Discípulo, ésa es tu Madre». Y si te estableció por Madre nuestra y el discípulo te recibió, eso quiere decir que Jesús quiere que te amemos, y que te amemos como se ama a una Madre: mucho. Tratándose de la mejor de las madres, quiere que te amemos muchísimo, como amadísima Madre. Por el mismo camino por el que Jesús ha venido al hombre, -y ese camino eres tú, Madre-, quiere volver a él. Buscar amarte intensamente en la tierra, Madre muy amada, es buscar intensamente cumplir la voluntad del Señor.

Madre, querida Madre, eres el anzuelo amadísimo, que el mismo Jesús ha fabricado, a la medida del ser humano, para atraernos hacia Él. Tú despiertas en nosotros(as), tus hijos(as), un amor cálido y ferviente. Y por medio de ese magnetismo femenino, maternal, logras despertarnos con la gracia divina, para el cambio, para el proceso de evangelización de todo el hombre.

Nos conduces a un encuentro profundo con Jesús. Ya no se trata de evangelizar por encima; es necesario evangelizar en lo hondo, como nos ha señalado tu Iglesia con insistencia, porque el Evangelio no es sólo una doctrina, sino un seguimiento a la Persona de Jesús. Cuando saludo con la mano a una persona, la estoy saludando a ella y no a la mano, aunque mi contacto con ella es por intermedio de mi mano.

Cuando te buscamos, Madre, a ti que eres la Esclava del Señor, estamos buscándolo a Él, por el mejor camino por el que Él quiere ser hallado.

4.- El Señor que te formó, como creatura super admirable, es quien hizo el corazón humano. Es Él quien dispuso que te amáramos, que te veneráramos intensamente. Nuestro corazón y el tuyo son como dos partes de un mismo órgano; se necesitan mutuamente. El Señor nos hizo para que necesitáramos de ti, María Santísima, y así encontrándote pudiéramos encontrarlo.

 Qué ignorante es pues la pregunta de esta oración. ¿Por qué marianos(as)? ¿No va contra Cristo? ¿Podrá la mano de Cristo estar contra Cristo? ¡Así tampoco puede estar contra Cristo amarte con todo el corazón y todo nuestro ser!, Madre, Madre del pueblo.

5.- El desarrollo de la devoción a ti, Santísima Madre, tiene que estar inserto en el cauce del culto cristiano. Esto es así porque en Cristo, se halla la plena expresión y por medio de Cristo, tu Hijo, la Iglesia puede conducir eficazmente al Padre en el Espíritu Santo.

Es una constante doctrina de la Iglesia, que tu devoción, Madre tierna, es un elemento cualificador e intrínseco, de la genuina piedad de la Iglesia. Ocupas tan importante lugar porque así lo ha dispuesto, el Señor. Así queda salvaguardada nuestra íntima necesidad, de tener una Madre, que nos cuide amorosamente.

El Señor nos hizo de modo que necesitáramos de ti; y te formó de modo que pudieras cubrir esa necesidad. La Iglesia trata de reflejar, en la praxis cultual, esta intrínseca relación contigo de la genuina piedad cristiana. Es debido a este mismo plan de Salvación, por el que te corresponde un culto mayor, especial, de parte de la Iglesia.

Dicen nuestros pastores que es un culto singular, y que este culto tan único te corresponde por el lugar también singular que tú, María Santísima, ocupas dentro de este plan. También nos muestra el Magisterio de la Iglesia, que todo desarrollo auténtico del culto cristiano redunda necesariamente en un correcto aumento de tu veneración.

¡Querida Madre del Señor! Alabado sea Jesucristo, ¡Admirables son sus obras!

6.- Querida Madre del Señor, desde el Paso de Pirque, el Oratorio Mariano estará observando contigo lo que ocurre en la Iglesia, atento a todo lo que enseña el Magisterio; con la docilidad que nos da la fe, escuchamos lo que nos enseña el Santo Padre.

Él nos dice que las diversas formas de piedad mariana aprobadas se desarrollan en armonía y subordinación al culto de Cristo. Amarte va de la mano con amar y servir a Cristo como nuestro jefe y nuestro Rey. Vale para nosotros los laicos y vale también para los consagrados.

La piedad mariana gravita en torno a Cristo, tu Hijo, de quien tú eres su fiel y estrecha colaboradora. El culto de Cristo es el punto de referencia para el culto, que la Santa Iglesia te tiene, querida Madre, querida Madre de nuestro Señor, ¡Madre! Nunca tú sin Jesús.

7.- Madre buena, si miramos la historia de la Iglesia vemos muchas formas de piedad; hay diversas formas de espiritualidad mariana, que la Iglesia ha aceptado porque se encuentran dentro de los límites de la doctrina sana y auténtica; en todas ellas se advierte que su desarrollo está en armonía y subordinación al culto de tu Hijo. Por eso, los movimientos marianos tendrán siempre una muy sólida base de fe, en la que se concatena muy bien y muy definidamente su piedad, que los conecta con tu Hijo divino. Todos(as) nosotros(as), los(as) marianos(as), los(as) marianos(as) de todos los tiempos, gravitamos en torno al culto de tu Hijo; es nuestro necesario y natural punto de referencia. También notamos, Madre, esa realidad tan profunda, que te define en nuestra fe como Madre de Cristo y de la Iglesia.

8.- El mejor conocimiento, que la Iglesia va teniendo respecto a ti, redunda en veneración mariana; te venera como Madre amantísima; la Iglesia se concibe como una familia; Dios le ha dado una mujer, le ha dado una Madre a su Iglesia; y ésa eres tú.

Madre, callada y servicialmente, la proteges, proteges benignamente su camino a la Patria; oras al Señor por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte, en toda circunstancia de nuestra vida; te preocupas ansiosamente de nosotros, como todas las madres en el mundo. En ellas te vemos magistralmente retratada, sobre todo cuando son madres auténticas.

Martes 4ª Semana

La acompañante de Cristo.

1.- Eres la gran señal que apareció en el cielo; eres la gran señal que ha abierto el camino de la salvación.

María Santísima, precedes a Cristo en el tiempo, eres la señal luminosa, que lo anticipa.

La obra del Señor tenía que quedar más completa, -según el plan divino no podía ser una obra puramente masculina, sin ti-. ¿Dónde habría quedado el factor femenino?, ¿estaría demás la mujer? Por medio tuyo, -bendita entre las mujeres-, el Señor salvaría también todo lo femenino, que debía asimismo ser rescatado. A partir de nuestra experiencia mariana, nos resistimos con toda nuestra fuerza a dejar de lado la parte de la mujer. Y esta resistencia viene de Dios mismo que dijo claramente en el Génesis: «No es bueno que el hombre esté solo hagámosle una compañera igual a él».

Dios que respeta cada disposición por más mínima que sea, aunque no sea más que una tilde, no te iba a dejar de lado ni marginaría, de su plan de salvación, lo femenino, que El mismo creó.

2.- Es verdad, Madre Santa, que por causa de una mujer pecó el primer hombre, el hombre viejo. Pero ambos pecaron: ¡no sólo la mujer! En la sinfonía de la Creación, Dios hizo la luz y vio que era buena. Como en un amanecer exuberante de belleza, colocó Dios al hombre en el jardín del Edén. Hombre y mujer los creó. Era una profecía sobre Jesús y tú: el Nuevo Adán y la nueva Eva. Si el antiguo Adán y su compañera mancharon, ensuciaron y pisotearon la obra de Dios, -por instigación del diablo-, fue por culpa de ambos. Dios, que es infinitamente misericordioso, dispuso un Plan de Salvación, en que tú también entrabas… Estableció a tu Hijo, un nuevo hombre, un hombre que fuera el Rey de la humanidad y la pudiera conducir a la salvación; tenía entonces que venir y rehacer con su obediencia, lo que había derrochado el primer jefe y cabeza de la humanidad, nuestro antiquísimo Padre Adán. Se trató de una recapitulación, es decir, se trataba de poner una nueva cabeza.

 La primera cabeza era hombre y mujer. El Señor, que todo lo hace bien y que no se salta ni el más mínimo de los detalles, (ni una iota de la ley), te quiso poner a ti, como la mujer nueva. Debías ser nueva Eva del hombre nuevo, Cristo Jesús, el Nuevo Adán. «El nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por tu obediencia, Madre; lo que ató la virgen Eva por la incredulidad, lo desataste tú por la fe».

3.- María, Madre muy querida, tu nombre es un nombre muy dulce, tu nombre está repleto de luz y alegría. Tu nombre, como amable perfume, nos recuerda el gran signo que apareció en el cielo, abriendo el camino de Salvación; eres la Compañera singularmente generosa del Mesías y Salvador, el Nuevo Adán, Jesucristo.

Los antiguos padres de la Iglesia bien te llamaron Nueva Eva. María Santísima eres, como Nueva Eva, la que va acompañando inseparablemente al Redentor, Jesucristo, Nuevo Adán. Fuiste sacada de Cristo, de la gracia de Cristo; sin Cristo eres nada. Toda la gracia y hermosura que hay en ti se debe al reflejo perfectísimo con que el mismo Jesucristo te formó.

Simbólicamente deja entrever la Escritura que fuiste sacada de una costilla del Nuevo Adán; participas de su misma realidad que es la santidad de Cristo: «Esta sí que es hueso de mis huesos»; ésta sí que es semejante a Él. Por eso es que entre ustedes está el lenguaje misterioso de los que mucho se aman, como Hijo y Madre… Eres su colaboradora estrecha; vas a todas partes, siguiendo al Mesías y Salvador.

Ahora entendemos mejor, Madre, por qué Jesús en la vida pública no te llama «Madre», sino con ese aparente frío epíteto de «Mujer». Es que con ese vocativo, nos ha dejado intuir que está esa relación profunda entre Jesús y tú, María Santísima, como Nuevo Adán y nueva Eva. Eres su Madre, que tiene que acompañarlo.

Eres su acompañante, «Singularmente generosa», como lo señala el Magisterio en Puebla; tienes que ocupar el oficio de su colaboradora estrecha en el Plan de Salvación.

4.- No deberá estar solo el Nuevo Adán. «No es bueno que el hombre esté solo». Tú, María Santísima, entonces, estás también en un plano de acompañante.

Hay un secreto lenguaje, pues, una relación interpersonal muy especial entre ustedes dos; nadie de nosotros, las creaturas, logramos penetrar ahí. Se trata de un vínculo único de ambos dos: Jesús y María. Resalta en esta posición, la relación de Hijo y Madre. Hay una colaboración peculiar, en que estás enteramente volcada a lo que es del Hijo. Y Él se basa para su obrar en tu respuesta y respaldo como Nueva Eva. Porque fuiste fiel y jamás traicionaste tu posición de Coloboradora Estrecha del Redentor, Dios que es fiel, te ha sometido todo lo que está bajo el dominio de Cristo; te lo ha sometido a ti también, Oh María Santísima.

5.- Eres, pues, la Reina de todo el universo, sentada junto al Rey. Quien se acerque a ti y logre amarte como un hijo, así como San José, habrá logrado la directa influencia y quehacer en el trono de la gracia. Por eso es que Jesús le encargó a San Juan, en cuanto discípulo predilecto, tu especial custodia, como su Madre. Así como antes te había encargado al varón justo, que era José, en un esponsalicio contigo, Madre.

En realidad, tu relación con Jesús es única y enteramente singular; definitivamente sólo a Cristo Jesús sigues en todo; todos los otros, empezando por San José, tan solo participan por la gracia sobreabundante del amor de Cristo, que todo lo da: su vida, su sangre, su cuerpo, hasta su propia Colaboradora.

 En todo caso, tu amor, como compañera de San José, es más grande que el de cualquier esposa de la tierra, cuyo amor ha quedado debilitado por el pecado original y la ausencia de la plenitud de gracia, que Dios te ha regalado, Madre Santísima.

 6.- Cualquier discípulo predilecto de Jesús, que deba poder participar de una intimidad especial contigo, similar a tu relación con San José, como San Vicente Pallotti y tantos otros, tendrá una mayor plenitud de gracia que otros hombres casados con las más bellas mujeres de acá. «Si te casas obras bien si no te casas, por causa del reino, obras mejor»; dice el Señor por boca de San Pablo.

María eres la Nueva Eva, que simbólicamente se representa en el Cantar de los Cantares. Cada simbolización de la esposa se refiere misteriosamente a ti, la nueva Eva, y en relación al Nuevo Adán. Estás en una posición peculiar como estrecha colaboradora del Señor, por toda la eternidad.

 Miércoles 4ª Semana

Dichosa eres, María, porque creíste.

1.- María, eres la bendita entre todas las mujeres. Eres la primera de las mujeres; sustituiste a Eva, la primera mujer, porque Dios recapituló todo de nuevo, después de la caída de nuestros primeros padres. Recapituló: es decir puso una nueva cabeza, una nueva cabeza masculina y femenina.

María, eres, pues, la primera. Como la reina Vastí fue sustituida por la reina Ester: María, eres la nueva Reina que sustituyó a la antigua Reina, Eva. 

2.- Bendita entre todas las mujeres. Bendita, porque el Señor te colmó de gracia y hermosura. Bendita, porque eres la hija predilecta, que el Padre se escogió desde siempre. Bendita, porque eres la Madre de Dios Hijo, que llegaste a ser la Colaboradora estrecha del divino Redentor, Jesucristo, nuestro Señor. Eres el Tabernáculo vivo, el Templo de Jerusalén vivo, donde habita el Espíritu Santo. Dichosa María, dichosa María, llena eres de gracia. Bendita, porque eres la Madre de la Iglesia; tu maternidad se ha extendido a todos los seres humanos que se salvan. Bendita la Reina de los ángeles, porque todas las creaturas están a tus pies; y tú estás a los pies de Jesús, como su Madre y Colaboradora singular. Bendita eres, María, porque contemplas como nadie, la belleza y gozo de Dios. Embelesada de felicidad y amor, nos entregas tu preocupación maternal por la salvación de la Iglesia y de todos sus miembros, en los distintos momentos de su historia atribulada de este valle de lágrimas.

 3.- Gracias al Señor que te hizo inmaculada, ¡oh, pequeña María! ¡Bendita eres porque creíste y fuiste fiel siempre!

Cuando niñita no fuiste desobediente a tus padres ni tan sólo una vez ni manchaste tu alma con ningún pecado, ni cualquier desobediencia a Dios, ni siquiera una sola vez. Eres la más bendita entre todas las mujeres, eres la llena de gracia; con tu libre cooperación permaneciste siempre fiel.

Alabado sea el Señor por la magnífica obra hecha contigo; por siempre sea alabado.

En el momento dramático de la historia en que el Espíritu Santo suscitó en ti el fuerte convencimiento de entregarte a Dios en forma virginal, dijiste que sí. Nunca dijiste no al Señor, por cobardía, por no ser costumbre en Israel, o por cualquier motivo, -oh María Inmaculada-, la gracia de Dios encontró plena morada en ti. El Señor no permitió que pudieras fallar y tú colaboraste desde tu auténtica respuesta humana, por gracia de Dios. Cuando vino el ángel Gabriel a visitarte, respondiste que sí y no dudaste; frente al anuncio tan insólito de ser Madre, siendo virgen, como dudó Zacarías.

Por la superabundante gracia de Cristo Jesús, que te hizo inmaculada, nunca pecaste, nunca te opusiste u obstaculizaste los planes de Dios; tu vida es como un libro en que ninguna página es vergonzosa o deja que desear. Nunca fuiste infiel ni con el más mínimo pecado.

¡Qué distinta al pueblo de Israel!, ¡Qué distinta a Eva, oh María! Ella escribió una página vergonzosa y triste en el inicio de la historia. Tú no fuiste infiel, como Israel y nosotros caemos. La caída histórica de Israel fue cuando por boca de los jefes, y de viva voz por su pueblo, mandó crucificar al Emmanuel. ¡Qué grande, oh llena de gracia, que Dios te dio la gracia de no apartarte nunca de tu esclavitud mariana!

¡Madre, Madre Santísima, bendita eres porque creíste al Señor! Madre, toda la humanidad, -como señala San Bernardo- te suplicaba que respondieras que sí al Ángel. Dios te dio la gracia de ser siempre fiel; no podías ser desobediente y no podías cerrar la puerta al Señor, que tenía que nacer de una virgen, libremente virgen, como estaba profetizado. No podías, por la gracia sobreabundante de Jesús cerrarnos la puerta de la salvación; el Señor no lo iba a permitir.

Alabado sea el Señor porque creíste, porque te hizo inmaculada y no podías, con esa plenitud de gracia, caer en pecado. ¡Gracias Madre, porque creíste! Jesús dijo: felices son los que escuchan la palabra del Señor y la ponen en práctica.

 Así como Eva fue la ocasión para que Adán pecara, y por él entró la condenación y la muerte a todos los seres humanos; Madre, nos abriste la puerta de la salvación que Jesucristo tenía que regalarnos. Este es el misterio abismante que Dios hace depender la historia de la salvación de la libre respuesta del hombre.

4.- Por eso, qué claro y qué escueto, sin embargo, qué elocuente resulta decir: «Bendita eres, María, porque creíste al Señor», porque Jesucristo ha venido y nos ha abierto la posibilidad de salvarnos de la segunda muerte, el infierno.

 Tú, Madre Santísima, acompañaste a Jesús junto a la cruz lo acompañaste física y espiritualmente; sin esta gracia habríamos quedado huérfanos de Madre; gracias al Señor que te hizo fiel; oh Madre llena de gracia. Nunca cesaremos de alabar las maravillas que el Señor hizo en ti y que ciertamente va a proyectar de alguna manera análoga en nosotros. 

5.- «¡Felices son los que escuchan la Palabra del Señor y la ponen en práctica!» Dichosa eres, María. Nunca hablaremos suficientemente de ti. Nunca demasiado de ti, Madre.

Nunca podremos comprender definitivamente, lo dichosa y magnífica que eres, María, asociada íntimamente a la Santísima Trinidad, por tu Maternidad respecto al Hijo de Dios. Alabada seas, oh María, hasta el fin de los tiempos, en tu Oratorio Mariano, Madre del Pueblo. Y que el pueblo humilde, encallado en las masas obreras, esas masas obreras a veces escandalosamente pérdidas para Cristo y su Iglesia, vuelva por ti, Madre, a ser de Cristo y de su Iglesia; que te conviertas para ellos en Madre del Pueblo de Dios. Dichosa eres, María, porque creíste al Señor. Dichosa eres, María, porque libremente te hiciste Esclava del Señor, no de palabra solamente -porque las palabras a veces sobran-; muchas veces están pobladas de ideas, que rara vez se llevan a la práctica.

6.- Te hiciste Esclava del Señor, en los hechos concretos, en todo momento de tu vida, cuando no era tan difícil y cuando creer era una locura, (tú, tan comedida y discreta), y cuando creer hubiera sido arrancarse el corazón de dolor, como en el Viernes Santo, en que estuviste firme al pie de la cruz, atravesada tu alma por la espada de dolor.

 Dichosa eres, María, porque el Señor te llamó, te eligió y te hizo fiel. El premio es tan grande, que el precio que tuviste que pagar a la postre no es excesivo visto desde el resultado final.

Dichosa, eres María; que el Oratorio no cese de rezar el Santo Rosario de tus alabanzas, hasta el fin de los tiempos; y que lo propague por todas partes, sobre todo en la masa del pueblo que se ha perdido para la Cruz. Haz que vuelva llorando, ese Pueblo, a la casa del Padre de la mano de su Madre y se transforme en Pueblo de Dios.

¡Dichosa eres, María! ¡Qué importante es estar siempre en el Espíritu Santo, oh llena de gracia!

Jueves 4ª Semana

He aquí la Esclava del Señor. (Tu modelo personal, Madre)

1.- Nos has enseñado, con el testimonio de tu vida, Madre, que la iniciativa siempre es de Dios.

Y si no lo es, mejor nos vamos de inmediato, porque seguramente es del Diablo, que siempre corrompe y nos miente, haciéndonos creer que es nuestra y sólo nuestra, (con derechos de autor reservados); o que hemos inventado magistralmente con la razón, como amañaban hipócritamente la verdad en la Antigua Grecia, los sofistas, mercaderes del conocimiento. Nos previenes, como Madre severa, de ese peligro.

 El racionalismo es el torpe instrumento de resonancia de las actividades del infierno.

 Si las iniciativas no son de Dios, nos mandas que huyamos lejos, que de ahí no saldrá algo bueno.

Todo tu ser y actuar se explica en ese primado de la iniciativa de Dios. El modelo personal auténtico tiene que ser, entonces, una vocación, una llamada que viene de Dios, como lo ha sido en ti, y se deja ver en la escena de la Anunciación. La iniciativa es siempre de Dios. Él es quien actúa por medio de nuestros secretos deseos auténticos, como lo hizo en ti.

Por eso, el modelo personal verdaderamente auténtico, que nos muestras en el Oratorio, debe ser un reflejo del modelo que Dios tiene de nosotros, desde la eternidad en su mente divina.

Creemos en nuestro modelo personal, porque creemos en Dios, porque creemos que nuestro modelo es un reflejo obediente del modelo que Dios inventó por amor, por el mayor amor con que alguien nos puede haber amado; es una nueva y original réplica de tu Anunciación.

2.- No me conozco mis huellas digitales; por lo menos no me conozco, las circunvoluciones de mi cerebro, pero Dios, sí me las conoce.  Solo Él conoce totalmente lo que a mí me conviene, mucho más que yo mismo. Él te hizo, Él te ama, mucho más de lo que te amas a ti misma; nos indicas por eso, que sólo Él puede, en definitiva, idear nuestro mejor yo, nuestro modelo personal.

Todo modelo auténtico tiene que ser, entonces, el reflejo más perfecto que Dios tiene en su mente.

Yo podría rebelarme contra mi modelo personal, cosa que tú no hiciste, Madre, en cambio sí Satanás que se rebeló. En definitiva, el modelo rebelde, que yo mismo me críe, va a terminar llevándome a la ruina, tal como a Satanás. 

3.- María Santísima, porque eras obediente y llena de fe, porque amabas a Dios, no te rebelaste y fuiste aceptando, cada vez en forma más perfecta, el modelo que Dios mismo iba despertando en ti.

Todo tu ser tendía progresivamente a ser totalmente de Dios. Por eso, tu actitud fundamental te llevaba a obedecerle ciegamente. Perdías por tu propia voluntad todo tipo de derecho, a algo que no fuera lo que Dios quiere.

 4.- Observabas la esclavitud, ese hecho social de tu época; veías cómo los esclavos no se pertenecían; eran vendidos y comprados por sus amos e iban donde ellos quisieran y hacían lo que ellos mandaban, especialmente los trabajos obscuros y humillantes.

 Veías esclavos gimiendo bajo el peso de sus cadenas y hubieras querido tenerlas tú, con tal que ellos quedaran libres. Entonces tu amor al Señor, fuertemente inspirado por El, fue formando en ti, su hija, el propósito de vivir solo para El, como una esclava, depender totalmente de Él. Pero, libremente, querías venderte a Él, como esclava y serlo de corazón, no hipócritamente por fuera.

Tu Hijo te enseñaría más adelante, mucho en ese sentido, ser esclava, pero por dentro, auténticamente, no como los fariseos, solo por el exterior.

En la hora de la Anunciación quedó plenamente expresada esa realidad, que la gracia había suscitado en ti. Madre mía, te entrego la llave de mi vida que el Señor haga conmigo como Él quiera.

Mirándote a ti, Modelo de la Iglesia, acepto renunciar a cualquier derecho sobre mi vida, mis cosas, mis obras, mis seres queridos; y a pesar de todo seguiré tus pasos, Madre Santa.

 Viernes 4ª Semana

La Salvación desde su lado femenino.

1.- Madre, llena de fe, nos señalas con tu ejemplo ese antagonismo que hay entre condenación y salvación. La obra de Satanás, tu adversario desde el Génesis, -el antiteísta de siempre-, consiste en buscar la condenación, la destrucción e infelicidad, la guerra y la muerte, para el mayor número posible, que pueda condenarse. Tu Dios, el Omnipotente y misericordioso, busca, por el contrario, -sin jamás faltar a la justicia-, que todos los hombres tengan acceso a la posibilidad de salvarse, de modo que libre y voluntariamente puedan construir salvación, (en la parte de la respuesta humana que les corresponde).

Tu vida, Madre del Señor, es una demostración clarísima que la mujer, por su función tan influyente en el origen de las voliciones del hombre, ha sido parte fundamental en este antagonismo; Satanás tienta y hace caer a Eva, la Madre de los vivientes, para así llegar al hombre, Adán; y hacerlo caer asimismo. Por la influencia de una mujer, el hombre pecó y con ello entró la perdición en el mundo, porque el hombre, seducido por ella, libremente, apostató del mandato divino.

Madre, este empañamiento horrible de la mujer lo permitió Dios como acción diabólica, para actuar justísimamente una obra nueva divina, por medio de una nueva mujer: tú con tu séquito de mujeres que se te parecen.

2.- Por tu fe obediente, María Santísima, te pusiste en radical oposición a la antigua Madre, Eva. Preparaste, con tu oración y tu entrega filial a Dios, la venida de Jesucristo al hombre. María Santísima, eres brazos implorantes de la humanidad, en la espera del Adviento. María Santísima, eres el clamor del ser humano: «Ven, ven, Señor, no tardes». Eva fue seducida por Satanás; María Santísima, atrajiste a Dios a obrar la Redención. Le suplicas con gran poder al Salvador, sin que se quite en nada la libertad infinita del designio de salvación; la Iglesia, por esa razón, te da el nombre de Omnipotencia Suplicante. Fue tu humildad y tu fe obediente, Madre, Virgen Santísima, la que consiguió que el Todopoderoso «mirara la pequeñez de su sierva». Por el contrario, Satanás logró pervertir a la virgen Eva consiguiendo arrastrarla por su soberbia, curiosidad y vanidad.

3.- Madre y Maestra, nos das lecciones de humanidad: la mujer tiene un papel muy importante en este antagonismo, condenación y salvación. Mujeres como tú atraen la salvación, mujeres como Eva, la condenación. Herodías, por medio de su hija Salomé, logró seducir a Herodes. Es la mujer la que despierta los secretos anhelos del corazón del hombre, sin quitarle su libre decisión.

Era Satanás que quería acabar con Juan Bautista y lo logró de nuevo, con la astucia corrompida de la seducción de la antigua Eva, representada en Herodías. ¡Qué importante es la mujer, en el antagonismo condenación y salvación! Por eso es que es un tema común en la Iglesia, hacer referencia a la mujer, que puede estar detrás cuando un consagrado ha estado dando algún mal paso.

Madre, muy amada, ayúdanos a reconocer, que, en la gestación del proceso de salvación personal, generalmente hay una mujer, muchas veces la mamá, una hermana o una tía ejemplar, una religiosa, una catequista, una misionera o una asesora. En ella se distingue el signo de la alegría, bondad, paciencia y mucha benevolencia servicial. El influjo de la mujer, en la vida del hombre de Dios, es muy importante.

4.- En el Oratorio Mariano, tú, como la Madre del Pueblo, inundas el contorno con un ambiente cálido y de acogida, en un clima de respeto y cariño por cada hijo(a) del Oratorio Mariano. ¡Qué importantes son estas vivencias que nos regalas en nuestra familia!, desde el punto de vista de la pedagogía y de los procesos odológicos de nuestra autoeducación, en la colaboración al plan salvífico de la gracia.

5.- El Señor no quiere dar sus gracias más efectivas, normalmente, si no es por tu intermedio, María Santísima. Según el plan de Salvación eres la medianera de todas las gracias. Las gracias pueden darse, habiendo una conciencia previa de tu rol maternal o no habiéndola. No porque el niño esté dormido en los brazos de su mamá, deja de estar en ellos. No porque el evangélico piadoso no te conozca, Madre, deja de estar en tus brazos tiernos y maternales. Mejor sería, si pudiera conocerte e implorara tu protección, ya que estaría obedeciendo la voluntad de Jesús; pero lo ignora. Dios que permitió que el pecado fuera originado por una influencia de orden femenino, también quiso establecerte en tu rol salvífico, como mujer, acompañando al Nuevo Adán, ¡oh María Santísima!

6.- Y si junto a Eva, hay muchas evas que se portan como Eva, desobedeciendo el querer de Dios, trayendo la desesperación a tantos seres humanos, también el Señor quiere muchas marías, como tú, nuevas evas, que muestren a muchos, tu rostro salvador de Madre de Dios, oh María.

7.- Quieres que les corresponda a los varones del Oratorio, ayudar a que esas marías despierten: colaborar con tu triunfo en muchas mujeres, oh Madre.

Nos das un precepto especial en el Oratorio: «Nunca corromper a una mujer, nunca pecar contra su delicadeza y su pudor, porque allí se va parte importante del ser femenino»: es un mandato tuyo, Madre. Vale para los laicos y para los consagrados de nuestra familia.

Así como tocar los pétalos de las flores, hace que se marchiten y se pongan feas; así la mujer que es tocada indelicadamente, perdiendo su sello virginal, se afea como mujer. Tú, la Virgen Inmaculada, eres la garantía de la grandeza del ser femenino.

Sábado 4ª Semana

Eres nuestra Reina y te seguiremos siempre.

1.- ¡Aunque los demás no lo hagan! Madre, te necesitamos: consíguenos la gracia de Jesús. Todo el mundo necesita apoyo. Somos débiles, la debilidad es nuestro pan cotidiano, por causa de ésta, muchas veces claudicamos. Pero tú, Madre, eres nuestra Reina y si tú vienes con nosotros ¿a qué podremos temer?

Este plan maravilloso de Dios, que tú seas Reina, ¿quién podrá obstaculizarlo? Tú eres la Reina, así lo quiere el Rey. Por eso no tememos ningún mal. Contigo resulta hasta fácil salir adelante. Sabemos que a tu Hijo le pusieron un letrero en la cruz, explicando la causa de su muerte: «Jesús, Nazareno, Rey de los judíos»; y a su lado estabas tú, su Madre, atravesada por una espada de dolor, la Reina junto al Rey.

Si tú eres la Reina, ¿por qué temer?, no le debo dejar el campo libre a mi debilidad, insaciable debilidad, que no me deja hacer lo que debo.

2.- Pero sé que finalmente tú vas a triunfar en mí. Por esa debilidad, muchas veces claudicamos, renunciamos a nuestra autenticidad.

Nos adviertes lo que sucede: de pronto, porque los demás se quedan simplemente sin actuar, porque no quieren y se oponen, todo el peso de nuestra naturaleza tiende a seguir la corriente; es decir, con una gran falta de vergüenza, actuamos como los demás. Omitimos aquello que debíamos hacer. Tú eres la Reina que nos acompaña aunque los demás no lo hagan.

Con tu presencia maternal, con tu presencia de Reina, estamos seguros de salir adelante. Tú nos revistes con las armaduras de la luz. Nos vas haciendo hombres y mujeres fuertes, capaces de actuar, aunque todo el mundo se oponga. ¡Hay que tener carácter! nos enseñas, mostrándonos siempre el estilo de Jesús, que no se dejaba llevar por nada, ni nadie, ni por el grupo de los parientes o de los discípulos.

 El Señor te ha dado por tarea seguir su lucha, contra el poder de las tinieblas. Por esto, es necesario, que luchemos; nos amonestas a entrenarnos para la lucha.

Nuestro enemigo puede jugar fácilmente, con aquellos que siguen lo que hacen los demás, porque lo hacen, sin otro motivo más de fondo. Quieres, Madre, que luchemos contra ese peligro.

3.- Los cómodos y flojos que no se atreven a emprender grandes tareas, son culpables que la historia no avance, con la suficiente rapidez. Nos educas para no caer en ese error. Como el hombre de la parábola de los talentos, se han excusado detrás de un oscuro mutismo o de un jolgorio mundano.

Pero la conciencia les pesa como un gran alud, por haberse recusado a enfrentar grandes tareas, y preferir la comodidad de un anonimato bien rentado y una buena posición social para seguir viviendo.

¡Aunque los demás no lo hagan! A pesar de todo, a pesar de todo, seguiremos por tu senda; Tú eres la Estrella; como nos enseñan los documentos de la Iglesia: eres la Hodoghitria, eres la guía en el camino.

La historia avanza tirada por la locomotora de los grandes hombres, los santos. Tu historia es el primer ejemplo después del de Jesús. Hay que hacer cosas, que tienen gran significado en la historia, aunque los demás no las hagan, por parecerles poco rentables.

4.- Jesús, tu Hijo, es el primero. Se sometió a las pruebas a las que nadie se habría sometido: amar, donde todos hubieran odiado. Perdonar, donde nadie hubiera perdonado. Y meditando a tu lado, me pregunto -como quien se mira al espejo-, ¿aunque los demás no lo hagan?

Al estar contigo reflexionando nos vienen en seguida los rostros familiares, con su realidad de la vida diaria, de mis hermanos y hermanas, amigos(as) y compañeros(as). Ahí se me presentan los rostros de mis parientes, de mis vecinos(as). Quizás comparece también la fotografía de mi papá y de mi mamá. Mirándote, salta a la conciencia este pensamiento: ¿aunque los demás no lo hagan?

Y pensando en mis compromisos contigo, -sea como consagrado o como laico- Madre del Oratorio, me surge con firmeza creciente: ¡sí, aunque los demás no lo hagan!

5.- Madre Santísima, eres la estrella de la nueva evangelización siempre renovada. Nos vas llevando adelante, maravillosamente.

 Por esto resulta tan fácil decir: estoy comprometido(a) con lo que es tuyo, Madre valiente. He dado mi palabra de por vida, a no aflojar, aunque todos mis amigos(as) y compañeros(as) me dejaran y quedara más solo que San Simeón, el Estilita, en lo alto de una columna, durante cuarenta años, o como tú, al lado de la cruz.

Yo me entrego a tus caminos para crear la verdadera historia, que trae el progreso auténtico, esto es: avanzar hacia el Reino de los Cielos. Es decir, nosotros no avanzamos hacia la ruina y perdición de la muerte segunda, que es el infierno.

¡Nosotros vamos contigo, aunque los demás no lo hagan!

6.- Si tú vienes conmigo, -como la profetisa Débora acompañó a Barac, según el libro de los Jueces-, no tengo ningún miedo de acometer las empresas más arriesgadas. Quiero ayudarte a crear cielo, donde otros crean infierno. Quiero subirme a la locomotora de la historia, cuyo máximo guía es tu Hijo; fuera de Él, no hay otro. Todos los demás eran salteadores y explotadores. Así, tú te encargas que estemos unidos a Jesús. Guiados por el Pastor de la historia, vamos hacia el verdadero progreso de los pueblos. Aunque los demás no lo hagan, aunque los demás conduzcan hacia el abismo. Querida Madre y Reina nuestra, siempre será así; la mayoría tiende a escoger el camino ancho respecto al cual, tu Hijo ya nos ha prevenido directamente, Madre y Reina, Hodoghitria, formadora de caminos que conducen a tu Hijo. Tú eres la guía en el camino, por esto, aunque los demás no lo hagan, nosotros queremos salir adelante.

ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

Querida Madre del Oratorio, ruégale a tu hijo, el buen pastor, que al ver que la mies es mucha y los obreros son pocos tenga piedad de su Oratorio Mariano, y la envíe muchas y santas vocaciones sacerdotales, religiosas, misioneras y de laicos comprometidos junto al don maravilloso de la perseverancia. Amen

ORACIÓN POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES

Madre del Sumo Sacerdote, Nueva Eva intercesora, Madre, Patrona y Reina del Oratorio, consíguenos de tu Hijo santos ministros del altar, vocaciones sacerdotales fervientes y solícitas dispensadores del Sacrificio Santo, que manifiesten la misericordia inagotable de su Sagrado Corazón, perdonando, educando y santificando al pueblo.
Consíguenos sacerdotes y religiosos conformes en todo a su Corazón, amando la Iglesia hasta el extremo. 
Fortalece, Madre, a los obispos, sacerdotes y diáconos, porque la mies es mucha y los obreros sacerdotales y religiosos demasiado pocos.
Muéstrate, Madre y Reina, en las llamadas y admirable en su perseverancia.  Amén.

ORACION DEL DESAFIO.

Madre: ¿Cómo podría olvidarme de Ti? ¡Cuántas cosas has hecho con nosotros! Te hemos pedido bendiciones a través de nuestro Oratorio. ¡Y cuánto nos has regalado!      

               Madre, ¿cómo podría olvidarme de Ti? Desde el Desafío del 29 de junio de 1971, hemos ido sintiendo cada vez más que Tú estás acá, que te has quedado en nuestro Oratorio donde quisiera que esté. Esa fue tu respuesta de amor a nuestro Desafío y a nuestro respaldo humano.

               Madre: ¿Cómo podría olvidarme de Ti? Ahora te pedimos más aún: necesitamos construir la Comunidad del Oratorio, danos por eso Santos, danos personas auténticas, vivificadas por la gracia de Cristo. Personalidades auténticas formadoras de un auténtico orden social; de una Comunidad auténtica que sea la base de la gran primavera que ha de venir. Madre; ¿Cómo no confiar en Ti?

               Y repetimos el Desafío esta vez más hondamente desde el 3 de noviembre de 1972: «Madre, lleno de audacia me atrevo a pedirte que te vayas del Oratorio, el día en que no haya ningún hijo tuyo que aspire sinceramente a la Santidad: a ser un auténtico mariano.

               Madre: ¿Cómo podría olvidarme de Ti? Creo Madre ardientemente que Tú te encargarás de hacer nacer acá, en tu Oratorio, Santos de nuestro pueblo para la Iglesia. Amén.

               Madre: ¿Cómo podría olvidarme de Ti?

ORACIÓN

Querida Madre:

Llenos de alegría y cariño hemos querido recibirte en nuestra familia, abriéndote las puertas de nuestros corazones, para que en ellos hagas nacer a tu Hijo. Queremos ser un Iglesia viva, donde Tú te manifiestes a los hombres. 

         ¡Quédate en nuestras vidas, Madre Santísima! 

Y cúbrenos con tu manto maternal, cuídanos, protégenos, conviértenos al Evangelio de Cristo.  Intercede por nosotros ante tu Hijo, para que nuestro hogar esté siempre iluminado por la esperanza que somos tus hijos, y que nunca nos dejarás, y siempre estarás con nosotros, especialmente en las dificultades, los momentos tristes y en la labor cotidiana.

         ¡Quédate en nuestras vidas, Madre Santísima!

Con la confianza puesta en tu amor, te pedimos que tu visita traiga a nuestro hogar muchos frutos de fe, esperanza y caridad, y que tu presencia amorosa nos llene de bendiciones.  

            ¡Quédate en nuestras vidas, Madre Santísima!

Haz nacer a Cristo en nuestros corazones, para que, llenos del Espíritu Santo, vivamos en el amor del Padre Dios.

¡ Quédate en nuestras vidas, Madre Santísima!

                                 Amén.

1º DÍA:

El regalo más grande de Dios.

  • Canto Inicial (cantar durante todo el encuentro)
  • Damos inicio a nuestro encuentro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Rosario (optativo)
  • Lectura Bíblica: Lucas 2,4-14
  • Meditación

Virgen Santísima:

En la oscura noche de Belén, cuando nadie quería abrirte la puerta, experimentaste dos sentimientos casi contradictorios: por una parte, el dolor de no poder dar un lugar mejor para tu Hijo y ser rechazada por tantas personas; y, por otro lado, la grandeza de tener a Dios mismo entre tus brazos maternales, tan pequeño, tan hermoso… el Rey del Universo envuelto en pañales, durmiendo en tu regazo cálido y tierno.

Este es el regalo más grande de Dios: su Hijo, porque con Él viene su bendición, viene la salvación. ¡Cantan los ángeles!  ¡Gloria a Dios, que tanto ama a sus hijos!

Es cierto que también necesitas de nuestro respaldo humano, las puertas abiertas del corazón, para acoger la gracia que viene de Dios.  Si, aunque podamos ser tremendamente débiles, queremos cambiar y esforzarnos, heroicamente.

Por eso es que celebramos tu presencia entre nosotros, porque Tú nos traes el mejor regalo que se pueda dar: Jesús, tu amado Hijo. ¡Hazlo nacer en nuestros corazones!

  • Preguntas de reflexión
  • ¿Qué regalo especial queremos pedir a nuestra Madre en su visita?
  • ¿Cuál es el regalo más grande que Dios nos ha dado?
  • ¿Cuándo sentimos la presencia de Jesús?
  • Oraciones en voz alta.
  • Escribir testimonios en el cuadernillo.

 

2º DIA:

María es nuestra Madre.

  • Canto Inicial (cantar durante todo el encuentro)
  • Damos inicio a nuestro encuentro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Rosario (optativo)
  • Lectura Bíblica: Juan 19, 25-27
  • Meditación

Querida Madre:

Antes de morir, una persona siempre dice las cosas más importantes, y deja como herencia sus tesoros más preciados a los que más ama.  Y Jesús, antes de morir, como prueba de su amor, nos dejó a Ti como nuestra Mamá, que nos ama y nos llena con su cariñosa acogida… 

Desde pequeños te hemos conocido, nos has sostenido entre tus brazos, regalándonos tu amor, tu cariño, tu dulzura de Madre, siempre trayendo a Jesús a nuestras vidas.  Y así lo haces con todos los hijos que Jesús, tu Hijo amado, te encomendó.  Incluso aquellos que no te aceptan, y que critican nuestra Iglesia por amarte y venerarte, por darte un lugar tan especial en nuestros corazones…  Incluso a ellos los has amado, los cuidas, y siempre vas guiando, secretamente, porque donde Tú estás, siempre estará Jesús, y así como quiso llegar a nosotros por medio tuyo, naciendo de Ti, así quiere volver a cada uno por medio de Ti.  Por eso queremos amarte conocerte, queremos escucharte, queremos expresarte nuestro amor.  Y éste es el mejor modo de encontrarnos con el amor de Aquél que nos creó, que nos redimió y nos santifica.

Aunque nuestro papá terreno, o nuestra mamá nos abandonase, Tú nunca lo harás, todo lo contrario, más que nunca nos estrecharás en tu regazo, regalándonos toda tu ternura…

Concluye este pasaje bíblico: “Y el discípulo la recibió en su casa”. Nosotros no queremos otra actitud que recibirte para siempre en nuestro hogar y en nuestros corazones. ¡Quédate Madre siempre con nosotros! ¿Qué sería nuestra vida sin Ti?

  • Preguntas de reflexión
  • ¿He experimentado alguna vez el cariño de una mamá, o de una hermana, o tía, abuela, o amiga? ¿cómo es?
  • ¿Por qué María también es Madre de aquellos que la rechazan?
  • Nuestra Iglesia ¿Es acogedora, cariñosa, preocupada por todos?
  • ¿Somos acogedores con los demás y compartimos con todo mundo, o hacemos diferencia, o somos fríos, enojones, egoístas?
  • ¿Cómo podemos hacer para que María se quede en nuestro Hogar?
  • Oraciones en voz alta.
  • Escribir testimonios en el cuadernillo.

 

 

3º DÍA:

María, Madre del Pueblo.

  • Canto Inicial (cantar durante todo el encuentro)
  • Damos inicio a nuestro encuentro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Rosario (optativo)
  • Lectura Bíblica: Marcos 6, 1-3a
  • Meditación

Querida Madre:

Nadie sabía que Tú eras la Madre de Dios, ni que Jesús era Dios mismo hecho hombre.  Viviste toda una vida escondida entre la gente del pueblo.  Como todos, tenías que ir a buscar agua en el pozo de la plaza pública, hacer el pan, remendar la ropa de José, preparar la comida… sin jamás mostrarte en la gloria que merecías como Madre del Rey de la Gloria.

Como cualquier otra niña, que canta mientras trabaja, que tiene que vérselas con sus estudios, que juega, que ríe, que crece, que sirve, que alegra el mundo con su hermosura… y teniendo que sufrir las mismas privaciones que cualquier pobre de tu pueblito pequeñito y despreciado.

¡Cuántas flores hermosas has hecho nacer entre los escombros, entre la basura!  Pequeñas María que puras y hermosas como una flor en primavera, hacen el mundo mucho más hermoso con su sonrisa… niñas que más tarde son mamás, esposas, constructoras de familias cristianas, llenas de Dios, que en el silencio de una oración, transforman el mundo… sin que nadie las conozca, sin que nadie se dé cuenta que eran pequeñas María, sin saber que Dios escoge a los pequeños, los pobres y a los que este mundo no considera… Y en el silencio de la vida diaria, en medio del pueblo, son santos

  • Preguntas de reflexión
  • ¿Por qué ninguno de los vecinos y amigos de Jesús le reconoció como Dios?
  • ¿Es posible ser santos, incluso en nuestro medio social?
  • ¿Qué significa ser “pequeña María”?
  • ¿Cuándo tener dinero es bueno, y cuándo es malo? ¿Por qué?
  • ¿Por qué los pobres son los predilectos de Dios?
  • Oraciones en voz alta.
  • Escribir testimonios en el cuadernillo.

 

4º DIA:  

Madre de la Palabra.

  • Canto Inicial (cantar durante todo el encuentro)
  • Damos inicio a nuestro encuentro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Rosario (optativo)
  • Lectura Bíblica: Lucas 1, 26-38
  • Meditación

Querida Madre:

Escuchaste la Palabra de Dios, que te invitaba a una tarea tan grande, la tarea de ser Madre del Señor, y no sólo la escuchaste, sino que la aceptaste en tu corazón… y así Jesús se encarnó en tu vientre puro… porque antes de acogerlo en tu seno, lo acogiste en tu corazón, al aceptar la Palabra de Dios…

¡Cuántas veces Dios nos llama!  ¡Cuántas veces hemos tenido la certeza que Dios quería que hiciéramos algo!  Ir a Misa, rezar un poquito, decir una palabra cariñosa, ofrecer mi ayuda, dar una limosna, sonreírle a quien me ha hecho el mal, pedir perdón, confesarme, escuchar a quien está con problemas… ¡Y nos hemos hecho los sordos!

¡Cuántas veces hemos sentido la llamada clarísima de Dios que me pide que deje de hacer algo!  Dejar de emborracharme, de mentir, dejar esa amistad demasiado sospechosa y que me podría llevar al adulterio, no mirar ese programa de televisión, no comprar esa revista, no gastarme el dinero de mi familia con mis amigotes, o con mis comadres, no hacerme ese aborto, no decir esas palabras feas delante de los niños… Y nos hemos hecho los sordos.

A Ti Dios te llamó, te invitó, y aceptaste, aunque era difícil…Ayúdanos a hacerlo también.

Nuestra respuesta es un sí rotundo al crecimiento en la fe. No es simplemente un sentimiento más o menos hermoso, sino un compromiso con nuestros grupos y nuestras metas.

No permitas Madre, que mi vida de fe se transforme en ideas o sueños que nunca se aterrizan en la realidad. Déjame comprometerme, hasta que duela …..

  • Preguntas de reflexión
  • ¿Por qué María pudo recibir a Jesús en su vientre? ¿Dónde lo acogió antes?
  • En esta semana de visita de nuestra Madre ¿A qué me está invitando en concreto? ¿qué cosas debo cambiar, hacer o dejar de hacer?
  • ¿Te has preguntado alguna vez si Dios te llama a alguna vocación consagrada? Si llamase a alguno de tus hijos ¿qué le aconsejarías?
  • Oraciones en voz alta.
  • Escribir testimonios en el cuadernillo.

 

5º DIA:

María, Madre Misionera.

  • Canto Inicial (cantar durante todo el encuentro)
  • Damos inicio a nuestro encuentro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Rosario (optativo)
  • Lectura Bíblica: Lucas 2, 39-46
  • Meditación

Querida Madre:

Tú no te quedaste sentada, esperando que la gente te sirviese y te cuidaran de forma especialísima, en virtud de tu condición de Madre del Señor, sino que te levantaste y fuiste rápidamente a servir a tu prima que también estaba embarazada…

Así es un corazón de Madre, y así debe ser la Iglesia: misionera, que no espera sentada, sino que va en busca del hermano que sufre, y especialmente, va en busca del hermano que está alejado de Dios… no se conforma con tener un número aceptable de fieles, sino que piensa en la salvación de todos, especialmente de aquellos de quienes nadie se preocupa.

¡Qué grande es tu corazón de Madre!  Un corazón donde caben todas las personas, donde caben todos los pueblos de la tierra, sin importar la raza ni la lengua, ni el color de la piel… ¿Cómo quedarse de brazos cruzados, si millones y millones de personas no conocen a Jesús, y morirán sin que nadie les haya mostrado la esperanza de la resurrección?

¡Cuántas personas hay que viven sin Dios!

Que tu Iglesia sea también misionera: que lleve a Jesús a todas partes, provocando la conversión y la explosión del Espíritu Santo.

  • Preguntas de reflexión
  • ¿Qué significa ser misionero?
  • ¿Por qué María es la primera misionera?
  • ¿Cómo puedo ser misionero hoy en mi casa, mi familia, trabajo, escuela?
  • ¿Soy cómodo o soy capaz de sacrificarme para ayudar a otros? Dar ejemplos de estas actitudes.
  • ¿Por qué la Virgen Peregrina es también una forma de misionar?
  • Oraciones en voz alta.
  • Escribir testimonios en el cuadernillo.

 

6º DIA:

María, nuestro modelo.

  • Canto Inicial (cantar durante todo el encuentro)
  • Damos inicio a nuestro encuentro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Rosario (optativo)
  • Lectura Bíblica: Lucas 11, 27-28
  • Meditación

Querida Madre:

Tu Hijo Jesús te ha hecho el mejor homenaje: Tú no eres feliz por ser su Madre, porque para serlo, primero tuviste que acoger su palabra, y practicarla en tu vida… y después, entonces, pudiste ser Madre de Dios.  Entonces, eres feliz porque has escuchado su voz y le has obedecido…

Es así como debemos ser nosotros. Y Jesús te ha puesto como nuestro modelo: Él quiere que seamos así, como Tú eres.  La Iglesia, la familia, las personas sólo serán felices si se parecen a Ti… Es decir, si escuchamos la Palabra de Dios, y la ponemos en práctica.  Por su Palabra, Él nos pide ser santos, alegres, serviciales, solidarios, justos, fieles, responsables, castos, generosos… como Tú.

Especialmente, eres el modelo de toda mujer.  Eres la Mujer más perfectamente femenina, y toda tu vida gira en torno a Jesús, tu Hijo… eres la mejor mamá, eres la mejor hija, eres la mejor esposa… simplemente eres Mujer, y en Ti Dios ha manifestado la grandeza del ser femenino.

Madre, enséñame a mirarte, para que todo lo que haga lo haga pensando en Ti, en lo que Tú harías en mi lugar.

  • Preguntas de reflexión
  • ¿Por qué María es verdaderamente feliz?
  • ¿Qué virtudes tenemos, que nos hacen parecernos un poquito a María?
  • ¿Qué mujeres conozco que sean parecidas con María?
  • ¿Qué opino acerca del feminismo?
  • ¿Qué diferencias existen entre hombres y mujeres?
  • ¿Por qué Dios nos hizo diferentes?
  • Oraciones en voz alta.
  • Escribir testimonios en el cuadernillo.

REFLEXIÓN PARA LA HORA DE LAS COMIDAS

ENERO

1ª SEMANA.

Domingo 1ª Semana Enero

Gen 27,25 Dijo entonces Jacob: «acércamelo, que coma de la caza, hijo, para que te bendiga mi alma». Se la acercó y comió; le trajo también vino, y bebió.

En este domingo, adoramos al Señor, nuestro Padre, con el Hijo, en el Espíritu Santo. En torno a esta mesa, te invitamos, Madre, a gozar de la alegría dominical, unidos entre hermanos, como familia que se abre paso hacia tu coronación como Reina del ecumenismo. Amén.

Lunes 1ª Semana Enero

Dan 4,9 Era hermoso su ramaje, abundante su fruto; había en él comida para todos, a su sombra se cobijaban las bestias del campo, en sus ramas anidaban los pájaros del cielo, y toda carne se alimentaba de él.

Madre Santísima, tu Oratorio te suplica que seas la Reina del ecumenismo; que logres la maravilla del entendimiento de personas de diferentes modos de creer. Haznos compartir el pan y la amistad, como Reina de nuestro hogar unido y acogedor. Amén.

Martes 1ª Semana Enero

Mt 5,9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Junto con Jesús, te invitamos, Madre y Reina nuestra, que vengas a estar en esta comida con nosotros, tú, la Reina unidora, que vas a conseguir el milagro del ecumenismo practicado. Te ofrecemos nuestros trabajos y la alegría de poder recibir en paz los alimentos. Amén.

Miércoles 1ª Semana Enero

Gen 26,30 Él les dio un banquete, y comieron y bebieron.

Nosotros, como pequeños miembros de la Iglesia, te alabamos, Madre, en esta hora de la comida, en que nos reunimos a compartir. Maravillas ha hecho el Señor en ti, Reina del ecumenismo, que nos enseñas a escuchar, aun en el canto del gallo, la voz de Dios. ¡Gloria al Señor y gloria a ti! Amén.

Jueves 1ª Semana Enero

Jn 6,5 Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?»

Te agradecemos, Madre y Reina nuestra, en esta hora en que compartimos el pan, porque nos consigues todo lo que necesitamos para vivir. A veces lo has conseguido en forma milagrosa, como en las Bodas de Caná. Te agradecemos particularmente porque nos enseñaste a escuchar la voz de Dios. Amén.

Viernes 1ª Semana Enero

Gen 2,17 Del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, morirás sin remedio.

Reina del ecumenismo, sin sacrificio, sin entrega por nuestros hermanos, nunca llegaremos a compartir verdaderamente, sin caer en la hipocresía. Al llegar a esta hora de nuestra comida, danos voluntad para hacer pequeños sacrificios, que nos ayuden a salir adelante, en el respeto y cariño a nuestros hermanos. Amén.

Sábado 1ª Semana Enero

Sal 30,12-13 Has trocado mi lamento en una danza, me has quitado el vestido de saco y me has ceñido de alegría; mi corazón por eso te salmodiará sin tregua; Señor, Dios mío, te alabaré por siempre.

Aleluya, gloria al Señor, en esta hora de la comida, aleluya, porque nos regaló esta Madre maravillosa, María Reina del ecumenismo. Aleluya, cantaremos con todos nuestros hermanos separados. Aleluya, maravillas del Señor en toda su creación, en la que nos hace compartir el pan. Aleluya. Amén.

2ª SEMANA.

Domingo 2ª Semana Enero

Ex 12,16 En el primer día tendrán reunión sagrada; también en el día séptimo se reunirán en asamblea sagrada. Ningún trabajo se hará en esos días, salvo la comida para cada uno. Esto es lo único que podrán hacer.

Te adoramos Padre, te adoramos Hijo único del Padre, en la unidad del Espíritu Santo, al comer nuestra comida; con tu bondad infinita repartes los alimentos, para que a nadie le falte; adorándote te suplicamos que así sea, con nuestra Madre y Reina del ecumenismo. Amén.

Lunes 2ª Semana Enero

Dan 4,22 “Serás arrojado de entre los hombres y con las bestias del campo morarás; hierba, como los bueyes, tendrás por comida, y serás bañado del rocío del cielo; siete tiempos pasarán por ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el imperio de los hombres y que se lo da a quien le place”.

Reina de nuestro Pueblo, muchas veces marginado, te pedimos insistentemente para que, así como nos consigues que podamos comer reunidos en esta hora, nos regales de tu Hijo, la gracia de ver de cerca la misteriosa unión de las iglesias.

Martes 2ª Semana Enero

Lc 10,40 Mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo de la casa? Dile, que me ayude».

Madre y Reina te invitamos a que vengas con nosotros a participar en este momento en que vamos a recibir nuestros alimentos; te ofrecemos nuestros esfuerzos y trabajos, que sirvan para que los que nada tienen, encuentren una mano bondadosa para que les dé su alimento de cada día. Amén.

Miércoles 2ª Semana Enero

Dt 6,11 Acuérdate del Señor que te sacó de Egipto, no te olvides que recibiste casas llenas de toda clase de bienes, que tú no llenaste, cisternas excavadas que tú no excavaste, viñedos y olivares que tú no plantaste.

En esta hora en que compartimos el pan y la amistad, te alabamos Reina del ecumenismo, porque nos haces vencer nuestras diferencias y buscar la alegría de una paz conquistada. Para que todo el pueblo alce sus manos hacia ti, te proclamamos la feliz entre todas las mujeres, como nos enseña el evangelio.

Jueves 2ª Semana Enero

Jn 17,21 para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.

Gracias de antemano, Madre y Reina del pueblo unido, porque, así como hoy nos consigues el alimento que vamos a compartir unidos, podamos los hermanos separados reencontrarnos en un abrazo común en la Mesa del Reino. Amén.

Viernes 2ª Semana Enero

Gen 3,1 La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Cómo es que Dios les ha dicho: “No coman de los frutos de ninguno de los árboles del jardín”?

Los pobres, Madre y Reina, serán siempre la opción de la Iglesia. Todos podemos sacrificar un poquito, en este viernes, en que Jesús todo lo dio en la cruz, hasta su sangre para darnos el alimento que no perece. Ayúdanos a superar nuestra glotonería y egoísmo. Amén.

Sábado 2ª Semana Enero

Jdt 15,12-13 Todas las mujeres de Israel acudieron para verla y la bendecían danzando en coro. Judit tomaba tirsos con la mano y los distribuía entre las mujeres que estaban a su lado. Ellas y sus acompañantes se coronaron con coronas de olivo; después, dirigiendo el coro de las mujeres, se puso danzando a la cabeza de todo el pueblo.

Gloriosa María, asunta a los cielos, que nos ayudas en nuestro itinerario terrestre, gloriosa María, te aclama todo el pueblo; y tú, sonriente, vas obrando el milagro de la unidad de los hermanos separados. Al compartir nuestros alimentos, ayúdanos a aclamarte feliz, Reina gloriosa. Amén.

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana Enero

2P 2,13 Tienen por felicidad el placer de un día; hombres manchados e infames, que se entregan de lleno a los placeres mientras banquetean con vosotros.

Todos los domingos, te adoramos de modo especial, Padre Celestial, por tu Hijo el muy amado, en el Espíritu Santo, que clama en nuestros corazones como en el corazón de María, nuestra Madre y Reina. Reconocemos al servirnos estos alimentos, que toda la creación, hecha poco a poco por tu poder inagotable, procede de ti. Te adoramos Santísima Trinidad. Amén.

Lunes 3ª Semana Enero

Dan 4,29 De entre los hombres serás arrojado, con las bestias del campo morarás; hierba como los bueyes tendrás por comida, y siete tiempos pasarán por ti, hasta que reconozcas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres, y se lo da a quien le place.

Querida Madre Santísima, Reina en quien esperamos que nos consigas de Jesús, el Cristo, el único que puede salvar, te pedimos que, junto a los alimentos, que vamos a servirnos en estos momentos, nos consigas, poco a poco el milagro de una comunidad que avanza hacia un ecumenismo auténtico. Amén.

Martes 3ª Semana Enero

Jn 5,17 Pero Jesús les replicó: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo».

Reina y Madre muy querida, te queremos ofrecer nuestro esfuerzo y trabajo de este día, para que no nos falten los alimentos, para que siempre pongamos nuestra parte, vayamos a la práctica, que está hecha de mil detalles. Consíguenos, por tu lado, junto a los alimentos de cada día, el milagro de la unidad ecuménica. Amén.

Miércoles 3ª Semana Enero

1Re 19,8 Se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, el Horeb.

Sea alabada eternamente la Santísima Trinidad, que hoy nos reúne junto a la Reina coronada del ecumenismo, para ir poco a poco librando sistemáticamente una ardua labor, como las hormiguitas en un trabajo tesonero para conseguir su alimento, y nosotros poder ayudar en la construcción del ecumenismo. Sea alabada eternamente la Santísima Trinidad. Amén.

Jueves 3ª Semana Enero

Jn 17,23 Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.

Gracias, muchas gracias, por tener cada día nuestros alimentos que ahora nos vamos a servir en esta mesa de unidad y concordia. Gracias, Madre y Reina Santísima, porque también nos sentaremos un día los hermanos separados para compartir en el ecumenismo, contigo Reina del ecumenismo. Amén.

Viernes 3ª Semana Enero

Mt 26,26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: Tomen, coman, esto es mi cuerpo.

La Iglesia te saluda con el título de «amantísima Madre». Eres nuestra Madre y Reina muy amada. El mayor amor del mundo consiste en darlo todo, hasta la propia vida, como Jesús lo ha hecho. Ha dado su cuerpo y sangre para que podamos comer una comida que nos llenará totalmente. También nos sacrificamos para que un día todos nos sentemos en la mesa de la unidad. Amén.

Sábado 3ª Semana Enero

So 3,16-18 Aquel día se dirá a Jerusalén: ¡No tengas miedo, Sión, no desmayen tus manos! El Señor tu Dios está en medio de ti, ¡un poderoso salvador! El exulta de gozo por ti, te renueva por su amor; danza por ti con gritos de júbilo, como en los días de fiesta.

Poco a poco vamos luchando, maravillosa Reina, poco a poco vamos construyendo para tener unidad. Poco a poco la Iglesia y nosotros crecemos en conocerte Reina Santísima. Junto al alimento que vamos a servirnos, te aclamamos Reina maravillosa de nuestro Oratorio en este sábado, en que ha de triunfar el ecumenismo. Amén.

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana Enero

Hch 2,44 Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo.

Te adoramos, Eterna Trinidad, al lado de nuestra Madre y Reina; tu nos concediste poder sentarnos a la mesa, para compartir gustosos los frutos de esta tierra que tú creaste. Así como ustedes están unidos eternamente, sin aburrirse por la Trinidad de personas, haz que luchemos para que la Reina del ecumenismo logre la unidad de los hermanos separados. Amén.

Lunes 4ª Semana Enero

Dan 14,34 El ángel del Señor dijo a Habacuc: «Lleva esa comida que tienes a Babilonia, a Daniel que está en el foso de los leones».

Te pedimos y suplicamos, Reina del ecumenismo, que, así como nos vas a brindar ahora los alimentos que necesitamos para vivir, nos concedas un corazón auténticamente entregado a conquistar la unión con todos, también con los hermanos separados en diversas iglesias. Amén.

Martes 4ª Semana Enero

Jn 9,4 Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.

Ahora que nos vamos a sentar a la mesa, para servirnos con un corazón alegre, sin hipocresías, el alimento que Dios nos regala. Te ofrecemos también nuestra parte para no comer el pan, ociosos, sin haberlo merecido al menos en parte. Te ofrecemos la autenticidad de nuestro anhelo de unidad ecuménica. Amén.

Miércoles 4ª Semana Enero

1Cr 29,22 Aquel día comieron y bebieron ante el Señor con gran gozo y por segunda vez proclamaron rey a Salomón, hijo de David; le ungieron como caudillo ante el Señor, y a Sadoq como sacerdote.

Alabada, María Santísima, Reina de las Bodas de Caná, alabada porque al compartir nuestros alimentos de hoy, tú nos sigues consiguiendo la autenticidad de un corazón abierto a la unidad y dispuesto a luchar por el ecumenismo, en que tú mostrarás el poder grandioso de tu Hijo. Amén.

Jueves 4ª Semana Enero

Jn 6,11 Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.

Te agradecemos, Reina y Patrona nuestra, al sentarnos a la mesa frente a estos alimentos, que vamos a recibir como un anticipo de lo que vendrá más adelante, si somos fieles. Al coronarte como Reina del ecumenismo, creemos firmemente que, así como podemos estar unidos auténticamente compartiendo el pan y la amistad en estos momentos, los hermanos separados volveremos a encontrarnos en unidad no hipócrita y a la fuerza, sino auténticamente querida y lograda. Amén.

Viernes 4ª Semana Enero

Gen 3,3 Del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, bajo pena de muerte».

Reina del ecumenismo, estamos delante de estos alimentos, para pedir la bendición del Señor; así como vamos a servirnos esta comida necesaria para la vida, haz que tu Hijo nos conceda ser hombres y mujeres de sacrificio para luchar auténticamente por la unidad ecuménica, así como hemos colaborado para servirnos el pan y la bebida de hoy. Amén.

Sábado 4ª Semana Enero

Lc 1,41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.

Oh María, Reina auténtica, todo en ti es transoperancia, colaboradora estrecha de tu Hijo. Llenos de alegría en la mesa familiar queremos compartir con exclamaciones de júbilo, la obra maravillosa y el banquete que hemos de celebrar un día, en la perfecta unidad de los hermanos hoy separados en iglesias diferentes. Amén.

FEBRERO.

I SEMANA

Domingo. 1ª Semana Febrero

1Co 14,25-26 Los secretos de su corazón quedarán al descubierto y, postrado rostro en tierra, adorará a Dios confesando que Dios está verdaderamente entre ustedes. ¿Qué concluir, hermanos? Cuando se reúnen, cada cual puede tener un salmo, una instrucción, una revelación, un discurso en lengua, una interpretación; pero que todo sea para edificación.

En este domingo, queremos escuchar las campanas que llaman a adorar al Señor, a reconocerlo, desde lo más profundo, como nuestro Dios. Adorarlo contigo, oh María, delante de estos alimentos, que el mismo nos brinda, como fruto de la tierra y del trabajo del hombre. El sacrificio es el ingrediente generoso que está en esta comida que anticipa el cielo, y que podemos comer en paz y honestidad. Gracias Señor. Amén.

Lunes 1ª Semana Febrero

Dan 14,37 Habacuc gritó: «Daniel, Daniel, toma la comida que el Señor te ha enviado. »

Al ponernos ante la mesa con los alimentos preparados, llenos de confianza en tu presencia maternal, oh María Santísima, queremos aceptar que sin cruz no hay victoria, sin sacrificarse los unos por los otros, no hay redención completa. Y los que buscan pasarlo bien, lo pasan mal. Te pedimos comprender y aceptar las cruces de la vida diaria para ayudar a nuestros hermanos. Amén.

Martes 1ª Semana Febrero

Hch 20,35 En todo les he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en recibir.

Madre Santísima, queremos ofrecerte los pequeños y grandes sacrificios de este día para hacer más feliz la vida de los otros, ya que el dolor ayuda a redimir a los demás. Al servirnos los alimentos, sabemos que todos nos necesitamos entregando cada uno lo mejor de sí mismo para hacer la vida más alegre. Acepta nuestra ofrenda. Amén.

Miérc. 1ª Semana Febrero.

2Cr 30,22 Ezequías habló al corazón de todos los levitas que tenían perfecto conocimiento del Señor. Comieron durante los siete días las víctimas de la solemnidad, sacrificando sacrificios de comunión y alabando al Señor, el Dios de sus padres.

Querida Madre, qué maravillosa es la obra que has hecho en nuestro Oratorio, cómo vamos creciendo y alimentándonos espiritualmente, así como ahora vamos a comer esta comida agradable al paladar y apetecida por nuestro cuerpo, al mirar tantas personas positivas en nuestra familia del Oratorio, ¡cómo no alabarte, Reina sublime! Amén.

Jueves 1ª Semana Febrero

Jn 6,27 Obren, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre.

Gracias, Madre Santísima, porque has sido la dulzura de nuestras cruces y de nuestros sacrificios; ahora en este momento de alimentarnos, al poder comer, aunque otros -sea por enfermedad, por pobreza económica, por escasez o guerra-, no tienen qué comer. ¿Cómo no darte gracias, Madre Amadísima, dulzura de nuestras cruces? Amén.

Viernes 1ª Semana Febrero

Gen 3,5 Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de este fruto, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal.

Madre dolorosa de los viernes, en que Jesús padeció tanto, haznos compartir con los pequeños sacrificios de la vida ofrecidos libremente, sin andar quejándose, ni poniendo caras largas, para que sigas haciendo maravillas con las personas que queremos y has puesto junto a nuestra mesa familiar. Amén.

Sábado 1ª Semana Febrero

Lc 1,45-47 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» Y dijo María:

«Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador».

Eres maravillosa, oh María inmaculada, grandes maravillas has hecho en nuestro Oratorio. Al servirnos estos alimentos, que el Señor nos bendice, anticipamos un poco la dicha que está detrás de nuestros pequeños sacrificios de cada día, ofrecidos libremente por amor. Eres tan maravillosa que no podemos calcular siquiera la profundidad de tu gracia y belleza, que te ha dado el Señor. Amén.

2ª SEMANA.

Domingo 2ª Semana Febrero

1Tm 2,1-2 Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad.

En honor a ti, Santísima Trinidad, elevamos esta plegaria de gratitud al servirnos estos alimentos, que en definitiva los hemos recibido de tu bondad. El sacrificio de Jesús es el alimento que prepara la alimentación celestial, que es la gloria. Allí no habrá más llanto ni dolor… por ahora el 3ª Desafío nos ayuda a prepararnos, como el surco prepara la cosecha.

Lunes 2ª Semana Febrero

Ag 1,6 Habéis sembrado mucho, pero la cosecha fue poca; habéis comido, pero sin quitar el hambre; habéis bebido, pero sin quitar la sed; os habéis vestido, mas, sin calentaros, y el jornalero ha metido su jornal en bolsa rota.

Madre muy querida, que has querido llegar al pueblo para hacerlo Pueblo de Dios, te has elegido este Oratorio Mariano, que tiene que asumir poco a poco la cruz, como camino que auténticamente redime, colabora con los méritos infinitos de tu Hijo, haz que, al compartir nuestros alimentos, viendo los sufrimientos del pueblo, queramos solidarizar dando de nuestra pobreza al que no tiene. Amén.

Martes 2ª Semana Febrero

1Co 3,8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada cual recibirá el salario según su propio trabajo.

Al llegar a nuestra hora de comer, estamos convidándote, Madre muy amada, a que estés con nosotros. Te ofrecemos la realidad que el pueblo sufre en algunos de sus miembros, que les falta de todo; asumiendo la madurez que se nos va gestando para poder ayudar a redimir con la cruz. Te ofrecemos nuestros sacrificios y te pedimos, que todos tengan hoy algo para comer en su mesa familiar. Amén.

Miérc. 2ª Semana Febrero

2Cr 31,10 Respondió el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoq, y dijo: «Desde que se comenzaron a traer las ofrendas reservadas a la Casa del Señor, hemos comido y nos hemos saciado, y aún sobra muchísimo, porque el Señor ha bendecido a su pueblo; y esta gran cantidad es lo que sobra».

Te alabamos, bendita Madre del 3ª Desafío, en el que por la cruz te quedas con nosotros, haciendo la dulzura de las cruces. Al comer nuestros alimentos pidiendo para que todo el pueblo tenga su alimento cotidiano, así como nosotros hoy, te alabamos porque nos consigues de todo lo necesario. Amén.

Jueves 2ª Semana Febrero

Jn 13,4-5 Se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en una jarra y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.

Gracias, Madre amada, porque nos enseñas en forma realista el sentido de cada comida. El momento de comer nos recuerda la Última Cena de Jesús, en que preparaba la hora de su sacrificio. El dolor y el sufrimiento de cada día no se queda en que duela, sino que prepara la victoria de Jesús en nosotros y en nuestros hermanos.

Viernes 2ª Semana Febrero

Gen 3,6 Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió.

En este día viernes, al bendecir nuestros alimentos, no podemos dejar de recordar el sacrificio de tu Hijo. Nuestro 3ª Desafío nos ayuda a comprender que el verdadero alimento es el que da tu Hijo y que se proyecta y hace más y más fecundo por medio de nuestros sacrificios, sobre todo cuando compartimos en la mesa familiar. Améng.

Sábado 2ª Semana Febrero

Lc 2,33-35 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción – ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.

Madre y Reina Santísima, ¡Qué bueno es compartir el alimento en familia! Hoy te alabamos en las vísperas del domingo, llenándonos de profunda alegría y dedicación. Madre que nos indicas el camino del 3ª Desafío, la aceptación diaria de nuestra cruz, en la que nace la familia del Oratorio, como todos los miembros de la Iglesia, ¿cómo no alabarte, a ti, la dulzura de nuestras cruces? Amén.

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana de Febrero

Ap 7,11-12 Y todos los ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios diciendo: «Amén. Alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén».

Al recibir la eucaristía, adoramos al Señor de la gloria; al recibir asimismo el alimento de este día, haznos ser fieles a la adoración de quien todo nos viene, también el alimento de este día y la alegría de poder contar con el Cáliz del Padre, que conforma nuestra identidad propia, tan querida. Amén.

Lunes 3ª Semana Febrero

Mt 14,20 Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos.

Madre, al pedirte que nos consigas de tu Hijo, la bendición de nuestros alimentos, te pedimos que nos mantengas unidos al Cáliz del Padre, en su certera línea profética frente a los nuevos tiempos, en su firme encadenamiento a la Cátedra de San Pedro, para marchar nutridos y con fuerzas hacia los tiempos futuros. Amén.

Martes 3ª Semana Febrero

1Co 15,10 Mas, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.

Así como te ofrecemos las obras de este día en la Santa Misa, y nos podemos alimentar con la comida que no perece; así nos disponemos a comer el pan y alimento de este tiempo; nos unimos al Cáliz del Padre, seguros de avanzar sin desorientarnos. Amén.

Miérc. 3ª Semana Febrero

Sir 31,23 Al espléndido en las comidas le bendicen los labios, el testimonio de su munificencia es firme.

Alabada seas, Madre Santísima, en esta hora del alimento en familia, porque has guiado nuestro Oratorio; le has dado todo un patrimonio de gracias y estructuras, que nos ayudan a recorrer nuestro itinerario, al que llamamos Cáliz del Padre y que está íntimamente unido a la Cátedra de San Pedro.

Jueves 3ª Semana Febrero

Jn 6,55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.

Gracias, Madre Santísima, en esta hora de alimentarnos juntos, como hermanos, como Jesús comió con sus discípulos. Te agradecemos tanto y tanto porque nos preparas para enfrentar los tiempos alborotados, con una línea clara y precisa, que siempre se ubica dentro de la Cátedra de San Pedro.

Viernes 3ª Semana Febrero

Hb 10,35-38 No perdáis ahora vuestra confianza, que lleva consigo una gran recompensa. Necesitan paciencia en el sufrimiento para cumplir la voluntad de Dios y conseguir así lo prometido. Pues todavía un poco, muy poco tiempo; y el que ha de venir vendrá sin tardanza. Mi justo vivirá por la fe; pero si es cobarde, mi alma no se complacerá en él.

Al presentarnos ante la mesa familiar, ofrecemos nuestros sacrificios y trabajos para no comer el pan y amistad sin haberla merecido, aunque sea un poco. Te ofrecemos también nuestra fidelidad al Cáliz del Padre. Amén.

Sábado 3ª Semana Febrero

Mt 16,17-19 Replicando Jesús le dijo: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.

Todas las generaciones me llamarán feliz; nosotros en esta hora de alimentarnos, te llamamos gloriosa y llena de fuerza e intensidad de gracia. Has estado maravillosa con regalarnos todo lo que contiene el Cáliz del Padre, también su íntima vinculación a la Cátedra de San Pedro. Amén.

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana de Febrero

Rm 14,17-18 El Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. Quien así sirve a Cristo, se hace grato a Dios y los hombres lo valorizan.

Al comer estos alimentos, te adoramos, Padre omnipotente y sabio, que tienes la historia en la mano, que vas inspirando al Santo Padre, y al Cáliz del Padre para que se vaya guiando y alimentando en el camino justo y de la verdad. Te adoramos de todo corazón en nuestro alimentarnos por tu bondad sin fin. Amén.

Lunes 4ª Semana Febrero

Mt 15,37 Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete canastas llenas.

Te pedimos, Madre, al ponernos frente a nuestros alimentos, que nunca falten en la casa de tus hijos, especialmente en este día, en la mesa de los pobres. Asimismo, te suplicamos que a nuestra familia no le falte la corrección de línea que viene del Cáliz del Padre, unido a la Cátedra de San Pedro.

Martes 4ª Semana Febrero

1Co 16,16 También ustedes muéstrense sumisos a las autoridades y a todo aquel que con ellos trabaja y se afana.

Madre de los brazos extendidos, que ofreces al Niño en el templo, al bendecir estos alimentos, queremos ofrecerle al Señor nuestro empeño por vivir radicalmente en el Cáliz del Padre, dentro de nuestra familia, nunca separados ni en lo más mínimo de la Cátedra de San Pedro. Amén.

Miérc. 4ª Semana Febrero

Lc 10,7 Permanezcan en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No anden de casa en casa.

Madre, qué rico es poder tener estos alimentos que fueron preparados cariñosamente para poder vivir con gusto en la alabanza del Señor. Él le ha preparado a nuestra familia un cáliz, el Cáliz del Padre, que nos asegura una gran claridad de línea, sobre todo por la Cátedra de San Pedro, a la que está tan adherido. Amén.

Jueves 4ª Semana Febrero

Jn 6,48.50 Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.

Madre Santísima, con mucho agradecimiento nos vamos a servir estos alimentos, símbolo de la Eucaristía, que comemos en el itinerario de esta vida rumbo al cielo, el banquete que no se acaba. En este caminar nos has dado el Cáliz del Padre, que nos asegura una gran precisión de línea, en esta época de masificación.

Viernes 4ª Semana Febrero

Gen 3,22 Y dijo el Señor Dios: “He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal. Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre”.

Madre dolorosa, al comer nuestros alimentos haciendo pequeños sacrificios marcados por la necesidad de nuestra salud y por la decencia de no ser glotones, ofrecemos el sacrificio de no servirnos con quejas, malas caras o falta de comunión fraterna. En la Cátedra de San Pedro estamos seguros de ir por buen camino. Amén.

Sábado 4ª Semana Febrero

Jdt 15,14. 16,1 Judit entonó, en medio de todo Israel, este himno de acción de gracias y todo el pueblo repetía sus alabanzas:

Prorrumpimos, querida Madre, en grandes bendiciones, al comer estos alimentos, que es parte de nuestra vida, hasta gozarlos en el cielo, en una plenitud que no conocemos acá; por ahora el Cáliz del Padre nos garantiza la precisión de la línea de vida, para que no perdamos el camino. Nunca fuera de la Cátedra de San Pedro. Viva, viva, María. Amén.

MARZO.

Domingo 1ª Semana Marzo

Hch 17,30-31 “Dios, pues, pasando por alto los tiempos de la ignorancia, anuncia ahora a los hombres que todos y en todas partes deben convertirse, porque ha fijado el día en que va a juzgar al mundo según justicia, por el hombre que ha destinado, dando a todos una garantía al resucitarlo de entre los muertos”.

Te adoramos llenos de cariños por el ti, Santísima Trinidad, que, en Cristo, Alimento, nos manifiestas tu cariño y nos recuerdas tu Anunciación, como el anuncio del ángel a María Santísima. Te adoramos llenos de cariño y deseosos de ser siempre esclavos tuyos, a quienes siempre alimentas generosamente. Amén.

Lunes 1ª Semana Marzo

Lc 9,12 Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: “Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas cercanas y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado”.

Madre y Reina Santísima, te pedimos en esta hora, en que estamos como familia dispuestos a alimentarnos con el alimento que Dios nos da cada día, sea también una hora de un pequeño o grande anuncio del amor de Dios en nuestras vidas. Amén.

Martes 1ª Semana Marzo

Fil 2,12 Así pues, queridos míos, de la misma manera que han obedecido siempre, no sólo cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajen con temor y temblor por su salvación.

Así como tú, Señor, nos brindas el alimento diario, nos brindas tus anuncios generosos, que nos van conduciendo magistralmente en medio de la vorágine de cosas que tenderían a tragarnos. Te ofrecemos nuestro esfuerzo por darnos a ti y obedecer tus anunciaciones de cada día. Amén.

Miércoles 1ª Semana Marzo

Lc 22,30 Para que coman y beban a mi mesa en mi Reino y se sienten sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Te alabamos, al ponernos frente a nuestros alimentos preparados con cariño. Son un anuncio como el del ángel a María, que nos espera un banquete que ni ojo vio, ni el oído oyó, ni siquiera podemos sospechar qué nos espera. A este anuncio corresponde nuestro sí como el sí de María Santísima. Amén.

Jueves 1ª Semana Marzo

Jn 6,53 Jesús les dijo: “En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del hombre, y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes”.

Estamos tan agradecidos por los alimentos que Dios nos concede hoy nuevamente. Agradecemos asimismo los anuncios amorosos que nos está haciendo día a día a los que respondemos con un sí alegre y abnegado. Amén.

Viernes 1ª Semana Marzo

Gen 27,33 A Isaac le entró un temblor fuerte, y le dijo: “Pues entonces, ¿quién es uno que ha cazado una pieza y me la ha traído? Porque de hecho yo he comido antes que tú llegaras, y le he bendecido, y bendito está”.

No sólo hay que disfrutar de la comida; nos ponemos glotones y egoístas. Cada comida es un anuncio de los pequeños y grandes sacrificios que hay que hacer en la vida para no dejarnos dominar por las cosas. Nos queremos sacrificar un poco también en la comida. Amén.

Sábado 1ª Semana Marzo

Ap 21,2 Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo.

¡Qué rico es acercarnos de nuevo a la mesa para alimentarnos! Es el anuncio que tú, Madre y Reina, te estás alimentando actualmente de un alimento que aún no conocemos en este mundo; queremos ser fieles ahora para conseguir comer contigo un día, el día que Dios nos tiene preparado. Amén.

2ª SEMANA.

Domingo 2ª Semana Marzo

Rm 15,9-11 Para que los gentiles glorificaran a Dios por su misericordia, como dice la Escritura: Por eso te bendeciré entre los gentiles y ensalzaré tu nombre. Y en otro lugar: Gentiles, regocíjense juntamente con su pueblo; y de nuevo: Alaben, gentiles todos, al Señor y cántenle himnos todos los pueblos.

Todo el pueblo debería hoy domingo sentarse a la mesa a comer después de haber adorado al Señor. Lo hacemos nosotros en su nombre y representación, para que de simple pueblo se convierta en pueblo de Dios, que acepta sus anuncios amorosamente.

Lunes 2ª Semana Marzo

Lc 9,17 Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.

Madre y Reina nuestra, hoy lunes, no podemos dejar de pensar en los pobres, que nada tienen; se alimentan escasamente. Te suplicamos que haya trabajo digno y bien remunerado para que el alimento que no nos falta hoy, no le falte a nadie. Es como un anuncio. Amén.

Martes 2ª Semana Marzo

1Co 4,12 Nos fatigamos trabajando con nuestras manos. Si nos insultan, bendecimos. Si nos persiguen, lo soportamos.

Madre y Reina Santísima, quisiéramos ofrecerte nuestra oración en estos momentos en que pedimos la bendición de nuestros alimentos; ahora también te ofrecemos un acto de solidaridad para quienes hoy no tendrán el alimento que necesitan. Esta ofrenda sea como un anuncio para todos los pueblos. Amén.

Miércoles 2ª Semana Marzo

Mt 14,21 Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños.

Te alabamos Jesucristo, nuestro Señor, que nos has regalado la presencia amorosa de nuestra Madre; lo has anunciado a todo el pueblo, es la multiplicación de los panes para indicarnos que en su Reino a nadie le faltará el pan riquísimo. Amén.

Jueves 2ª Semana Marzo

Jn 13,8 Le dice Pedro: “No me lavarás los pies jamás”. Jesús le respondió: “Si no te lavo, no tienes parte conmigo”.

Te agradecemos, Señor, por nuestros alimentos y por los anuncios que le estás dando todos los días al pueblo, a las familias y a cada persona. Esa gracia no se te ha acabado, como los alimentos de cada día. Te agradecemos eternamente por este anuncio que requiere nuestro sí definitivo. Amén.

Viernes 2ª Semana Marzo

Gen 41,4 Las vacas de mal aspecto y macilentas se comieron a las siete vacas hermosas y lustrosas. Entonces Faraón se despertó.

Queremos sacrificarnos nuevamente, como Jesús en el Gólgota, para hacer lo más posible para que a nadie le falte, lo que hoy tenemos nuevamente en nuestra mesa familiar. Y que el pueblo también posea estos anuncios de la vida futura, como María Santísima recibiendo el anuncio del Ángel Gabriel. Amén.

Sábado 2ª Semana Marzo

Jdt 16,4-5 Hablaba de incendiar mis tierras, de pasar mis jóvenes a espada, de estrellar contra el suelo a los lactantes, de entregar como botín a mis niños y de dar como presa a mis doncellas. El Señor Omnipotente por mano de mujer los anuló.

Viva, viva María, Madre y Reina de nuestro pueblo; prorrumpimos en gritos de alabanza y alegría al servirnos la comida; es asimismo una amonestación para que a nadie le falte el alimento. Que todo el pueblo clame al Señor. Amén.

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana Marzo

Hb 13,1-2 Permanezcan en el amor fraterno. No se olviden de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles.

Te adoramos, Padre nuestro, que estás en el cielo, en el reino del amor y de la fraternidad. Te adoramos preparando tu reino poco a poco, haciendo lo más posible para aceptar tus anuncios, así como aceptamos estos alimentos que sacian nuestra hambre corporal. Amén.

Lunes 3ª Semana Marzo

Jn 21,15 Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: “Simón hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?” Le dice él: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. “Le dice Jesús: “Apacienta mis corderos”.

Madre y Reina nuestra, al ponernos en la mesa familiar para alimentarnos, queremos pedirte que vayamos preparando gradativamente nuestra respuesta amorosa y fiel a los anuncios que el Señor nos hace cotidianamente. Amén.

Martes 3ª Semana Marzo

Ap 22,12 Mira, vengo pronto y traigo mi recompensa conmigo para pagar a cada uno según su trabajo.

Con el ímpetu del Espíritu Santo que clama en nuestros corazones, queremos comer con gusto junto a nuestro prójimo, así como también ofrecer lo mejor de nosotros mismos, como una anunciación aceptada en la práctica, es decir poco a poco, y en forma muy realista. Amén.

Miércoles 3ª Semana Marzo

Mt 22,2 El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo.

Hoy queremos alabar de todo corazón junto a estos alimentos, la maravilla del trigo repartido por los campos, el agua que mana en las vertientes y en la llave, que nos la da prácticamente, como los frutos de la tierra, que son un anuncio de un banquete maravilloso. Amén.

Jueves 3ª Semana Marzo

Jn 6,63 El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y son vida.

¿Cómo no agradecer el poder tener todos los días la comida, sin que nos falte? Agradecemos a las personas que la prepararon y con su trabajo esforzado nos la hacen prácticamente accesible hoy de nuevo. Todo esto es un anuncio de nuestra lucha por el reino de los cielos. Amén.

Viernes 3ª Semana Marzo

Ex 22,30 Hombres santos serán ustedes para mí. No coman la carne despedazada por una fiera en el campo; échensela a los perros

Algo deberemos también nosotros sacrificar; no es posible que sólo nos demos gusto: es un desequilibrio. También el sacrificio es parte de nuestro almuerzo y nuestra cena. Nos lleva a la vida eterna. La odología del sacrificio deberá imponerse en nosotros como anuncio de Dios. Amén.

Sábado 3ª Semana Marzo

Sal 133,1-2 Oh, ¡qué bueno, qué dulce habitar los hermanos todos juntos! Como un ungüento fino en la cabeza, que baja por la barba, que baja por la barba de Aarón, hasta la orla de su manto.

¡Qué bueno es estar hoy de nuevo, juntos para servirnos estos alimentos, que Dios nos ha regalado! María, nuestra Madre y Reina, que seas siempre alabada, oh anuncio maravilloso de Dios, que se nos va dando poco a poco. Amén.

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana Marzo

Ef 5,29-30 Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su Cuerpo.

Te adoramos Santísima Trinidad, que nos amas tanto, cada día, cada domingo, nos sigues alimentando y manteniendo en la vida; tú nos respetas profundamente, sabes muy bien de qué necesidades e instintos estamos hechos y nos preparas una mesa. Amén. 

Lunes 4ª Semana Marzo

Rm 13,13 Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias.

Madre muy querida, te pedimos que hoy nos acompañes en nuestra mesa familiar, donde nos anuncias la amistad y comunicación maravillosa del reino de los cielos. Te pedimos que nuestro caminar no esté mal concebido hasta el punto de llegar a perder el Reino… Amén.

Martes 4ª Semana Marzo

1Co 15,58 Así pues, hermanos míos amados, manténganse firmes, inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo no es vano al Señor.

Te ofrecemos, Jesús, nuestro empeño por hacer que los anuncios de Dios, sean aceptados plenamente, como lo hiciera nuestra querida Madre; son para nosotros más importantes aun que los alimentos que hoy nos estamos sirviendo. Amén.

Miércoles 4ª Semana Marzo

Mc 8,8 Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete canastos.

Alabada seas magnífica María Santísima, por todas las maravillas que Dios nos ha regalado en ti. Por eso también cumplimos en esta hora de nuestros alimentos, con la Escritura que nos enseña: «Feliz me llamarán todas las generaciones»; es un anuncio de lo que haremos en el cielo. Amén.

Jueves 4ª Semana Marzo

Jn 6,9-10 “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?” Dijo Jesús: “Hagan que se recueste la gente.” Había, en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.

Te agradecemos tanto, Señor, porque nuevamente experimentamos que los alimentos no faltan; tampoco faltan tus anuncios por los que vivimos librándonos del poder que nos quita nuestra autenticidad. María, nuestra Madre y Reina, nos acompaña en estos momentos, ¿cómo no agradecer? Amén.

Viernes 4ª Semana Marzo

1Sa 28,25 Lo sirvió a Saúl y sus servidores, comieron y levantándose se marcharon aquella misma noche.

Sacrificarnos como Jesús en la cruz, no va contra nuestra autenticidad, por lo contrario, comer sin hacer ningún sacrificio mata en nosotros la propia autenticidad. ¡Qué lindo es sacrificarse un poco, para compartir con nuestro prójimo! Anunciamos así el reino de los cielos. Uno para todos, todos para uno. Amén.

Sábado 4ª Semana Marzo

Jdt 16,13 Cantaré a mi Dios un cantar nuevo: “¡Tú eres grande, Señor, eres glorioso, admirable en poder e insuperable!”

¡Qué bueno es estar los hermanos unidos en la mesa familiar! Le anunciamos al mundo la paz de los corazones que saben compartir y participar con cariño cada día. ¡Qué bueno es poder comer, que nos alimenta y nos hace sentir gusto con los dones de Dios!

ABRIL.

1ª SEMANA.

Domingo 1ª Semana Abril

Rm 2,29 El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres.

Madre Santísima. ahora que venimos a la mesa de nuestro encuentro, en este domingo, queremos adorar de todo corazón al Dios creador del universo, en la resurrección de su Hijo, Jesucristo. Queremos ir hasta las últimas consecuencias en el desarrollo de nuestra familia del Oratorio Mariano, con nuestros Desafíos y Piedras Fundacionales, como respuesta a la grandeza de nuestro Creador que nos alimenta. Amén.

Lunes 1ª Semana Abril

Rom 14,17 El Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.

Padre bueno, te pedimos de todo corazón, ahora que te agradecemos y bendecimos por estos alimentos, que nos ayudes a vivir el espíritu del Paso de Pirque, que nos lleve a difundir la gran tarea mariana del Oratorio: hasta sus últimas consecuencias, siempre dentro de la Iglesia. Amén. 

Martes 1ª Semana Abril

1Co 16,10 Si se presenta Timoteo, procuren que esté sin temor entre ustedes, pues trabaja como yo en la obra del Señor.

Señor Jesucristo, que nos das esta comida que vamos a recibir y nos diste tu Cuerpo y Sangre en alimento, ofrenda perpetua y amorosa al Padre, queremos ofrecer también el compromiso de ir hasta las últimas consecuencias con la misión del Oratorio Mariano, difundiendo a toda costa la posición de nuestra Madre Santísima. Amén.

Miércoles 1ª Semana Abril

Jn 6,53 Jesús les dijo: “En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del hombre, y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes.

Alabada seas eternamente, Santísima Trinidad, que nos das estos alimentos junto con la eucaristía. Grandes son tus maravillas sobre todo lo que has hecho con María Santísima, nuestra Madre y Reina coronada. Queremos defenderla siendo máximamente coherentes y consecuentes con su Oratorio. Amén.

Jueves 1ª Semana Abril

Mt 6,20-21 Amontónense tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

¿Cómo no agradecerte de nuevo por estos alimentos que nos vamos a servir? María, nuestra Madre y Reina Santísima es también el tesoro que nos has dado Señor, y que quieres por expresa voluntad tuya que la recibamos en nuestra vida, hasta sus últimas consecuencias. Amén.

Viernes 1ª Semana Abril

1Sa 30,16 Les guió, y los hallaron desparramados por todo el campo, comiendo, bebiendo y bailando por el gran botín que habían tomado en tierra de filisteos y en tierra de Judá.

Madre Santísima, tú nos das la fuerza para no ser glotones y golosos en el comer; nos enseñas a saber sacrificarnos un poco con la comida, como tu Hijo en el Calvario se sacrificó totalmente. Por amor a nuestros hermanos, ayúdanos a hacer pequeños sacrificios en la convivencia. Amén.

Sábado 1ª Semana Abril

Hch 1,14 Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

¡Qué bueno es encontrarnos unidos en oración y asimismo reunidos al comer estos alimentos! Madre, qué bueno es que el Señor te haya regalado a nosotros, tus hijos del Oratorio. ¡Qué bueno! Nos alegramos y queremos ir hasta las últimas consecuencias y defenderte, Madre y Reina. Amén.

2ª SEMANA.

Domingo 2ª Semana Abril

Ex 16,35 Los israelitas comieron el maná por espacio de cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Lo estuvieron comiendo hasta que llegaron a los confines del país de Canaán.

Con todo el pueblo nos arrodillamos este domingo para reconocerte, Dios nuestro, Dios del cielo y de la tierra, Dios de cuanto existe. Queremos que el pueblo entero llegue a convertirse en pueblo de Dios. Para esto lucharemos, para que el pueblo coma su alimento, reconociendo a su Dios. Amén.

Lunes 2ª Semana Abril

1Co 8,8 No es ciertamente la comida lo que nos acercará a Dios. Ni somos menos porque no comamos, ni somos más porque comamos.

Madre Santísima, te pedimos que, así como nosotros vamos a comer ahora, podamos ayudar hasta las últimas consecuencias a que el pueblo pueda convertirse en pueblo de Dios. Que todo el pueblo grite de corazón «Nunca fuera de la Iglesia» Amén.

Martes 2ª Semana Abril

Mc 13,34 Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele.

Señor Jesucristo, nuestro hermano, que nos conduces a la casa del Padre y nos sigues obteniendo nuestro alimento cotidiano, ayúdanos a luchar certeramente hasta sus últimas consecuencias a que el pueblo, reconociendo a la Madre del pueblo se llegue a convertir en pueblo de Dios. Esta es nuestra ofrenda ahora que vamos a comer. Amén.

Miércoles 2ª Semana Abril

Gen 47,13 No había pan en todo el país, porque el hambre era gravísima y tanto Egipto como Canaán estaban muertos de hambre.

Alabada seas María, María, la bendita entre todas las mujeres, ahora que nos vamos a servir estos alimentos, te agradecemos tanto por todo el pueblo, que el Señor, a pesar de tantos pecados, aun tolera y quiere salvar y le da su alimento. Amén.

Jueves 2ª Semana Abril

Jn 6,12-13 Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: “Recojan los trozos sobrantes para que nada se pierda”. Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.

A ti Espíritu Santo, con profunda gratitud, ante los alimentos que nos da el Padre gratuitamente a nosotros y al pueblo en general, te pedimos ir hasta las últimas consecuencias en el servicio al pueblo, para que se convierta en pueblo de Dios. Amén.

Viernes 2ª Semana Abril

2Cr 30,18 Una gran parte del pueblo, muchos de Efraím, de Manasés, de Isacar y de Zabulón, no se habían purificado, y con todo comieron la Pascua sin observar lo escrito. Pero Ezequías oró por ellos diciendo: “¡Que el Señor, que es bueno, perdone a todos aquellos cuyo corazón está dispuesto a buscar a Dios el Señor, el Dios de sus padres, aunque no tengan la pureza requerida para las cosas sagradas!” Y oyó el Señor a Ezequías y dejó salvo al pueblo.

Señor Jesucristo, que el Viernes Santo colgabas de una cruz, estando tu Madre al lado, destrozada de dolor, ayúdanos a comer nuestro alimento con pequeños sacrificios para ofrecerlos por la conversión del pueblo, para que se convierta en pueblo de Dios. Amén.

Sábado 2ª Semana Abril

Jdt 15,9 En llegando a su presencia, todos a una voz la bendijeron diciendo: “Tú eres la exaltación de Jerusalén, tú el gran orgullo de Israel, tú la suprema gloria de nuestra raza”.

Madre y Reina Santísima, estamos muy contentos en esta hora de los alimentos. Eres la bendita Madre del Señor y bendita Madre de la Iglesia. Eres la bendita Reina de nuestras vidas, que nos animas a ir hasta las últimas consecuencias para sacar adelante al pueblo y formarlo como pueblo de Dios. Amén.

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana Abril

1Co 10,31 En todo caso, lo mismo si comen, que si beben, que si hacen cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.

Dios nuestro, ¡Qué grandes son tus obras! Gracias por estos alimentos que nos preparaste en las semillas de las plantas y en las fuentes de agua, hasta llegar a nuestra mesa. También queremos preparar el triunfo de María Santísima, ayudando en la práctica hasta las últimas consecuencias.

Lunes 3ª Semana Abril

1Tm 6,8 Mientras tengamos comida y vestido, estemos contentos con eso.

Señor Jesucristo, por María tu Madre intercesora, te pedimos al servirnos estos alimentos, que nos enseñes desde dentro de nosotros mismos, a que no el que dice Señor, Señor, entrará al reino sino los que practican tus palabras hasta sus últimas consecuencias y superan la hipocresía. Amén.

Martes 3ª Semana Abril

2Co 10,15 No nos gloriamos de los trabajos que otros han hecho, saliéndonos de nuestros límites. Al contrario, esperamos poder trabajar más entre ustedes, conforme ustedes vayan teniendo más fe, aunque siempre dentro de nuestros límites.

Espíritu Santo, extiende con María Santísima, nuestras manos para ofrecer y no sólo recibir los alimentos que Dios nos ha preparado hoy generosamente. Haz que nos preparemos en una vida práctica de autoeducación a vivir profundamente el evangelio, haciéndolo poco a poco carne de nuestra carne. Amén.

Miércoles 3ª Semana Abril

Lev 26,5 El tiempo de trilla alcanzará hasta la vendimia, y la vendimia hasta la siembra; comerán su pan hasta saciarse y habitarán seguros en su tierra.

Alabado seas mi Señor por estos alimentos que siguen llegando inagotablemente a nuestra mesa familiar; alabado también porque seguimos autoeducándonos para vivir en la práctica el evangelio, que tu Hijo nos ha enseñado y que con nuestra Madre y Reina vamos practicando hasta sus últimas consecuencias. Amén.

Jueves 3ª Semana Abril

Jn 6,51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.

Padre nuestro, ¿Cómo no agradecerte tanto y tanto por tu Hijo presente en la eucaristía y por estos ricos alimentos que vamos a servirnos? Nuestra respuesta estará en llevar a la práctica gradualmente, en metas y grados, el cumplimiento fiel de nuestra vida cristiana. Amén.

Viernes 3ª Semana Abril

Mt 9,14 Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: “¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?” Mt 9,15 Jesús les dijo: “Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán”.

Madre y Reina nuestra, que estuviste junto a la cruz de tu Hijo, al sentarnos hoy viernes a la mesa familiar, estamos dispuestos a hacer pequeños sacrificios de solidaridad dentro de la familia, para superar en la práctica el egoísmo y la glotonería. Amén.

Sábado 3ª Semana Abril

Jdt 15,10 Al hacer todo esto por tu mano has procurado la dicha de Israel y Dios se ha complacido en lo que has hecho. Bendita seas del Señor Omnipotente por siglos infinitos. Y todo el pueblo respondió: “¡Amén!”

Gloria, gloria, alabanza y bendición al Señor porque en ti María, todo cobra sentido. El Señor va a hacer maravillas en nuestras vidas; nos va alimentando y también afirmando en nuestra vocación de practicar hasta las últimas consecuencias, nunca fuera de la Iglesia. Amén.

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana Abril

Ap 4,8 Los cuatro Vivientes tienen cada uno seis alas, están llenos de ojos todo alrededor y por dentro, y repiten sin descanso día y noche: “Santo, Santo, Santo, Señor, Dios Todopoderoso, Aquel que era, que es y que va a venir”.

Adorado Señor, santo, santo, santo, clama el cielo y la tierra. Hoy domingo, qué bien hace comer una buena comida, que nos recuerda el banquete del cielo. Resulta auténtico vivir sin mentiras ni egoísmos altaneros, llenos de enredos e hipocresías. Amén.

Lunes 4ª Semana Abril

Gen 28,20 Jacob hizo un voto, diciendo: “Si Dios me asiste y me guarda en este camino que recorro, y me da pan que comer y ropa con que vestirme, y vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios; y esta piedra que he erigido como estela será Casa de Dios; y de todo lo que me des, te pagaré el diezmo”.

Nos unimos contigo, Madre celestial, intercesora ante el Señor, Reina invicta, que nos consigues nuevamente nuestros alimentos que vamos a comer para servir con más fuerza y autenticidad, yendo hasta las últimas consecuencias y evitando la mentira. Amén.

Martes 4ª Semana Abril

Gen 14,18 Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, porque era sacerdote del Dios Altísimo.

Señor Jesucristo, único Rey de reyes, extendemos junto a estos alimentos, nuestras manos para ofrecer una lucha intensa por la autenticidad y la verdad, superando la levadura de la hipocresía y la mentira, hasta las últimas consecuencias. Amén.

Miércoles 4ª Semana Abril

Dt 8,9 Tierra donde el pan que comas no te será racionado y donde no carecerás de nada; tierra donde las piedras tienen hierro y de cuyas montañas extraerás el bronce.

Alabada seas eterna Trinidad, por María la Virgen auténtica, que nos enseña a vivir en la autenticidad, yendo con ella hasta las últimas consecuencias. Al servirnos estos alimentos, ¿cómo podemos ignorarte siendo que todo procede de ti? Amén.

Jueves 4ª Semana Abril

Jn 17,8 Las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado.

Madre Santísima, los alimentos están ante nuestros ojos, en la mesa familiar; queremos agradecerte que nos acompañes particularmente en estos momentos, y agradecerte igualmente por nuestra lucha por la autenticidad, en la que ciertamente nos has estado ayudando «hasta las últimas consecuencias». Amén.

Viernes 4ª Semana Abril

Neh 9,25 Ciudades fuertes conquistaron y una tierra generosa; y heredaron casas de toda suerte de bienes rebosantes, cisternas ya excavadas, viñas y olivares, árboles frutales sin medida: comieron, se saciaron, engordaron, se deleitaron en tus inmensos bienes.

Jesús, que sufres en el madero de la cruz, junto a toda la Iglesia atravesada con María Santísima por una espada de dolor; ayúdanos a ofrecerte con autenticidad, servirnos estos alimentos con modestia y sacrificio, con alegría y sin reclamos. Amén.

Sábado 4ª Semana Abril

Mt 23,25 ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que purifican por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y glotonería! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!

Oh María, qué dulce nombre es el tuyo; qué bueno es comer hoy nuestra comida, sin odios ni mentiras, sin hipocresías ni injusticias. ¡Contigo, Madre y Reina, hasta las últimas consecuencias! Bendita, bendita, María. Amén.

1ª SEMANA.

Domingo 1ª Semana Mayo

Gal 6,5-9 Porque cada uno tiene que llevar su propia carga. El que recibe la enseñanza de la Palabra, que haga participar de todos sus bienes al que lo instruye. No se engañen: nadie se burla de Dios. Se recoge lo que se siembra: el que siembra para satisfacer su carne, de la carne recogerá sólo la corrupción; y el que siembra según el Espíritu, del Espíritu recogerá la Vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a su tiempo si no desfallecemos.

Te adoramos, Santísima Trinidad, en este domingo, al venir a servirnos nuestros alimentos. ¡Qué lindo es estar unidos en una familia que, con su testimonio de vida, su oración y sus sacrificios se hace vertiente de gracia!, ¡Qué lindo es adorarte Dios nuestro, cuando estamos los hermanos unidos! Amén.

Lunes 1ª Semana Mayo

Gen 45,23 A su padre le envió asimismo diez burros cargados de lo mejor de Egipto y diez asnas cargadas de trigo, pan y víveres para el viaje de su padre.

Te pedimos, Madre Santísima, que no nos falten los alimentos y así como ahora nos vamos a servir esta comida; asimismo te pedimos que la familia del Oratorio nunca deje de ser una familia misionera, realmente unida; que la gente pueda decir sobre nosotros: «mírenlos cómo se quieren; qué unidos son». Amén.

Martes 1ª Semana Mayo

1Ts 2,9 Pues recordáis, hermanos, nuestros trabajos y fatigas. Trabajando día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os proclamamos el Evangelio de Dios.

Señor Jesús, nos enseñas con tu vida de sacrificio, que el amor se manifiesta en la capacidad de sacrificarse por el prójimo. Siempre es necesario, en las comidas, un poco de sacrificio, sea por la salud, por la cortesía o por la penitencia. La familia, vertiente de gracia, se construye también en tu sacrificio, Jesús. Amén.

Miércoles 1ª Semana Mayo

Jue 8,5 Dijo, pues, a la gente de Sukkot: “Dad, por favor, tortas de pan a la tropa que me sigue, porque está agotada, y voy persiguiendo a Zébaj y a Salmunná, reyes de Madián”.

Espíritu Santo, ayúdanos a alabar de todo corazón a nuestro Padre, que nos da los alimentos de cada día, también los que vamos a servirnos en estos momentos. Si Él dejara de pensar tan solo un instante en nosotros, nos desintegraríamos en la nada. Te alabamos, Padre Santo, porque nos diste esta comida y la unidad de nuestra familia misionera. Amén.

Jueves 1ª Semana Mayo

Jn 6,54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.

En la última Cena, Jesús, tu Hijo divino, nos entregó su Cuerpo y su Sangre en comida y bebida de amor, de unidad, de paz, de esperanza y promesa de vida eterna. Contigo le agradecemos por los alimentos de ahora y por la unidad de nuestra familia, vertiente de gracia, familia desafiada a ser misionera. Amén.

Viernes 1ª Semana Mayo

Tob 12,13 Cuando te levantabas de la mesa sin tardanza, dejando la comida, para esconder un cadáver, era yo enviado para someterte a prueba.

En la cruz, Padre Santo, tu Hijo nos entregó su vida, como alimento para la vida eterna. Al lado de nuestra Madre, queremos ofrecerte pequeños sacrificios de esta vida, para ser radicalmente unidores, formadores de la familia del Oratorio, familia vertiente de gracia que se alimenta diariamente en la mesa familiar, y en la mesa del sacrificio de cada día. Amén.

Sábado 1ª Semana Mayo

Jdt 16,11 Entonces clamaron mis humildes, y ellos temieron; clamaron mis débiles y ellos quedaron aterrados; alzaron su voz éstos, y ellos se dieron a la fuga.

Maravillosa eres, oh María, bendita entre todas las mujeres. Comer nuestros alimentos a tu lado, es muy lindo, es un anticipo de lo que será el banquete interminablemente gozoso, de la eternidad, en que seremos una familia maravillosamente vertiente de gracia, familia unida sin fin. Amén.

Domingo 2ª Semana Mayo

Rm 14,17 Que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. Toda vez que quien así sirve a Cristo, se hace grato a Dios y aprobado por los hombres. Procuremos, por tanto, lo que fomente la paz y la mutua edificación.

Te adoramos Padre de eterna bondad, que alimentas hasta a los pajaritos del campo y a los pequeños insectos; con más razón a nosotros. En la resurrección de tu Hijo, seas adorado eternamente, que el pueblo se convierta, y vuelva su rostro hacia ti; haz que nuestra familia misionera lo ayude a encontrarte y encontrar su alimento. Amén.

Lunes 2ª Semana Mayo

Ex 16,4 El Señor dijo a Moisés: «Mira, yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley».

Te pedimos, Santísima Trinidad, por María, nuestra Madre, junto a estos alimentos, que la familia pueda ser vertiente de gracia, que sea verdaderamente unida, desde la profundidad y no solo por encima, para ayudar a que el pueblo se vuelva pueblo de Dios.

Martes 2ª Semana Mayo

Rom 16,12 Saludad a Trifena y a Trifosa, que se han fatigado en el Señor. Saludad a la amada Pérside, que trabajó mucho en el Señor.

Madre Santísima del Señor, te ofrecemos ahora junto a nuestros alimentos, el trabajo de este día, para comer nuestros alimentos con dignidad. Haz que tu Hijo le conceda a todo el pueblo tener su alimento y que nuestra familia unida, vertiente de gracia, familia misionera, aporte los cinco panes y dos peces para que el pueblo se alimente. Amén.

Miércoles 2ª Semana Mayo

Sir 29,22 Más vale vida de pobre bajo techo de tablas que comida suntuosa en casa de extraños.

Espíritu Santo, te alabamos por las grandes cosas que haces con nosotros al constituirnos en una familia vertiente de gracia, que ayuda a la salvación del Pueblo, para que se convierta en pueblo de Dios. Al comer estos alimentos, anticipamos el día en que los pobres tengan su alimento de cada día. Te alabamos Espíritu Santo, con nuestra Madre Santísima. Amén.

Jueves 2ª Semana Mayo

Jn 6,35 Les dijo Jesús: “Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed”.

Te agradecemos, buen Jesús, porque nos das siempre lo necesario para comer cada día; así como en la última Cena nos preparaste una mesa con un alimento mejor, hoy te agradecemos porque nuestra familia puede ser vertiente de gracia, familia unida y unidora, familia misionada y misionera. Te agradecemos Jesús porque nos diste a María Santísima. Amén.

Viernes 2ª Semana Mayo

Jdt 12,9 Y, ya purificada, entraba en la tienda y allí permanecía hasta que le traían su comida de la tarde.

Madre dolorosa, con la espada penetrando en tu alma, ¿cómo no vamos a hacer algún pequeño sacrificio cada día para acompañarte? Sobre todo, ayúdanos a hacer el pequeño sacrificio de ser agradables a los que están alimentándose con nosotros. Así llega el pueblo a amar sin discordias; que nuestra familia misionera pueda ayudarlo.

Sábado 2ª Semana Mayo

Lc 14,12 Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa».

Madre Santísima, con toda la Iglesia prorrumpimos en cantos de alegría y bendición, ahora que vamos a servirnos nuestros alimentos, sin rutina, sino con amor y alegría, queremos anticipar que el pueblo se convierte en pueblo de Dios, por medio de una familia unida, misionera, vertiente de gracia. Amén.

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana Mayo

2Jn 7-8 Muchos seductores han salido al mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido corporalmente. Ese es el Seductor y el Anticristo. Cuiden de ustedes mismos, para que no pierdan el fruto de nuestro trabajo, sino que reciban abundante recompensa.

Contigo, oh María, Madre y Reina Santísima, adoramos a Dios nuestro Padre, que resucitó a su Hijo; hoy nos alimenta con esta comida rica, que preludia otra mejor; poco a poco se va constituyendo la familia como vertiente de gracia, de amor, de sabiduría y de paz. Amén.

Lunes 3ª Semana Mayo

Ex 16,8 Y añadió Moisés: “El Señor os dará esta tarde carne para comer, y por la mañana pan en abundancia; porque el Señor ha oído vuestras murmuraciones contra él; pues ¿qué somos nosotros? No van contra nosotros vuestras murmuraciones, sino contra el Señor”.

Te pedimos, Padre eterno, que, al comer estos alimentos, lo hagamos sin las tristezas, rabias y egoísmos con que el mundo, sobre todo de los que pusieron su confianza en la riqueza, diariamente están mordiendo sus placeres mezquinos. Haznos constituirnos en familia misionera.

Martes 3ª Semana Mayo

Lc 21,1-3 Alzando la mirada, vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: “De verdad les digo que esta viuda pobre ha echado más que todos”.

Jesús, algo tenemos que ofrecer, ahora que vamos a alimentarnos, a comer nuestra comida cotidiana. Haznos ir poco a poco poniéndole empeño a nuestras metas y grados, según nuestra propia vocación para constituir una familia unida que misiona y se vuelve vertiente de gracia. Amén.

Miércoles 3ª Semana Mayo

Jue 19,19 Y eso que tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y pan y vino para mí, para tu sierva y para el joven que acompaña a tu siervo. No nos falta nada.

Te alabamos, Espíritu Santo, por las grandes maravillas que haces con nuestra familia, y por todos lados en la Iglesia. Por el envío del Padre y del Hijo, has venido a nosotros; te alabamos porque al comer nuestros alimentos, lo hacemos con amor, alegría y espíritu familiar. Ayúdanos a construir nuestra familia en unidad, en sentido misionero, como vertiente de gracia, en la práctica de nuestra autoeducación. Amén.

Jueves 3ª Semana Mayo

Jn 6,26 Jesús dijo: “En verdad, en verdad les digo: ustedes me buscan, no porque hayan visto señales, sino porque han comido pan y se han saciado”.

Madre y Reina Santísima, corona de la gloria de Dios, te agradecemos por estos alimentos, que el Señor nos da hoy nuevamente. Te agradecemos asimismo porque construir poco a poco, nuestra familia del Oratorio, no ha sido estando tú ausente. Contigo la familia se vuelve vertiente de gracia. Amén.

Viernes 3ª Semana Mayo

Jdt 12,15 Después se levantó y se engalanó con sus vestidos y todos sus ornatos femeninos. Se adelantó su sierva para extender en tierra, frente a Holofernes, los tapices que había recibido de Bagoas para el uso cotidiano, con el fin de que pudiera tomar la comida reclinada sobre ellos.

Sin sacrificio, Padre, tu Hijo no nos ha redimido. Al estar con tu Hijo ahora a punto de servirnos nuestros alimentos, nos sabemos en condiciones especiales de hacer algún pequeño sacrificio para solidarizar con El; y así nuestra familia se vuelve odológicamente una familia vertiente de amor, de alegría y de gracia. Amén. 

Sábado 3ª Semana Mayo

Jdt 16,25 Nadie ya atemorizó a los israelitas mientras vivió Judit, ni en mucho tiempo después de su muerte.

¡Qué bueno es estar juntos como hermanos, alabando las obras de Dios en ti! Comer diariamente nuestra comida es un milagro, que se nos puede volver rutina; qué bueno es llamarte bendita entre las mujeres. ¡Qué contentos estamos en este sábado, contigo, Madre y Reina Santísima! Amén (Cfr. Refl.Comid. Sábado 3ª Semana litúrg. en Mayo).

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana Mayo

Ef 4,1-3 Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Desde nuestra intimidad profunda, queremos adorarte, Padre Dios, auténticamente, también al comer estos alimentos este día domingo de mayo. Te adoramos, sobre todo, Padre, por la resurrección de tu Hijo, espectáculo eterno de gloria y alabanza. Como familia unida te adoramos llenos de alegría, con María nuestra Madre y Reina. Amén.

Lunes 4ª Semana Mayo

Ex 16,32 Dijo Moisés: “Esto manda el Señor: Llenen un recipiente mediano de maná, y consérvenlo, para sus descendientes, para que vean el pan con que los alimenté en el desierto cuando los saqué del país de Egipto”.

Te pedimos, buen Jesús, que construyas, desde dentro de nuestra autenticidad; haz que estos alimentos compartidos sean signo de unidad de nuestra familia que se ha vuelto vertiente de gracia para la salvación de muchos, según la llamada que hemos recibido congele la 7ª Piedra Fundacional. No permitas que se nos congele el espíritu misionero; haz que nos surja auténticamente. Amén.

Martes 4ª Semana Mayo

2Tm 2,6 Y el labrador que trabaja es el primero que tiene derecho a percibir los frutos.

Querida Madre, al sentarnos frente a la mesa preparada con cariño para nuestra refección, no queremos presentarnos con las manos vacías de ofrendas; queremos al menos ofrecerte, la seguridad de nuestra lucha por ayudar a que la familia sea fuente de alegría, de amor y de paz para muchos. Amén.

Miércoles 4ª Semana Mayo

Rut 2,14 A la hora de la comida, Booz le dijo: “Acércate aquí, puedes comer pan y mojar tu bocado en el vinagre”. Ella se sentó junto a los segadores, y él le ofreció un puñado de grano tostado. Comió ella hasta saciarse y aun le sobró.

Te alabamos, Espíritu Santo, espíritu de amor y de unidad, que nos trajiste también a este momento de compartir en familia los alimentos que nos ayudan a satisfacer el hambre. Te alabamos Espíritu Santo, porque nos has hecho integrar la familia del Oratorio, familia que debe ir constituyéndose más y más en vertiente de gracia. Amén.

Jueves 4ª Semana Mayo

Jn 6,56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.

Gracias, Jesús, porque nos dejaste el mejor de los alimentos: tu propio Cuerpo que nos prepara para la vida eterna, que es mucho más que esta vida de acá. Ayúdanos a trabajar con empeño para que nuestra familia se vuelva una familia unida, vertiente de gracia, una familia alegremente misionera. Amén.

Viernes 4ª Semana Mayo

Est 4,16 “Anda a reunir a todos los judíos que hay en Susa y que ayunen por mí. No coman ni beban durante tres días y tres noches. También yo y mis siervas ayunaremos. Y así, a pesar de la ley, me presentaré ante el rey; y si tengo que morir, moriré”.

Padre Santo, que has permitido la pasión y muerte de tu Hijo, danos la fuerza y paciencia, para aceptar los sacrificios de la vida diaria, también en la mesa familiar, para ir construyendo, haciendo camino para que la familia del Oratorio sea vertiente de gracia y de amor. Amén.

Sábado 4ª Semana Mayo

Jdt 16,13-14 Cantaré a mi Dios un cantar nuevo: “¡Tú eres grande, Señor, eres glorioso, admirable en poder e insuperable!” Que te sirvan todas las criaturas, porque hablaste y fueron hechas, enviaste tu espíritu y las hizo, y nadie puede resistir tu voz.

¡Qué lindos son los sábados!, qué llena de gracia es la primavera. Es una fiesta de flores y alegría gozosa, porque viene la plenitud. Tú eres, Madre, el anuncio, como la estrella anuncia el sol. Al servirnos estos alimentos, los gozamos con más gusto, formando paulatinamente una familia vertiente de gracia y alegría. Amén.

JUNIO.

1ª SEMANA.

Domingo 1ª Semana Junio

Hb 11,1-3 La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. Por ella fueron alabados nuestros mayores. Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve resultara de lo que no aparece.

Te adoramos Santísima Trinidad, que has obrado maravillosamente en nuestras vidas; has anunciado algo de tu plenitud en la inmensidad de tu creación y con la fuerza de la Resurrección de Jesús. Al comer estos alimentos, lo hacemos con el gozo de la presencia de la Madre y Reina entre nosotros, secreto y carta de triunfo de nuestro Oratorio. Amén

Lunes 1ª Semana Junio

Ex 23,25 Ustedes darán culto al Señor, su Dios, yo bendeciré tu pan y tu agua. Y apartaré de ti las enfermedades.

Te suplicamos querida Madre, que nunca dejes de acogernos con tu cariño maternal; hoy sentimos, al servirnos estos alimentos para obtener fuerzas para nuestros trabajos, que tú nos das, la gracia del acogimiento maternal, así como nosotros en la comida debemos acogernos mutuamente. Amén.

Martes 1ª Semana Junio

Mt 20,12 diciendo: «Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos soportado el peso del día…»

Padre Celestial, que no cesas, por medio de nuestra Madre del Oratorio, de darnos tus llamadas. Hoy al alimentarnos por medio de tus intermediarios, nos llamas a confiar en nuestra Madre, que nos irá sacando adelante poco a poco, como le has dado el don de ser Madre-comunicadora. Amén.

Miércoles 1ª Semana Junio

2Sa 6,19 Repartió a todo el pueblo, a toda la muchedumbre de Israel, hombres y mujeres, una torta de pan, un pastel de dátiles y un pan de pasas a cada uno de ellos, y se fue todo el pueblo cada uno a su casa.

Te alabamos, Jesús, por tu Corazón Sagrado, que nos ha brindado el amor de tu Madre; al servirnos estos alimentos, queremos alabarte de todo corazón por lo que has hecho con esta Madre, que se ha introducido en nuestras vidas, para ayudarnos a servirte. Amén.

Jueves 1ª Semana Junio

1P 1,14-16 Como hijos obedientes, no se amolden a los deseos de antes, del tiempo de su ignorancia, más bien, así como el que los ha llamado es santo, así también ustedes sean santos en toda su conducta, como dice la Escritura: Serán santos, porque yo soy santo.

Madre y Reina, al servirnos estos alimentos, tenemos tanto que agradecerte; siempre están presentes en nuestra mesa familiar; son como un símbolo de tu constante presencia, por medio de los Desafíos, en nuestro Oratorio. Danos más y más la gracia de transformarnos en santos. Amén.

Viernes 1ª Semana Junio

1Mc 1,63 Prefirieron morir antes que contaminarse con aquella comida y profanar la alianza santa; y murieron.

Espíritu Santo, que nos has sido enviado por ese Hijo, que lo dio todo, hasta la muerte y muerte de cruz; te pedimos, al servirnos estos alimentos de cada día, que estemos siempre dispuestos a hacer sacrificios. Nunca cuestan tanto, si la Madre Santísima, que nos acompaña por años en nuestros oratorios, se queda con nosotros. Amén.

Sábado 1ª Semana Junio

Pr 31,10-11 Una mujer completa, ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosa que las perlas. En ella confía el corazón de su marido, y no será en vano.

Con aplausos y vivas festivos, los ángeles y santos celebran tu nombre, María, Madre y Reina, por las maravillas, que el Señor ha hecho en ti. Al servirnos estos alimentos bendecidos por la mano paternal de quien te creó, iremos con más fuerza llevando la irradiación de los Desafíos de tu presencia. Amén.

2ª SEMANA.

Domingo 2ª Semana Junio

Rm 5,5-6 La esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. Sí, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo exacto, Cristo murió por los pecadores.

Santísima Trinidad, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben; mientras van buscando su alimento cotidiano, que todos los pueblos sepan reconocer en este domingo, que por ti lo tenemos. Así como nos das la gracia del cobijamiento en el Oratorio; quieres por María Santísima, cobijarnos a todos. Amén.

Lunes 2ª Semana Junio

Num 21,5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos han sacado de Egipto para morir en el desierto? Pues no tenemos ni pan ni agua, y estamos cansados de esa comida pésima”.

Reina de nuestro Oratorio, haz que este mes del Sagrado Corazón, Oratorio que también es el mes de la 1ª etapa de la Fundación del Oratorio Mariano, donde tú te estableciste en nuestra imagen, sea un tiempo de grandes llamadas. Así como nos consigues los alimentos de cada día, alimenta también al pueblo con grandes llamadas para hacerlo pueblo de Dios. Amén.

Martes 2ª Semana Junio

2Jn 8 Cuídense para que no pierdan el fruto de nuestro trabajo, sino que reciban abundante recompensa.

Espíritu Santo, purifica nuestra ofrenda y la ofrenda que Cristo Jesús, la Palabra, presenta a Dios; sabemos que no podemos servirnos nuestros alimentos si no presentamos ninguna ofrenda. En la Iglesia hemos presentado el pan y el vino; y ahora presentamos nuestros trabajos de este día, con los instrumentos con que se construye cotidianamente. Que todo el pueblo ofrezca una ofrenda agradable al Señor. Amén.

Miércoles 2ª Semana Junio

Neh 9,15 Del cielo les mandaste el pan para su hambre, para su sed hiciste brotar el agua de la roca. Y les mandaste ir a apoderarse de la tierra que tú juraste darles.

Padre Santísimo, seas alabado por siempre jamás, que el pueblo vaya poco a poco descubriendo la ternura de tu rostro encubierto detrás de la belleza inmaculada de María, encubierto también detrás de los alimentos, con que nos brindas cada día tu amor y preocupación paternal. Amén.

Jueves 2ª Semana Junio

Jn 6,41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: “Yo soy el pan que ha bajado del cielo”.

Con cuanta gratitud, Cristo amado, amado Señor Jesucristo, nos acercamos a estos alimentos que hoy de nuevo se reparten en las mesas de todo el pueblo. Te agradecemos tanto Jesús, porque has instituido a María Santísima, Madre y Reina del pueblo, para hacerlo pueblo de Dios. Amén.

Viernes 2ª Semana Junio

Sal 69,22 Veneno me han dado por comida, en mi sed me han dado vinagre.

Oh María, dolorosa Madre del Señor, que nos quieres ayudar a transformar en verdaderos cristos presentes en el mundo de hoy, trasparentes de Jesús. Tu Oratorio al ponerse ante la mesa de los alimentos, recuerda que la semilla que no muere, no puede dar fruto, que conseguir que el pueblo cambie no será fácil.

Sábado 2ª Semana Junio

Pr 31,28-29 Se levantan sus hijos y la llaman dichosa; su marido hace su elogio: “¡Muchas mujeres hicieron grandes cosas, pero tú las superas a todas!”

Padre Santo, hoy estamos alegres, hay como cantar de pájaros junto a nuestros alimentos. Es el día de tu descanso, el día en que coronaste tu obra en María, preparando la resurrección de tu Hijo. ¡Que todos los pueblos te aclamen y salten de gozo por María, tu obra predilecta! Amén.

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana Junio

Job 38,41 ¿Quién prepara su provisión al cuervo, cuando sus crías gritan hacia Dios, cuando se estiran faltos de comida?

Santísima Trinidad, con toda la Iglesia queremos exultar de gozo, hoy es domingo, día de la Resurrección del Señor, junto a nuestros alimentos anunciamos la comida del cielo, el banquete del amor, que se va haciendo odológicamente presente desde ahora en nuestra mesa familiar. Amén.

Lunes 3ª Semana Junio

Deu 8,3 Te humilló, te hizo pasar hambre, te dio a comer el maná que ni tú ni tus padres habían conocido, para mostrarte que no sólo de pan vive el hombre, sino que el hombre vive de todo lo que sale de la boca del Señor.

Madre y Reina de nuestra familia, ven y quédate con nosotros, que tu presencia se haga sentir más y más junto a nuestro caminar, nuestros alimentos, y en general nuestro vivir, sea especialmente actuante en este mes de junio, en que celebramos el 1º Desafío. Te pedimos que el Oratorio se vuelva una familia que practica coherentemente lo que cree. Amén.

Martes 3ª Semana Junio

2Co 11,27 Trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez.

Espíritu Santo que nos manifiestas al Hijo de Dios, que clamas en nosotros: Abbá, Padre; ven hoy nuevamente, acá junto a nosotros en esta refección, y ayúdanos a preparar la ofrenda de nuestras vidas, para que se vuelvan realidad práctica que superen las meras teorías. Amén.

Miércoles 3ª Semana Junio

Tob 4,16 Da de tu pan al hambriento y de tus vestidos al desnudo. Haz limosna de todo cuanto te sobra; y cuando hagas limosna no lo hagas refunfuñando.

Te alabamos María, María del amor puro, que superas siempre en nosotros gradualmente toda hipocresía. Al servirnos estos alimentos con bendiciones de amor por tu caminar coherente con la gracia de Dios, ayúdanos, acompáñanos, para que la alabanza dure hasta el fin. Amén.

Jueves 3ª Semana Junio

Mt 28,20 He aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.

Padre Santo, junto a nuestra Madre y Reina, te invitamos a que aceptes nuestra oración de gratitud por los alimentos que nos vamos a servir, que tú has preparado para nosotros. Son signo de tu presencia actuante en nuestras vidas, como de hecho lo manifiestas en la presencia de María Santísima en el Oratorio. Amén.

Viernes 3ª Semana Junio

Sir 37,29 No seas insaciable de todo placer y no te abalances sobre la comida.

Jesús, Cristo dolorido del Viernes, al lado de nuestra Madre Santísima, también dolorida, que se hace presente en el Oratorio, durante este mes de su Sagrado Corazón herido por nuestros pecados, te ofrecemos los pequeños sacrificios de la vida diaria, en la frugalidad y sencillez de nuestros alimentos. Amén.

Sábado 3ª Semana Junio

Sir 30,25 Un corazón contento es como un banquete que trae buen provecho al que lo come.

¡Que canten las guitarras!, que todos aplaudamos por nuestra Madre y Reina querida, oh Espíritu Santo; al ponernos junto a la mesa familiar, no podemos dejar de gritar ¡Viva, María; viva, viva María! oh querida Madre… eres la bendita entre todas las mujeres. Amén.

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana Junio

Rm 8,26 El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad; porque nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.

Alabanza y adoración a ti, Padre, con el Hijo, enfervorizados por el Espíritu Santo, ahora que viene nuestra refección a dar calor a los cuerpos ateridos. Tú, con la presencia de nuestra Madre, nos descubres la calidez de nuestro propio yo autentificado en el modelo personal. Amén.

Lunes 4ª Semana Junio

1Re 17,12 Ella dijo: «Vive el Señor tu Dios, no tengo nada de pan cocido: sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la alcuza. Estoy recogiendo dos palos de leña, entraré y lo prepararé para mí y para mi hijo, lo comeremos y moriremos».

Te pedimos, Madre y Reina Santísima, que habites entre nosotros, sobre todo en nuestros oratorios, que, así como nos vamos a alimentar en el cuerpo, tu presencia eficaz nos haga conquistar nuestro propio yo en la autenticidad querida por Dios. Amén.

Martes 4ª Semana Junio

1Ts 1,3 Tenemos presente ante nuestro Dios y Padre la obra de la fe de ustedes, los trabajos de su caridad, y la tenacidad de su esperanza en Jesucristo nuestro Señor.

Jesús, Señor, que de una vez para siempre lo has ofrecido todo por nosotros, también los alimentos que vamos a servirnos, que nos has conquistado «con el sudor de tu frente», ayúdanos a ofrecer también nuestro esfuerzo por vivir a la altura de nuestro modelo personal. Amén.

Miércoles 4ª Semana Junio

Sal 78,25 Pan de fuertes comió el hombre, les mandó provisión hasta la hartura.

Espíritu Santo, que clamas poderosamente en una fuerte alabanza a nuestra Madre y Reina presente en nuestro Oratorio, inspíranos, ven… Al comer nuestros alimentos, queremos recibirlos con fe, así como recibimos con fe la gracia que alimenta nuestro modelo personal. Amén.

Jueves 4ª Semana Junio

Jn 6,32 Jesús les respondió: En verdad, en verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo; es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo.

Jesús, cuánto tenemos que agradecerte porque nos consigues del Padre, nuestros alimentos; cuánto tenemos que agradecerte que nuestra Madre y Reina esté presente en el Oratorio y que nos autentifique en nuestro modelo de vida. Amén.

Viernes 4ª Semana Junio

Ez 33,25 Pues bien, diles: Así dice el Señor Dios: Vosotros coméis con sangre, alzáis los ojos hacia vuestras basuras, derramáis sangre, ¡y vais a poseer esta tierra!

Padre, tu Hijo está sufriendo lo intolerable en la cruz; y nosotros nos vamos a deleitar con esta comida. Haz que estemos dispuestos a hacer también pequeños sacrificios de convivencia y de abstinencia y ayuno parcial. Todo apunta a que nazca también en nosotros la autenticidad. Amén.

Sábado 4ª Semana Junio

Pr 31,30 Engañosa es la gracia, vana la hermosura, la mujer que teme al Señor, ésa será alabada. Dadle del fruto de sus manos y que en las puertas la alaben sus obras.

Bendita eres María, ahora que nos reunimos con mucha alegría a compartir nuestros alimentos; vuelvan nuestros corazones a decirte que eres la más bendita entre todas las mujeres, Madre del Señor; que en el cumplimiento de nuestro modelo personal también seamos benditos. Amén. 

JULIO.  

1ª SEMANA.

Domingo 1ª Semana Julio

Mt 28,19 Vayan, pues, y evangelicen a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

Te adoramos de todo corazón al servirnos estos alimentos. Toda la creación en nosotros, te ama, te adora. Al servirnos los alimentos que son una caricia de tu bondad; nos comprometemos a luchar por la expansión de tu reino de amor. Amén.

Lunes 1ª Semana Julio

Mt 10,42 Y todo el que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, les aseguro que no perderá su recompensa.

Te pedimos, Madre y Reina, que nos diste la misión de ir e incendiar el mundo que, al comer nuestros alimentos, lo hagamos como un acto de cariño y solidaridad con nuestros misioneros. Amén.

Martes 1ª Semana Julio

Lc 19,5-6 Cuando Jesús llegó al sitio donde estaba la higuera, alzando la vista, le dijo: “Zaqueo, baja en seguida; porque conviene que hoy me quede en tu casa”. Se apresuró a bajar y lo recibió con alegría.

Jesús que ibas de pueblo en pueblo llevando la buena nueva, y muchos te invitaban a sus casas para comer con ellos, al servirnos estos alimentos queremos convidar a la Madre y Reina misionera que nos ayude a estar insertos en la misión del Oratorio, que ya no debe extinguirse nunca más. Amén.

Miércoles 1ª Semana Julio

Lc 1,47-49 Mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque se ha fijado en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán feliz, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso; Santo es su nombre.

Espíritu Santo, inspirados por ti, alabamos en esta hora de nuestra refección a la Madre y Reina de los Apóstoles. Te rogamos que nos consigas hasta el fin del mundo, la gracia de Jesús para ir e incendiar al mundo. Amén.

Jueves 1ª Semana Julio

Mc 16,15 Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará”. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.

María Santísima, en este mes recordamos la gran tarea que le diste al Oratorio de hacer suya la misión dada por Jesús a sus apóstoles; cuánto tenemos que agradecerte por esta gracia que ya vemos en sus frutos; al comer estos alimentos, lo hacemos recordando a nuestros misioneros. Amén.

Viernes 1ª Semana Julio

Fil 4,6 No se inquieten por nada; antes bien, en toda ocasión, presenten a Dios sus peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias.

Jesús del Gólgota, Jesús de los brazos abiertos, con su sacrificio partió la misión de evangelizar a todo el mundo. Con nuestro sacrificio en esta comida, estamos ayudando a que se alimenten nuestros misioneros y que la Madre Santísima los ayude a superar sus problemas. Amén.

Sábado 1ª Semana Julio

1Ts 1,8 Partiendo de ustedes ha resonado la Palabra del Señor y la fe de ustedes en Dios se ha difundido no sólo en Macedonia y en Acaya, sino por todas partes, de manera que nada nos queda por decir.

Como la pólvora se enciende y se propaga, así se encienden las diversas regiones del mundo, con la fuerza del evangelio, que forma santos. En esta comida, te pedimos Madre, que tu nombre sea conocido y amado en todas partes del mundo y que así prorrumpa en cantos y alegres expresiones bendiciendo tu nombre. Amén.

2ª SEMANA.

Domingo 2ª Semana Julio

Nm 24,5-7 ¡Qué hermosas son tus tiendas, Jacob, y tus moradas, Israel! Como valles espaciosos, como jardines a la vera del río, como áloes que plantó el Señor, como cedros a la orilla de las aguas. Sale un héroe de su descendencia, domina sobre pueblos numerosos. Se alza su rey por encima de Agag, se alza su reinado.

Santísima Trinidad, que todo el pueblo te adore en este domingo, recordando la resurrección del Hijo. Al servirnos con alegría dominical estos alimentos, te suplicamos que venga sobre nosotros la maravilla de tu bendición misionera. Amén.

Lunes 2ª Semana Julio

Col 1,3. 4,2 Damos gracias sin cesar a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por ustedes en nuestras oraciones. Sean perseverantes en la oración, ocupados en ella con acción de gracias.

Te pedimos, Madre Santísima, al recibir con mucha gratitud los alimentos, ahora que empieza la obra de tantos misioneros, que llevan con sacrificio, lejos de sus casas y lejos de su patria, la misión de extender tu obra, que te corones como Reina de la misión. Amén.

Martes 2ª Semana Julio

Sir 33,17-18 Por la bendición del Señor me he adelantado, y como viñador he llenado el lagar. Miren que no para mí solo me he afanado, sino para todos los que buscan la instrucción.

Jesús, nuestro Señor, Tú nos envías a la viña de tu Pueblo, sobre todo de tu pueblo más sencillo, marginado y pobre, que constituye la gran mayoría del Pueblo: la clase media popular. Nosotros queremos recoger y pisar en tu lagar aunque se tiñan de rojo nuestras vestiduras. Ahora nos preparas con estos alimentos. Amén.

Miércoles 2ª Semana Julio

2Cro 6,33 Escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, y haz cuanto te pida el extranjero, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu Nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y sepan que tu Nombre es invocado sobre esta Casa que yo he construido.

Espíritu Santo, haznos alabar al Padre, con un corazón recto y puro, alabarlo porque se ha dignado enviarnos al pueblo para ayudarlo a alabar al único que merece realmente nuestra alabanza. En esta hora de nuestra refección con María nuestra Madre y Reina del envío resulta más cálida esta alabanza. Amén.

Jueves 2ª Semana Julio

Mt 11,4-5 Jesús les respondió: Vayan y cuéntenle a Juan lo que oyen y ven: los ciegos pueden ver y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva.

Padre Santo, te agradecemos con el más rendido afecto, que te hayas dignado elegirnos para servir al pueblo humilde y sencillo, tantas veces postergado en hospitales, banquetes, universidades, en la bolsa y en los ministerios del Estado. Al comer nuestro alimento, gracias Padre, por María Santísima, gracias Padre. Amén.

Viernes 2ª Semana Julio

Dan 3,87 Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor, cántenle, alábenle eternamente.

Madre y Reina dolorosa, en esta hora de nuestra refección humilde y austera, vemos a Jesús colgando en el madero de la cruz, porque tiene que salvar a su Pueblo, a esos mil rostros de Cristo que padece y está marginado. Ayúdanos a estar con Él en la brecha. Amén.

Sábado 2ª Semana Julio

Jdt 15,9-10 Llegando ante Judit, todos al unísono la bendijeron diciendo: “Tú eres la exaltación de Jerusalén, tú el gran orgullo de Israel, tú la suprema gloria de nuestra raza. Bendita seas del Señor Omnipotente por siglos infinitos”. Y todo el pueblo respondió: “¡Amén!”

Jesús, Señor, que coronas a María Santísima como la Madre y Reina de la Iglesia, en esta hora de nuestra refección te recordamos la mayoría del Pueblo, sencillo y marginado pero que grita de todo corazón: «Viva, viva, María». Feliz te aclaman todas las generaciones. Amén.

3ª SEMANA.

Mt 24,45 ¿Quién es el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darle la comida a su tiempo?

La práctica evangelizadora de nuestro envío nos hará adecuarnos sabiamente a las necesidades y contingencias de los pueblos. María Santísima enciende en nosotros la fuerza del envío. Amén.

Domingo 3ª Semana Julio

Jn 4,13-14 Jesús le respondió: Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.

Santísima Trinidad, nos reúnes en estos momentos junto a la mesa de nuestros alimentos; con la resurrección de Cristo Jesús, nos señalas un alimento mejor que éste que ahora comemos y volvemos a sentir hambre y sed. Nos envías a evangelizar e incendiar al mundo. Amén.

Lunes 3ª Semana Julio

Mt 26,17 El primer día de los Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: “¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero pascual?”

Te pedimos Reina Santísima del envío, que nos ayudes a llevar, en forma práctica y metódica la obra de la misión apostólica. Así como la hechura de estos alimentos tiene momentos prácticos muy concretos, así la obra de San Pablo evangelizador y la de todos los misioneros exige preparativos. Amén.

Martes 3ª Semana Julio

Ex 23,20 He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado.

Oh Espíritu Santo, que nos enciendes en el anhelo de la Evangelización, de tomar el relevo, de llevar el envío. En esta hora de nuestros alimentos, ayúdanos a poner los medios prácticos para que nuestro trabajo misionero no sea una quimera sino una contundente realidad. Amén.

Miércoles 3ª Semana Julio

Lc 1,45-48 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor! Y dijo María: Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada.

Madre Santísima, que te alaben los pueblos y que los pueblos te reconozcan como la estrella de la evangelización, la que suscitas entre tus hijos, apóstoles, que proclamen las grandezas que el Señor ha hecho en ti. Al servirnos estos alimentos, te alabamos agradecidos porque a tus enviados nunca nos falta el alimento. Amén.

Jueves 3ª Semana Julio

Jn 6,57-58 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.

Gracias Jesús de la última Cena, que enviaste a tus apóstoles con la fuerza del pan bajado del cielo; al servirnos estos alimentos hechos por manos humanas, haz que podamos ayudar al pueblo a ser agradecido. Es un deber de autenticidad agradecer lo que con tanta fidelidad y misericordia hemos recibido. Amén.

Viernes 3ª Semana Julio

1Ts 2,9-10 Recuerden, hermanos, nuestros trabajos y fatigas. Trabajando día y noche, para no hacernos un peso a ninguno de ustedes, les proclamamos el Evangelio de Dios. Ustedes son testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprochablemente nos comportamos con ustedes, los creyentes.

Madre y Reina Santísima, dulzura de nuestras cruces, tus enviados a evangelizar, recibimos nuestro alimento, no ociosos sino para que, trabajando firmemente con el 3ª Desafío, el de la cruz, para que ayudemos a que los pueblos miren a Cristo sacrificado y se transformen en pueblo de Dios, que caminen hacia el alimento que perece. Amén.

Sábado 3ª Semana Julio

Dan 3,52 Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, alabado, exaltado eternamente. Bendito el santo nombre de tu gloria, alabado, exaltado eternamente.

Prorrumpimos en grandes alabanzas y vivas de júbilo, a ti Madre maravillosa en la gracia de Dios, que te nos haces presente este sábado a la hora de la comida. Envíanos, con tu presencia, para ir por el camino, ayudando a que los pueblos te conozcan y por ti a Jesucristo, único salvador. Amén.

4ª SEMANA

Domingo 4ª Semana Julio.

Sb 7,22-23 Pues hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, perspicaz, inmaculado, claro, impasible, amante del bien, agudo, incoercible, bienhechor, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, que todo lo puede, todo lo observa, penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles.

Santísima Trinidad, eres purísima, nada inauténtico hay en ti. En este domingo a la hora de los alimentos te adoramos aceptando, sin mentiras y cobardes hipocresías que pueden encallar nuestro envío. Tú nos has enviado a incendiar el mundo. Con la fuerza de esta comida, haz que nos preparemos a cumplir nuestro envío. Amén.

Lunes 4ª Semana Julio

Is 58,6-7 No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: ¿desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y no te apartes de tu semejante?

Te pedimos, Madre Santísima, por todos los pueblos, especialmente por los que se encuentran alejados de tu Hijo. Así como podemos comer estos alimentos, te pedimos que los pueblos alejados y hambrientos de Cristo, tengan suficientes obreros para cumplir el envío. Amén.

Martes 4ª Semana Julio

1Ts 1,3 Tenemos presente ante nuestro Dios y Padre la obra de la fe de ustedes, los trabajos de su caridad, y la tenacidad de su esperanza en Jesucristo nuestro Señor.

San José, que te sentabas diariamente a la mesa de la familia de Nazaret, para compartir los alimentos, después de haber trabajado como carpintero, ganándote el pan con el sudor de tu frente, junto a María, tu esposa y el Niño Dios, tu Hijo adoptivo; haz que comamos el pan y nuestro alimento después de haberlo ganado en la lucha por cumplir el envío. Amén.  

Miércoles 4ª Semana Julio

Flp 1,21-22 Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si el vivir en la carne significa para mí trabajo fecundo, no sé qué escoger.

Te alabamos Espíritu Santo que has suscitado en los corazones de los santos un deseo irresistible y un hambre implacable de misionar y ayudar, que el nombre adorable de mi Jesús, sea más conocido, amado y seguido. Con la sensación de hambre física de esta hora, haz que se encienda también en nosotros el hambre espiritual del envío. Amén.

Jueves 4ª Semana Julio

Lc 22,15-16 Y les dijo: Con ansia he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer; porque les digo que ya no la comeré más hasta que se cumpla en el Reino de Dios.

Jesús, amado Señor, junto a tu Madre, te pedimos sentarnos a la mesa de la última Cena, para que en el símbolo de estos alimentos materiales que calman el hambre física, se manifieste el deseo intenso del Pan del cielo que suscita en nosotros el envío, el fuerte deseo de ayudarte de todos los modos posibles a que tu Madre sea más conocida y amada por los pueblos. Amén.

Viernes 4ª Semana Julio

Jn 1,29-30 Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: Ese es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.

Padre Santo, cuanto nos has amado. En el Cordero de Dios sacrificado en el madero de la cruz, vemos cuanta es la fuerza de tu amor misericordioso. Al comer estos alimentos, con pequeños sacrificios y sin represiones, queremos poner todo nuestro empeño para que todos los pueblos te conozcan y te amen. Haz que cumplamos nuestro envío. Amén.

Sábado 4ª Semana Julio

Mt 2,9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto en el Oriente apareció delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría.

Con todas las arpas y con todas las orquestas, la Iglesia prorrumpe en gritos de alabanzas por María Santísima, la estrella del envío en la evangelización. Por ti nos ha llegado el Verbo de Dios. Al comer nuestros alimentos con tanta alegría, haz que nos reanimen a luchar sin descanso por el cumplimiento del envío. Amén.

AGOSTO

Domingo 1ª Semana Agosto

Lc 24,30.32 Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Se dijeron uno a otro: ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?

Padre Santísimo de nuestro Señor Jesucristo, nos sentamos a la mesa, como los peregrinos de Emaús y arden nuestros corazones, mientras compartimos los alimentos en unión fraternal. Te adoramos desde lo hondo junto a nuestra Madre; seguiremos luchando por nuestra autoeducación para que permitas que la Madre se quede en nuestro Oratorio, en su imagen bendita de Madre del Pueblo. Amén.

Lunes 1ª Semana Agosto

Rm 12,9-12 Que la caridad de ustedes sea sin fingimiento… amándose cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros; con un celo sin negligencia; con espíritu fervoroso; sirviendo al Señor; con la alegría de la esperanza.

Querida Madre, que te estableces en nuestros oratorios, vemos como la vida bulle por todas partes, como se prolonga con el afán con que empieza la semana. Nosotros también renovamos nuestra alimentación física y espiritual. Al servirnos esta comida, con solidaridad, nos proponemos también luchar por nuestra autoeducación, para que reines en nuestros corazones. Amén.

Martes 1ª Semana Agosto

Mt 13,55-56 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?

San José, obrero de las manos encallecidas, que después de la labor te sentabas a comer con los tuyos; ayúdanos, con nuestra autoeducación, a meternos firmemente en la batalla de cada día por sacar las tareas diarias adelante y sentarnos no ociosos, a compartir el pan de la amistad. Amén.

Miércoles 1ª Semana Agosto

Dt 10,20-21 Al Señor tu Dios temerás, a él servirás, vivirás unido a él y en su nombre jurarás. El será objeto de tu alabanza y él tu Dios, que ha hecho por ti esas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto.

Seas alabado para siempre mi Señor. Mientras compartimos nuestros alimentos, te rogamos que todos nuestros esfuerzos de autoeducación se vuelvan generosamente una alabanza auténtica, con nuestra Madre, a ti Señor creador del universo, protagonista de la historia, que besas cada flor en su belleza. Alabado, eternamente alabado, también en esta comida. Amén.

Jueves 1ª Semana Agosto

Jn 6,31-32 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Jesús les respondió: En verdad, en verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo; es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo.

Te agradecemos tanto, buen Jesús, que no solamente nos das, desde los tiempos más remotos, el alimento material para seguir viviendo, sino además el Maná, el Pan vivo bajado del cielo, que eres tú. Ayúdanos a comer estos alimentos, luchando tenazmente por nuestra autoeducación para que la Madre se quede en nuestro Oratorio. Amén.

Viernes 1ª Semana Agosto

Ga 4,19 ¡Hijos míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en Uds.

Para ponernos a tono, con el sacrificio y pasión de Cristo, haremos hoy viernes, nuevamente un pequeño sacrificio en la comida; con esta firme autoeducación vamos logrando poderosamente poner nuestro respaldo humano para que la Madre y Reina se quede en nuestros oratorios. Amén.

Sábado 1ª Semana Agosto

Ap 21,2 Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de estar junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: Esta es la morada de Dios con los hombres.

Reina maravillosa, admirable, llena de fulgor, arrebolada con la luz intensa, que viene de lo alto, blanca Señora vestida de sol, al servirnos nuestros alimentos con hambre y satisfacción, renovamos también nuestra hambre de que no te vayas nunca de nuestras vidas. Con el respaldo de la autoeducación de nuestros grupos, quédate siempre. Amén.

2ª SEMANA.

Domingo 2ª Semana Agosto

Is 25,6-8 Hará el Señor a todos los pueblos en este monte un convite de manjares frescos, convite de buenos vinos: manjares suculentos, vinos depurados, consumirá en este monte el velo que cubre a todos los pueblos y la cobertura que cubre a todos las gentes; consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Dios las lágrimas de todos los rostros, y quitará la vergüenza de su pueblo sobre toda la tierra, porque el Señor ha hablado.

En este domingo queremos adorarte y llenarnos de santa alegría. Que todos los pueblos regresen a ti, Dios uno y trino, que te conozcan y amen y canten una canción nueva de alegría y esperanza junto a la Madre y Reina del pueblo al servirnos los alimentos, te cantamos tierna Madre. Amén.

Lunes 2ª Semana Agosto

Jn 17,14-16 Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo.

Querida Madre y Reina nuestra, estamos en el mundo, con todas sus contingencias de cada día; pero no somos del mundo. Con nuestra autoeducación nos distinguimos en la práctica de los valores mundanos. Al servirnos estos alimentos, tal como los que son del mundo, lo hacemos de otra forma. Amén.

Martes 2ª Semana Agosto

Gn 3,17-19 Al hombre le dijo: Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo volverás.

Buen Jesús, al lado de San José, venimos a servirnos estos alimentos después de habernos ganado el pan con el sudor de la frente. En nuestros grupos marianos queremos coronar contigo a tu Madre, como Reina de nuestras vidas. Amén.

Miércoles 2ª Semana Agosto

Jr 24,6-7 Pondré la vista en ellos para su bien, los devolveré a este país, los reconstruiré para no derrocarlos y los plantaré para no arrancarlos. Les daré corazón para conocerme, pues yo soy el Señor, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues volverán a mí con todo su corazón.

Alabada sea eternamente la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por estos alimentos que vamos a recibir para restaurar las fuerzas y la lucha en nuestra autoeducación, para que los pueblos puedan estar verdaderamente volcados a ti. Amén.

Jueves 2ª Semana Agosto

Jn 6,31-35 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Jesús les respondió: En verdad, en verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo; es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Les dijo Jesús: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.

Jesús, con cuanta gratitud queremos recordar en este día, junto a nuestra Patrona, Reina y Madre, por tu entrega tan generosa del pan del cielo y del pan de la tierra, que se nos multiplica en la mesa del Pueblo. Amén.

Viernes 2ª Semana Agosto

Mt 10,40-42 Quien a Uds. recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, les aseguro que no perderá su recompensa.

Madre dolorosa, nos enseñas, también en las comidas, a pensar en todo el pueblo y no solo en los que tienen, sino en las familias en que falta el alimento cotidiano. Ayúdanos a solidarizar mediante nuestra autoeducación y pequeños sacrificios hechos con solidaridad. Amén.

Sábado 2ª Semana Agosto

Jdt 13,18-20 ¡Bendita seas, hija del Dios Altísimo más que todas las mujeres de la tierra! Y bendito sea Dios, el Señor, Creador del cielo y de la tierra, que te ha guiado para cortar la cabeza del jefe de nuestros enemigos. Que Dios te conceda, para exaltación perpetua, el ser favorecida con todos los bienes, porque no vacilaste en exponer tu vida a causa de la humillación de nuestra raza.

La multitud de los ángeles se llena de estupor con la obra del Hijo en ti, María, la llena de gracia y gloria. Nosotros, al servirnos nuestros alimentos cantamos y aplaudimos tu gloria jubilosa; que todos los pueblos te alaben, oh María, que todas las generaciones te llamen feliz.  

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana Agosto

Mt 4,8-10 Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: “Todo esto te lo daré si postrándote me adoras”. Le dice entonces Jesús: “Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto”.

Al ver nuestra mesa servida, no podemos menos, Padre Nuestro, que adorarte por las obras salidas de tus manos, por el Hijo eternamente amado. Tu obra se corona en María Santísima; haz que nuestros grupos marianos ayuden poco a poco a que el Pueblo te adore de corazón. Amén.

Lunes 3ª Semana Agosto

Sal 1,1-3 ¡Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos ni en la senda de los pecadores se detiene, ni se sienta en el banco de los burlones, pero se complace en la ley del Señor, su ley susurra día y noche! Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se marchita su follaje; todo lo que hace sale bien.

Te suplicamos, Madre, que en este lunes nos ayudes a crecer en nuestros grupos marianos, para que la autoeducación sea una obra real y efectiva en la transformación de las familias. Al servirnos los alimentos con mucha gratitud de poder tenerlos, ayúdanos Madre a trabajar por tu Oratorio. Amén.

Martes 3ª Semana Agosto

Sal 96,7-9 Den al Señor, familias de los pueblos, den al Señor gloria y poder, den al Señor la gloria de su nombre. Traigan ofrendas y entren en sus atrios, póstrense ante el Señor en esplendor sagrado, ¡tiemble ante su faz la tierra entera!

Las manos se extienden en ofrenda al prepararnos y bendecir los alimentos que vamos a servirnos. Los grupos marianos son nuestro esfuerzo cotidiano de autoeducación, que te ofrecemos, así como Dios nos entrega amorosamente estos alimentos. Amén.

Miércoles 3ª Semana Agosto

Si 11,20-22 Mantente en tu quehacer y conságrate a él, en tu tarea envejece. Si No te admires de las obras del pecador, confía en el Señor y en tu esfuerzo persevera. Que es cosa fácil a los ojos del Señor enriquecer de golpe al indigente. Sí, la bendición del Señor es la recompensa del piadoso, y en un instante hace florecer su bendición.

Seas alabada, Madre y Reina Santísima, al servirnos estos alimentos, junto a San José, en la casa de Nazaret, donde compartiste las luchas de cada día, para seguir viviendo. Hoy te alabamos aportando nuestro esfuerzo de autoeducación de hoy día para ser más solidarios. Amén.

Jueves 3ª Semana Agosto

Is 40,27-29 ¿Por qué dices, Jacob, y hablas, Israel: Oculto está mi camino para el Señor, y a Dios se le escapa mi derecho? ¿Es que no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? Que Dios desde siempre es Señor, creador de los confines de la tierra, que no se cansa ni se fatiga, y cuya inteligencia es inescrutable. Que al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas la energía le acrecienta.

Con cuanta gratitud venimos, Madre y Reina de los grupos marianos, a servirnos estos alimentos que son como el signo de esas gracias que nos van alimentando día a día por tu presencia en el Oratorio respaldado por los grupos de autoeducación. Amén.

Viernes 3ª Semana Agosto

1Co 9,24-27 ¿No saben que en las carreras del estadio todos corren, pero uno solo recibe el premio? ¡Corran de manera que lo consigan! Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una incorruptible. Así pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes en el vacío, sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado.

Poco a poco vamos buen Jesús, aprendiendo a hacer pequeños sacrificios, que nuestros grupos de autoeducación van suscitando en la vida práctica de cada miembro del grupo. Con estos sacrificios de solidaridad queremos que no falte el alimento de cada día. Amén  

Sábado 3ª Semana Agosto

1Cro 16,22-26 Cante al Señor toda la tierra, anuncie su salvación día tras día. Cuéntenles su gloria a las naciones, a todos los pueblos sus maravillas. Que es grande el Señor y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Porque nada son todos los dioses de los pueblos, pero el Señor hizo los cielos.

Cantamos nuevamente en sábado las maravillas que el Señor ha hecho en ti, oh María, Reina maravillosa, Madre del Pueblo. Nuestros grupos marianos, hoy, felices y emocionados de servirnos nuestros alimentos contigo, cantamos el gozo de tus alabanzas. Amén.

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana Agosto

Sal 19,2-5 El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos; un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia. Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz, resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo.

Te adoramos, Santísima Trinidad, llenos de agradecimiento al servirnos estos alimentos que Tú has preparado para nosotros en la naturaleza que el hombre modifica con su trabajo. Sin mentiras ni hipocresías queremos reconocer la maravilla de tus obras, los grupos marianos de autoeducación. Amén.

Lunes 4ª Semana Agosto

Pr 31,10-14 Una mujer completa, ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosa que las perlas. En ella confía el corazón de su marido, y no será sin provecho. Le produce el bien, no el mal, todos los días de su vida. Se busca lana y lino y lo trabaja con manos diligentes. Es como nave de mercader que de lejos trae su provisión.

Te pedimos, buen Jesús, que estos alimentos sean un signo de tu amor que nos renueva en nuestra lucha diaria, dentro de la cotidianidad de cosas, personas y circunstancias en las que nos movemos. La autoeducación con la Madre y Reina es una excelente brújula. Amén.

Martes 4ª Semana Agosto

Sb 7,1-7 Yo también soy un hombre mortal como todos, un descendiente del primero que fue formado de la tierra. En el seno de una madre fui hecho carne. Yo también, una vez nacido, aspiré el aire común, caí en la tierra que a todos recibe por igual y mi primera voz fue la de todos: lloré. Por eso pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el espíritu de Sabiduría.

Madre, qué auténtico es San José, cuando se mueve magistralmente dentro de la pobreza y el trabajo para llevar el alimento de cada día a su familia. Nosotros queremos luchar sin mentiras ni trampas, procuramos obtener una autoeducación madura para ganar el pan con honestidad. Amén.

Miércoles 4ª Semana Agosto

Col 1,15-17 Él es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él, él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia.

Jesús, buen Señor, te alabamos porque por ti fueron hechas las cosas; sin ti no tendríamos estos alimentos. Ayúdanos a ser auténticos y evitar la levadura de los fariseos y de Herodes, con su atado de mentiras y trampas. Amén.

Jueves 4ª Semana Agosto

Jn 1,45-47 Felipe se encuentra con Natanael y le dice: Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret. Le respondió Natanael: ¿De Nazaret puede haber cosa buena? Le dice Felipe: Ven y lo verás. Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.

Te agradecemos, Madre Santísima, porque nos acompañas en esta comida. Como en la última Cena, Jesús está con nosotros, a tu lado, para ayudarnos a volvernos auténticos, sin mentiras ni dobleces, ser marianos de corazón, luchando poco a poco, para lograrlo, como Natanael, el israelita de verdad. Amén.

Viernes 4ª Semana Agosto

Tb 4,18-19 Busca el consejo de los prudentes y no desprecies ningún aviso saludable. Bendice al Señor Dios en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que lleguen a buen fin todas tus sendas y proyectos. Pues no todas las gentes tienen consejo. Así, pues, hijo, recuerda estos mandamientos y no permitas que se borren de tu corazón.

Espíritu Santo, no podemos definitivamente volvernos fieles a ti si no nos hacemos como la Madre, la llena de gracia, buscadores de la verdad y de la autenticidad. Sin sacrificios no podemos comer el pan de cada día, que ahora nos servimos. Amén.

Sábado 4ª Semana Agosto

1S 25,32-33 David dijo a Abigaíl: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro. Bendita sea tu prudencia y bendita tú misma que me has impedido derramar sangre y tomarme la justicia por mi mano.

Reina de los cielos, te cantamos llenos de entusiasmo juvenil por la obra magnífica que Dios ha hecho en ti. Al servirnos estos alimentos queremos ir poco a poco escribiendo la página más bella de nuestra vida: la autenticidad que construimos en nuestros grupos y que de ninguna manera es un imposible o una quimera. Amén.

SEPTIEMBRE.

1ª SEMANA.

Domingo 1ª Semana Septiembre

Gen 6,21 Tú mismo procúrate toda suerte de víveres y hazte acopio para que les sirvan de comida a ti y a ellos.

Santísima Trinidad, al comenzar esta comida, te adoramos por tu bondad sin medida, nos regalas a María Santísima, para que, por Ella, podamos captar su maternidad y por su maternidad llegar a descubrir, desde el lado de nuestra naturaleza, tu paternidad con que nos amas sin medida. Amén.

Lunes 1ª Semana Septiembre

Ef 2,17-19 Vino a anunciar la paz: paz a Uds. que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca. Pues por él, unos y otros tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu. Así pues, ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios.

Madre, te pedimos que podamos encontrarte cada vez más, que podamos tener la vivencia profunda, que, así como son tan reales y prácticos y aquí presentes estos alimentos, podamos sentirte cercana. Querida Madre del Oratorio, haznos descubrir por ti, la paternidad de Dios, que se nos ha mostrado en el Hijo. Amén.

Martes 1ª Semana Septiembre

Pr 8,17-20 Yo amo a los que me aman y los que me buscan me encontrarán. Conmigo están la riqueza y la gloria, la fortuna sólida y la justicia. Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad, para repartir bienes a los que me aman y así llenar sus arcas.

Amarte, Madre Santísima, como San José, que te amaba entrañablemente, significa preocuparnos de tus cosas; que seas más conocida y amada. San José se preocupaba de tu alimento y el del Niño Jesús. Con gratitud nos servimos ahora esta comida, que Dios nos regala en su bondad. Amén.

Miércoles 1ª Semana Septiembre

2Mc 15,34 Todos entonces levantaron hacia el cielo sus bendiciones en honor del Señor que se les había manifestado, diciendo: Bendito el que ha conservado puro su Lugar Santo.

Alabado seas Espíritu Santo que nos das estos alimentos para comerlos gustándolos para que nos hagan bien a la salud; te alabamos Espíritu Santo porque nos haces encontrarnos con María Santísima. Al encontrar su maternidad se nos hace más próxima la paternidad del Padre Celestial. Amén.

Jueves 1ª Semana Septiembre

Lc 22,14-16 Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: « Con ansia he deseado comer esta Pascua con Uds. antes de padecer; porque les digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios. »

Te agradecemos Jesús en este día en que recordamos la última Cena. Ahora también estamos a punto de comer, como tú comiste en esa oportunidad junto a tus discípulos. Gracias por habernos dado a tu Madre, que nos aproxima al Padre Dios. Amén.

Viernes 1ª Semana Septiembre

Pr 23,19-22 Escucha, hijo, y serás sabio, y endereza tu corazón por el camino… No seas de los que se emborrachan de vino, ni de los que se hartan de carne, porque borracho y glotón se empobrecen y la pereza se viste de harapos. Escucha a tu padre, que él te engendró, y no desprecies a tu madre por ser vieja.

Junto a tu cruz, Jesús, estaba tu Madre; ahora también está Ella con nosotros, al servirnos con pequeños sacrificios estos alimentos. Cuando nos ponemos egoístas y glotones terminamos tristes y apesadumbrados; haznos descubrir más y más a tu Madre, que es nuestra Reina. Amén.

Sábado 1ª Semana Septiembre

Is 66,12-13 Porque así dice el Señor: Fíjense que yo tiendo hacia ella, como río la paz, y como raudal desbordante la gloria de las naciones, Uds. serán alimentados, en brazos serán llevados y sobre las rodillas serán acariciados. Como uno a quien su madre le consuela, así yo los consolaré (y por Jerusalén serán consolados).

¡Qué hermoso es alabarte, Madre! mientras más te queremos y nos dejamos conmover por las maravillas, que Jesús ha hecho en ti, nos vamos acercando al Padre Dios. Él nos da los alimentos y nos da acceso a su corazón enamorado de cada uno de nosotros. Viva, viva, María. Amén.

2ª SEMANA

Domingo 2ª Semana Septiembre

Bar 4,22;37 Yo espero del Eterno la salvación de Uds., del Santo me ha venido la alegría, por la misericordia que llegará pronto a Uds. de parte del Eterno, su Salvador. Mira, llegan tus hijos, a los que despediste, vuelven reunidos desde oriente a occidente, a la voz del Santo, alegres de la gloria de Dios.

Padre Santo, origen en la Santísima Trinidad, hoy al servirnos estos alimentos, nos llenamos de alegría y esperanza, porque debido a la Madre Santísima tu paternidad se nos ha hecho más vivencial y más aceptada desde dentro, a pesar de todas las anti- imágenes paternales del mundo actual. Amén.

Lunes 2ª Semana Septiembre

Sal 69,31-34 Celebraré el nombre de Dios en un cántico, le glorificaré con la acción de gracias; Lo han visto los humildes y se alegran; ¡viva su corazón, Uds. los que buscan a Dios! Porque el Señor escucha a los pobres, no desprecia a sus cautivos.

Querida Madre, estamos ante la mesa para servirnos nuestros alimentos. Generalmente no nos acordamos que hay que comerlos con gratitud hacia quienes los prepararon y finalmente al Padre Dios, que nos los ha brindado por transoperancia divina sobre las mismas creaturas. Al encontrar al Padre, que nos ama, haz que las familias también se vayan encontrando más y más en el mundo popular. Amén.

Martes 2ª Semana Septiembre

Sal 104,20-23 Tú mandas las tinieblas, es la noche, en ella rebullen todos los animales de la selva, los cachorros de león rugen por la presa, y le reclaman a Dios su alimento. Cuando el sol sale, se recogen, y van a echarse a sus guaridas; el hombre sale a su trabajo, para hacer su faena hasta la tarde.

Madre, en San José se encuentra la realización plena de nuestros esfuerzos por hacer que todos los días, por nuestro trabajo, podamos obtener el alimento de cada día. De este modo esperamos que la familia se vaya encontrando con la imagen del Padre auténtico, que suscita verdaderos padres de familia. Amén.

Miércoles 2ª Semana Septiembre

Dt 10,20-22 Al Señor tu Dios temerás, a él servirás, vivirás unido a él y en su nombre jurarás. El será objeto de tu alabanza y tu Dios, que ha hecho por ti esas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto. No más de setenta personas eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y el Señor tu Dios te ha hecho ahora numeroso como las estrellas del cielo.

Sea alabado por siempre el Espíritu Santo, que nos reúne hoy ante estos alimentos. Grandes son tus obras, maravillosa es la unidad que puedes obtener de nosotros, hombres y mujeres egoístas, miopes, tibios y odiosos. Pero poco a poco, vas obrando maravillas en la construcción de hombres auténticos, en la medida que te dejamos actuar. Amén.

Jueves 2ª Semana Septiembre

Jn 3,16-17 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

Jesús, Señor de la última Cena, que te entregas cariñosamente para construir familias que han redescubierto la imagen del Padre, en ti que lo has entregado todo hasta el punto de dar tu cuerpo y tu sangre en alimento, y nos has regalado asimismo a tu Madre para que podamos desde su maternidad construir familia. Amén.

Viernes 2ª Semana Septiembre

Jn 6,7-9 Felipe le contestó: “Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco”. Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?”

Ofrenda y sacrificio en primer lugar de tu Hijo, Madre y Reina Santísima; pero también deberemos nosotros, junto a la mesa del encuentro fraternal y del alimento compartido, hacer pequeños sacrificios de entrega servicial para que el Señor, tu Hijo, haga el milagro de la multiplicación. Amén.

Sábado 2ª Semana Septiembre

Sal 34,9-11 Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el hombre que se cobija en él. Teman a su Señor, santos suyos, que a quienes le respetan no les falta nada. Los ricos quedan pobres y hambrientos, pero los que buscan al Señor de ningún bien carecen.

Madre Santísima, los pueblos cantan llenos de alegría las maravillas que ha hecho en ti el Señor. Tú vas formando la unión y el alma de los pueblos que recurren a ti. Muéstranos en Jesús la imagen del Padre, para que al comer estos alimentos sepamos qué bueno es el Padre Dios, que nos los da día a día.

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana Septiembre

Col 1,21-22 Y a Uds., que en otro tiempo fueron extraños y enemigos, por sus pensamientos y malas obras, los ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su cuerpo de carne, para presentarlos santos, inmaculados e irreprensibles delante de Él.

Madre muy amada, en este domingo, día del Señor, te pedimos poder hacer camino poco a poco, para recuperar más profundamente el sentido de ser familia. Al comer los alimentos estamos ante la perspectiva del Padre, que nos ama con toda la ternura imaginable e infinitamente más aún. Amén.

Lunes 3ª Semana Septiembre

Rm 8,28 Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio.

Padre celestial, estamos al comienzo de la semana, sirviéndonos estos alimentos, que nos preparaste por las manos generosas de quien cocinó para nosotros. Haznos descubrir tu rostro paternal, haznos sentirnos amados tuyos, que poco a poco, vamos descubriendo tu rostro paternal, con el fin de llegar a ser formadores de familia. Amén. 

Martes 3ª Semana Septiembre

1Co 10,31-33 Por tanto, ya coman, ya beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para gloria de Dios. No den escándalo ni a judíos ni a griegos ni a la Iglesia de Dios; lo mismo que yo, que me esfuerzo por agradar a todos en todo, sin procurar mi propio interés, sino el de la mayoría, para que se salven.

Madre, querida Madre, traemos el esfuerzo de nuestros trabajos; la comida así ganada con el sudor de nuestra frente, se vuelve más sabrosa, nos hace descubrir la bondad del Padre Dios, que no suprime ni posterga nuestro protagonismo para cubrir la necesidad de comer. Haznos formar poco a poco una familia amorosa, escuela de personalidades. Amén.

Miércoles 3ª Semana Septiembre

Rm 8,15-16 Pues no recibieron un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibieron un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios.

Alabado seas eternamente Espíritu Santo, que, en la figura de San José, el padre adoptivo de Jesús, nos muestras poco a poco, el rostro del Padre Dios y así podemos, por ti, gritar de todo corazón: «Padre, Padre nuestro, muy amado» y nos servimos estos alimentos con verdadera fruición. Amén.

Jueves 3ª Semana Septiembre

Lc 24,30-32 Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: “¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”

Jesús que partes el pan para nosotros y nos hacer arder en el corazón, sobre todo cuando nuestra Madre nos acompaña. Al servirnos estos alimentos que vamos a compartir, ayúdanos a ir construyendo poco a poco, una verdadera familia. Amén.

Viernes 3ª Semana Septiembre

Si 31,16-18 Come como hombre bien educado lo que tienes delante, no te muestres glotón, para no hacerte odioso. Termina primero por educación, no seas insaciable, y no tendrás tropiezo. Si en medio de muchos te has sentado a la mesa, no alargues tu mano antes que ellos.

Madre dolorosa, que has acompañado a Jesús junto a la cruz, al compartir el pan familiar, haznos construir poco a poco la familia autentificada en el espíritu de sacrificio y solidaridad; danos estar siempre disponibles para servir y mortificarnos para que nadie quede marginado de compartir el alimento. Amén.

Sábado 3ª Semana Septiembre

Si 39,14-16 Como incienso derramen buen olor, ábranse en flor como el lirio, exhalen perfume, canten un canto, bendigan al Señor por todas sus obras. Engrandezcan su nombre, denle gracias por su alabanza, con los cantares de sus labios y con cítaras, digan así en acción de gracias: ¡Qué hermosas son todas las obras del Señor!

Como en un coral de una muchedumbre de voces, te cantamos y le cantamos al Señor, que hizo en ti tantas maravillas. Alegres iremos a compartir estos alimentos para sacar más fuerza en la construcción paulatina y eficaz de la auténtica familia. Amén.

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana Septiembre

Santísima Trinidad, rostro amoroso, más auténtico que los ojos purísimos de María Santísima; hoy nos alimentas nuevamente, porque nos amas. Quieres que podamos construir la familia, que ve en la maternidad de María, la grandeza del amor del Padre Dios, que nos hace autentificar la existencia humana. Amén.

Lunes 4ª Semana Septiembre

Jon 4,1-2 Jonás, se disgustó mucho por esto y se irritó; y oró al Señor diciendo: « ¡Ah, Señor!, ¿no es esto lo que yo decía cuando estaba todavía en mi tierra? Fue por eso por lo que me apresuré a huir a Tarsis. Porque bien sabía yo que tú eres un Dios clemente y misericordioso, tardo a la cólera y rico en amor, que se arrepiente del mal.

Madre y Reina amorosa, nos muestras día a día el rostro lleno de ternura del Padre Dios; en El, estos alimentos se vuelven más sabrosos y los comemos sin la angustia de los que están en el mundo como lobos esteparios. Amén.

Martes 4ª Semana Septiembre

Mt 21,28-31 Un hombre tenía dos hijos. Acercándose al primero, le dijo: “Hijo, anda hoy a trabajar en la viña”. Y él respondió: “No quiero”, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: “Voy, Señor”, y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? – “El primero” – le dicen.

San José, que trabajaste día a día para conquistar el pan y los alimentos de tu familia, que Dios te había encomendado, haz que no nos falte el trabajo y la buena disposición para que nunca nos falten los alimentos; haz que vayamos poco a poco encontrando el rostro amoroso del Padre Dios, que nos hace construir auténticas familias. Amén.

Miércoles 4ª Semana Septiembre

Est 2,17 El rey amó a Ester más que a las otras mujeres; halló ella, en presencia del rey, más gracia y favor que ninguna otra virgen y el rey colocó la corona real sobre la cabeza de Ester y la declaró reina, en lugar de Vastí.

Te alabamos, María Santísima, Reina conquistadora, que tienes que formar mediante los grupos marianos un nuevo orden social y popular. Al comer estos alimentos, te pedimos que la autenticidad marque nuestras vidas, dejando fuera la levadura de la hipocresía. Amén.

Jueves 4ª Semana Septiembre

Lc 24,41-43 Como ellos no podían creerlo a causa de la alegría y de estar tan asombrados, les dijo: “¿Tienen aquí algo de comer?” Ellos le ofrecieron parte de un pescado asado. Lo tomó y comió delante de ellos.

Jesús que extendiste tu mano al plato, que comiste verdaderamente, que compartiste el alimento, haznos comer con alegría y sentido fraternal, para ir construyendo una familia auténtica, según el rostro del Padre. Amén.

Viernes 4ª Semana Septiembre

Pr 6,6-9 Anda donde la hormiga, perezoso, mira sus andanzas y te harás sabio. Ella no tiene jefe, ni capataz, ni amo; asegura en el verano su sustento, recoge su comida en la época de la cosecha. ¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿cuándo te levantarás de tu sueño?

Padre, tu Hijo gime de dolor en la cruz y nosotros tenemos que aprender a ser sacrificados para que todos tus hijos tengan los alimentos y que a nadie le falte. Haznos ser auténticos constructores de familia. Amén.

Sábado 4ª Semana Septiembre

Jdt 14,7-9 “¡Bendita seas en todas las tiendas de Judá y en todas las naciones que, cuando oigan pronunciar tu nombre, se sentirán turbadas!” Judit le contó, en medio del pueblo, todo cuanto había hecho. Cuando hubo acabado su relato, todo el pueblo lanzó grandes aclamaciones y en toda la ciudad resonaron los gritos de alegría.

Maravilla de las maravillas de Dios, eres Virgen María, preciosa pastora y Reina de nuestros corazones; queremos comer estos alimentos con alegría, en honor a ti, que nos has mostrado el rostro misericordioso del Padre, por Jesucristo, el amado. Amén.

OCTUBRE.

1ª SEMANA.

Domingo 1ª Semana octubre

Jn 4,23-24 Llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran. Dios es Espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios.

Santísima Trinidad, te adoramos con todo cariño, nosotros que hemos sentido el acogimiento y presencia de nuestra Madre, Patrona y Reina en su Oratorio Mariano, lugar y centro de su presencia cálida y próxima, al servirnos estos alimentos, te adoramos llenos de júbilo en esta alegría de poder alimentarnos. Amén.

Lunes 1ª Semana Octubre

Lc 16,19-21 Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico… pero hasta los perros venían y le lamían las llagas.

Padre Santísimo, te pedimos que, así como nos das estos alimentos, la Madre muy querida, no se vaya nunca de nuestro oratorio, este centro amoroso de tu manifestación por medio de Ella, en que nos regalas a Jesucristo, único salvador. Padre, te suplicamos con el Santo Rosario, que le des el alimento a los pobres y a los que tienen hambre. Amén.

Martes 1ª Semana Octubre

Sal 137,5-6 ¡Jerusalén, si de ti me olvidara, que se seque mi diestra! ¡Mi lengua se me pegue al paladar si de ti no me acuerdo, si no te pongo, Jerusalén, por encima de mi propia alegría!

María Santísima, Reina y Patrona, te ofrecemos el trabajo de este día y todo nuestro respaldo humano para que tú te sigas quedando en nuestro Oratorio, como lugar y centro de tu presencia. Al comer nuestros alimentos en este mes del Santo Rosario, vamos a alimentarnos también con esta oración tan valiosa. Amén.

Miércoles 1ª Semana Octubre

Dn 6,11-12 Daniel entró en su casa. Las ventanas de su cuarto superior estaban orientadas hacia Jerusalén y tres veces al día se ponía de rodillas, para orar y dar gracias a su Dios; así lo había hecho siempre. Aquellos hombres vinieron atropelladamente y sorprendieron a Daniel invocando y suplicando a su Dios.

San José, Padre adoptivo del Rey de reyes, nos enseñaste a trabajar y a vivir en la realidad cotidiana con sus problemas y dificultades, también con sus horas de compartir la existencia, también en la mesa familiar, sin jamás dejar de orar. En este mes del Santo Rosario, queremos ser hombres y mujeres de oración, del Rosario diario, con la presencia especial de la Madre en su Oratorio, que hace más felices nuestras comidas. Amén.

Jueves 1ª Semana Octubre

Flp 2,13-15 Dios es quien obra en Uds. el querer y el obrar, como le parece. Háganlo todo sin murmuraciones ni discusiones para que sean irreprochables e inocentes, hijos de Dios sin defecto en medio de una generación tortuosa y perversa, en medio de la cual brillan como antorchas en el mundo.

Jesús muy amado, en la última Cena compartiste el pan y los alimentos con tus discípulos; con el Santo Rosario, nos enseñas a amar y meditar los misterios de tu vida. Al alimentarnos en este ambiente de familia, sin discusiones ni gritos, ayúdanos a hacer posible en forma cada vez más firme la presencia de nuestra Madre en su Oratorio. Amén.

Viernes 1ª Semana Octubre

Sal 116,7-9 Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque el Señor te ha hecho bien. Ha guardado mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, y mis pies de mal paso. Caminaré en la presencia del Señor por la tierra de los vivos.

Madre dolorosa, que acompañaste a Jesús en su Viernes Santo, acompáñanos en la mesa donde nos alimentamos con los sacrificios que nos trae la vida de cada día. Al meditar los misterios del Santo Rosario, la vida se nos hace más llevadera, adquirimos armonía y equilibrio, con la fuerza dada en tu Oratorio, como gracia divina. Amén.

Sábado 1ª Semana Octubre

Jdt 15,9-10 Llegando a su presencia, todos juntos la bendijeron diciendo: “Tú eres la honra de Jerusalén, tú el gran orgullo de Israel, tú la suprema gloria de nuestra raza. Al hacer todo esto por tu mano has procurado la dicha de Israel y Dios se ha complacido en lo que has hecho. Bendita seas del Señor Omnipotente por siglos infinitos”.

Espíritu Santo, llenos de gozo y avivamiento aplaudimos tu obra magistral en María Santísima, nuestra Madre, Patrona y Reina que manifiestas en nuestro Oratorio. Al comer estos alimentos, haz que los comamos con cantos de gozo por la Madre Santísima. Amén.

2ª SEMANA.

Domingo 2ª Semana Octubre

Hch 2,42-44 Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común.

Padre amado, en el día que celebramos la resurrección de tu Hijo único, Jesucristo, es muy lindo adorarte en el momento de nuestra alimentación. De ti procede cuanto existe, ¿cómo no adorarte con nuestros rosarios y oraciones?, a ti acudimos cariñosamente en esta hora de nuestra refección. Amén.

Lunes 2ª Semana Octubre

Ef 2,13-14 Uds. los que en otro tiempo estaban lejos, en Cristo Jesús han llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad.

Te pedimos Madre, Patrona y Reina del pueblo, que conviertas al pueblo en pueblo de Dios. Te ofrecemos la meditación del Santo Rosario, hecha lo mejor posible, para que Jesús, junto a darnos estos alimentos, nos defienda como ya lo hizo magistralmente en Lepanto. Amén.

Martes 2ª Semana Octubre

Ef 4,6-7 Un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. A cada uno de nosotros le ha sido concedido el favor divino a la medida de los dones de Cristo.

Jesús, Señor tan amado, que en San José nos muestras valores tan hermosos. Ahora nos repartes los alimentos, que tu Padre te ha concedido. Nosotros con la meditación de los misterios de tu vida por medio del Santo Rosario, queremos con San José, invitar a tu Madre en quien todo está referido a ti. Amén.

Miércoles 2ª Semana Octubre

2Co 3,4-6 Esta es la confianza que tenemos delante de Dios por Cristo. No que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos cosa alguna, como propia nuestra, sino que nuestra capacidad viene de Dios, quien nos capacitó para ser ministros de una nueva Alianza, no de la letra, sino del Espíritu.

Alabanzas de todo corazón, a ti Padre Santísimo, que todos los pueblos te amen, en María Santísima te reconozcan al reconocer a tu Hijo; y de este modo que el pueblo tenga el alimento, así como hoy lo tenemos, lo compartimos en esta mesa de bendición y alabanza. Amén.

Jueves 2ª Semana Octubre

Lc 22,19-20 Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por Uds.; hagan esto en recuerdo mío. De igual modo, después de cenar, tomó la copa, diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por Uds.

Jesús, gracias infinitas por tu entrega permanente en la eucaristía, memoria viva de tu última Cena. Al comer ahora, te agradecemos por los alimentos que hoy tenemos y los de todo el Pueblo. Amén.

Viernes 2ª Semana Octubre

Flp 1,29-30 Pues a Uds. se les ha concedido la gracia de que, por Cristo, no sólo que crean en él, sino también que padezcan por él, sosteniendo el mismo combate en que antes me vieron y en el que ahora saben que me encuentro.

Espíritu Santo, tú has fortalecido a todos los mártires, en primer lugar, a nuestra Madre Santísima, en los momentos de su martirio; haz que, al comer nuestros alimentos, nos preparemos a servir solidariamente al pueblo hasta el punto del sacrificio solidario. Amén.

Sábado 2ª Semana Octubre

Gn 24,60 Y bendijeron a Rebeca, y le decían: “¡Oh hermana nuestra, que llegues a convertirte en millares de miríadas, y conquiste tu descendencia la puerta de sus enemigos!”

Nuestra Reina y Madre muy querida, llenos de júbilo al comer nuestros alimentos, celebramos la grandeza casi infinitamente admirable, que el Señor ha creado en ti, con todos los pueblos que te aman, que confían en ti y buscan tu rostro transportado de alegría. Amén.

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana Octubre

Gn 1,1-4 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y el viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz. Vio Dios que la luz era buena.

Padre amoroso, que pacientemente en millones de años has ido creando por transoperancia todo este universo incandescente de temperatura que se organiza, hasta permitir que la creación pueda cobijar la vida y resurrección de tu Hijo, de la Madre Santísima y más adelante nuestra propia resurrección y glorificación. Mientras tanto comemos con gozo estos alimentos domingueros después de la eucaristía. Amén.

Lunes 3ª Semana Octubre

1S 2,1-3 Entonces Ana dijo esta oración: “Mi corazón exulta en el Señor, mi fuerza se levanta en Dios, mi boca se dilata contra mis enemigos, porque me he gozado en tu socorro. No hay Santo como el Señor, porque nadie fuera de ti, ni roca como nuestro Dios. No multipliquen palabras altaneras”.

Madre, te suplicamos, con nuestros rosarios, para que nos consigas de tu Hijo, todo lo que necesitamos ir adquiriendo poco a poco para que tu presencia asegurada en el Oratorio Mariano, se vaya manifestando mediante nuestra autoeducación hacia la santidad. Amén.

Martes 3ª Semana Octubre

Sb 11,2-4 Atravesaron un desierto deshabitado y fijaron sus tiendas en parajes inaccesibles; hicieron frente a sus enemigos y rechazaron a sus adversarios. Tuvieron sed y te invocaron: de una roca abrupta se les dio agua, de una piedra dura, remedio para su sed.

San José, al llegar la hora de nuestros alimentos, a esta hora en que estamos unidos en familia, te rogamos nos consigas de tu Hijo y de tu esposa, María Santísima, el milagro de vernos salvados de los ataques de nuestros enemigos, como ocurriera en Lepanto, por el rezo del Santo Rosario. Amén.

Miércoles 3ª Semana Octubre

1P 1,14 Como hijos obedientes, no se amolden a las apetencias de antes, del tiempo de su ignorancia, más bien, así como el que nos ha llamado es santo, así también Uds. sean santos en toda su conducta.

Te alabamos por siempre, oh Espíritu Santo, que has llenado de gracia, a María Santísima, y con Ella quieres también de alguna manera, llenarnos de gracia. Haz que, habiendo experimentado la fidelidad al Santo Rosario, podamos ir odológicamente construyendo el proceso personal, familiar y eclesial de la autosantificación. Amén.

Jueves 3ª Semana Octubre

Jn 13,34-35 Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Que, como yo los he amado, así se amen también Uds. los unos a los otros. En esto conocerán todos que son discípulos míos: si se tienen amor los unos a los otros.

Madre Santísima, agradecemos al sentarnos en esta mesa familiar a comer nuestros alimentos, recordando la última Cena, en que tu Hijo, se entregó totalmente por nosotros. Ayúdanos a ir poco a poco, construyendo a nuestro alrededor la civilización del amor. Amén.

Viernes 3ª Semana Octubre

Is 53,10-11 Le agradó al Señor quebrantarle con dolencias. Si se da a sí mismo en expiación, verá su descendencia, alargará sus días, y lo que plazca al Señor se cumplirá por su mano. Por las fatigas de su alma, verá la luz, se saciará. Por su conocimiento mi Siervo justificará a muchos y las culpas de ellos las soportará.

Mi Señor Jesús, al lado de tu Madre, contemplo en la memoria, las llagas y marcas de tu sufrimiento, con el Santo Rosario. Ahora estamos en un momento de regocijo junto a la mesa, dispuestos a compartir los alimentos; para que sea un momento auténtico, hay que ir odológicamente asumiendo asimismo los sacrificios, que la vida en común comporta. Amén.

Sábado 3ª Semana Octubre

Is 61,10 Con alegría me gozaré en el Señor, exulta mi alma en mi Dios, porque me ha revestido de vestidos de salvación, en manto de justicia me ha envuelto como el esposo se pone una diadema, como la novia se adorna con joyas.

Reina del cielo, al meditar los misterios del Santo Rosario, no podemos sino alegrarnos y exultar de gozo contigo en tu visita a Santa Isabel. En verdad grandes maravillas hizo poco a poco en ti, el que es todopoderoso y cuyo nombre es santo. Muchas gracias. Amén.

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana Octubre

Sal 26,2-5 Escrútame, Señor, ponme a prueba, pasa al crisol mi conciencia y mi corazón; está tu amor delante de mis ojos, y camino en tu verdad. No voy a sentarme con los falsos, no ando con hipócritas; odio la reunión de los malhechores, y no me siento al lado de los impíos.

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que nos das a conocer en la vida de Jesús, que meditamos prácticamente en el Santo Rosario; al juntarnos en familia a comer nuestros alimentos, forma en nosotros, no un grupo de hipócritas, acostumbrados a la mentira y a la falsedad, sino un grupo autentificado en la gracia. Amén.

Lunes 4ª Semana Octubre

2Co 13,11 Por lo demás, hermanos, alégrense; sean perfectos; anímense; tengan un mismo sentir; vivan en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con Uds.

Reina Santísima y Madre querida, con nuestro rosario te pedimos que desde nuestro Oratorio hagas maravillas formando personas y comunidades auténticas. Al comer nuestros alimentos cotidianos, haz que nos atrevamos a hacer lo que hay que hacer y a pedir lo que hay que pedir. Amén.

Martes 4ª Semana Octubre

1Co 9,7-10 ¿Quién ha militado alguna vez a costa propia? ¿Quién planta una viña y no come de sus frutos? ¿Quién apacienta un rebaño y no se alimenta de la leche del rebaño? Porque está escrito: “No pondrás bozal al buey que trilla”. Pues el que ara, en esperanza debe arar; y el que trilla, con la esperanza de recibir su parte.

Jesús, nos enseñaste en la figura de tu Padre adoptivo, San José, que el trabajo sencillo y refecciones en oración continua, sobre todo del Santo Rosario, son muy valiosos; de ninguna manera el trabajo es una esclavitud, aunque también quieres que luchemos porque se pague el justo salario y que las condiciones de trabajo sean cada vez más conformes con el bien del hombre, y no una explotación. Amén.

Miércoles 4ª Semana Octubre

Jn 15,1-4 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Uds. ya están limpios gracias a la Palabra que les he anunciado. Permanezcan en mí, como yo en Uds. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco Uds. si no permanecen en mí.

Madre y Reina de los cielos, los pueblos van autentificándose con la fuerza de Jesús que nos saca de la masificación. Cómo no vamos a alabar con toda autenticidad, a Cristo Jesús, tu Hijo amado, por quien nos salvamos y nos volvemos auténticos. Con el Santo Rosario en las manos, nos acercamos al doble pan de la eucaristía y de la mesa familiar. Amén.

Jueves 4ª Semana Octubre

Jn 14,24-26 El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escuchan no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Les he dicho estas cosas estando entre Uds. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he dicho.

Espíritu Santo, que nos enseñaste a rezar el rosario con nuestra Madre; meditamos los misterios de Jesús, al comer nuestros alimentos con bendición y acción de gracias. Es muy hermoso dejarnos comprometer por tu accionar en nosotros y agradecer por todos los dones de esta vitalidad que suscitas en nuestras vidas. Amén.

Viernes 4ª Semana Octubre

1Tm 4,1-2 El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe adhiriéndose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas, por la hipocresía de embaucadores que tienen marcada a fuego su propia conciencia.

Jesús desde la cruz bendices a los pueblos con tus brazos extendidos, para quitarles la levadura de la hipocresía, el vicio y las injusticias. Haznos alimentarnos con alegría para prepararnos a la lucha y al combate que hace felices y auténticos; con nuestro rosario en la mano, vamos adelante. Amén.

Sábado 4ª Semana Octubre

Ap 21,2-3 Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, del lado de Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: “Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo”.

Madre muy amada, te alabamos con mucho gozo porque el Señor te ha hecho auténtica; lo experimentamos y revivimos diariamente en la meditación del Santo Rosario, que viene a ser como una especie de comida del Espíritu, en preparación a la eucaristía. Bendice también estos alimentos, que tu Hijo nos concede. Amén.

NOVIEMBRE.

1ª SEMANA.

Domingo 1ª Semana Noviembre

1P 2,4-5 Acercándose a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios, también ustedes, como piedras vivas, entren en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptables a Dios por mediación de Jesucristo.

Te adoramos Santísima Trinidad, que en un domingo de Pentecostés robusteciste a tu Iglesia naciente santificándola con los dones del Espíritu Santo. Así como en el Oratorio, lugar santo de la presencia, nos alimentas con el espíritu de santidad, te rogamos nos alimentes con esta comida que nutre nuestro cuerpo, templo vivo preparado para la santidad. Amén.

Lunes 1ª Semana Noviembre

Lc 1,73-75 El juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.

Padre que nos has llenado de tus regalos preciosos en el Oratorio, lugar de la presencia de nuestra Madre; te pedimos que, al alimentarnos con esta comida de cada día, nos des asimismo el don de la santidad vivido en las horas grises y triviales de cada día. Amén.

Martes 1ª Semana Noviembre

Mt 1,18-19 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos, se encontró embarazada por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió separarse de Ella en secreto.

San José, Padre y Protector de la Iglesia, que fuiste la mejor figura paternal humana, para tu Hijo, el Hijo del Padre, ayúdanos a ofrecer cada día nuestro esfuerzo para que la Madre se quede en nuestro Oratorio y forme santos, así como ahora nos concede el alimento del cuerpo y de la amistad. Amén.

Miércoles 1ª Semana Noviembre

2Co 4,6-7 El mismo Dios que dijo: De las tinieblas brille la luz, ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo. Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro para que aparezca que esa fuerza tan extraordinaria es de Dios y no de nosotros.

Madre Santísima, con toda la Iglesia queremos alabar a Dios nuestro Padre; Él nos quiere santos, aunque estamos hechos de barro: comemos solo productos salidos de la tierra. Quédate en nuestro Oratorio para formarnos como santos que alaben día y noche al Padre, nuestro Rey y Señor. Amén.

Jueves 1ª Semana Noviembre

1Co 12,31 ¡Aspiren a los carismas superiores! Y aun les voy a mostrar un camino más excelente. Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena destemplado o címbalo que retiñe.

Jesús, Hijo de María, que entregaste tu cuerpo y tu sangre en la última Cena para hacernos santos y santas; haz que la Madre se quede en nuestro Oratorio, para formar santos y santas capaces de convertir su vida en una verdadera acción de gracias, así como ahora agradecemos estos alimentos.

Viernes 1ª Semana Noviembre

Lc 2,34-35 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: “Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción – y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones”.

Madre Santísima, atravesada por la espada de dolor, vemos espiritualmente a tu Hijo colgando atrozmente en la cruz; por eso hoy nuestra comida es un poco más frugal. Sin ofrenda y sacrificio no se forman los santos, que tú quieres formar. Amén.

Sábado 1ª Semana Noviembre

Mt 2,9-11 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron.

Madre del Oratorio Mariano, hoy estamos llenos de optimismo; te alabamos, oh Madre, el Señor ha hecho maravillas en ti; te ha dado el don de formarte una escuela de santos y santas en el Oratorio Mariano, como lugar de tu presencia amorosa. Amén.

2ª SEMANA.

Domingo 2ª Semana Noviembre

1P 2,9-10 Pero ustedes son linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que los ha llamado de las tinieblas a su admirable luz ustedes que en un tiempo no eran pueblo y que ahora son el Pueblo de Dios, de los que antes no se tuvo compasión, pero ahora son compadecidos.

Padre, que nos has regalado a María Santísima para formar santos en nuestro Oratorio, para que la realidad popular quede marcada con estas personas que son heroicas en la fe, la esperanza y la caridad; danos también en estos alimentos el signo del alimento que hace santos. Amén.

Lunes 2ª Semana Noviembre

Jn 15,19-20 Si fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no son del mundo, porque yo al elegirlos los he sacado del mundo, por eso el mundo los odia. Acuérdense de la palabra que les he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes; si han guardado mi Palabra, también guardarán la de ustedes.

Te pedimos Jesús amado en este lunes, cuando empieza la semana laboral, que nuestra Madre Santísima forme santos y santas, que vivan la realidad común de la inmensa mayoría de las personas. Bendícenos estos alimentos que en su materialidad nos conectan a la mayoría del pueblo. Amén.

Martes 2ª Semana Noviembre

Mt 7,13-14 Entren por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; pero ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y poco son los que lo encuentran.

San José, te hiciste santo al lado de Jesús y de tu esposa María, luchando en el día a día por hacerte santo, obedeciendo en medio del pueblo al querer de Dios, el Señor. Al servirnos estos alimentos, te pedimos nos consigas de tu esposa, María, caminar sinceramente por el camino estrecho, angosto y empinado de la santidad. Amén.

Miércoles 2ª Semana Noviembre

Jn 17,15-18 Padre, no te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo.

Alabada seas María Santísima, Reina llena de gracia, que nos consigues poco a poco entrar por el camino de la santidad, que está profundamente enraizado en la realidad popular. Nos servimos estos alimentos con la bendición de Dios, conjuntamente con la gracia de hacernos santos. Amén.

Jueves 2ª Semana Noviembre

Mt 7,12-13 Por tanto, todo cuanto quieran que les hagan los hombres, háganselos también ustedes a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. Entren por la puerta angosta; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella.

Jesús, en la última Cena te quedaste enteramente con nosotros en la eucaristía, para hacernos santos de verdad. En medio del ajetreo del Pueblo, nos servimos estos alimentos procurando sinceramente tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Amén.

Viernes 2ª Semana Noviembre

Sal 104,27-29 Todos ellos de ti están esperando que les des a su tiempo su alimento; tú se lo das y ellos lo toman, abres tu mano y se sacian de bienes. Escondes tu rostro y se anonadan, les retiras su soplo, y expiran y a su polvo retornan.

Espíritu Santo que nos haces compenetrarnos del camino de Jesús en el vía crucis de su sufrimiento; al compartir entre hermanos nuestros alimentos, te rogamos que junto a estos alimentos nos obtengas la santificación en medio del mundo popular para que la Madre se quede en nuestro Oratorio. Amén.

Sábado 2ª Semana Noviembre

Mt 25,5-7 Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Pero a media noche se oyó un grito: «¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!» Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas.

Como una fiesta bulliciosa, llena de alegría, la Iglesia te saluda, Madre, en este día sábado, como bendita entre todas las mujeres. Haznos aceptar tu llamada a hacernos santos al recibir estos alimentos preparados con generosidad; que todo el pueblo luche por la santidad tan añorada. Amén.

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana Noviembre

Sal 84,2-5 ¡Qué amables tus moradas, oh Señor Sebaot! Anhela mi alma y languidece tras de los atrios del Señor, mi corazón y mi carne gritan de alegría hacia el Dios vivo. ¡Tus altares, oh Señor Sebaot, Rey mío y Dios mío! Dichosos los que moran en tu casa, te alaban por siempre.

Padre, tú nos das gratuitamente aspirar a la santidad, cosa que, de suyo, no podríamos hacer, si no la concedieras en tu bondad infinita a estos pobres seres humanos. Te adoramos gozosos en este domingo que nos regalas, junto a nuestros alimentos físicos, sabiendo que lo más grande es estar cerca de ti, habitar en tu casa, avanzando por el camino de la santidad. Amén.

Lunes 3ª Semana Noviembre

Jn 2,3-5 Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: “No tienen vino”. Jesús le responde: “¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora”. Dice su madre a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga”.

Te pedimos, Madre Santísima, que, así como nos has conseguido estos alimentos, que nunca nos faltan, nos obtengas de tu Hijo Santísimo, que podamos colaborar odológicamente en el trabajo cotidiano, para hacernos santos, superar el pecado, luchar por nuestros modelos, vivir firmemente en la caridad. Haznos santos, Jesús, con la ayuda de tu Madre, haznos santos. Amén.

Martes 3ª Semana Noviembre

Sal 97,10-11 El Señor ama a los que el mal detestan, él guarda las almas de sus fieles y de la mano de los impíos los libra. La luz se alza para el justo, y para los de recto corazón la alegría.

Vamos alegres a la mesa, para satisfacer la necesidad de comer. Alegres venimos también a ofrecer nuestro empeño por ser santos, por llevar nuestra vida de cristianos marianos, en plena concordancia, es decir santos. Te ofrecemos, Madre, con mucho cariño nuestro esfuerzo de autosantificación. Amén.

Miércoles 3ª Semana Noviembre

Pr 6,6-9 Anda a ver a la hormiga, perezoso; fíjate en lo que hace, y aprende la lección: aunque no tiene patrón ni capataz que le dé órdenes, asegura su comida en el verano, la almacena durante la cosecha. ¡Basta ya de dormir, perezoso! ¡Basta ya de estar acostado!

Alabado seas, Espíritu Santo, que nos inundas a cada uno de nosotros con mil pequeñas y grandes iniciativas de actos que llevan hacia la santidad. Tu accionar se puede comparar a un hormiguero de incontables iniciativas santificadoras. Así como el comer va nutriendo millares de diminutas células de nuestro organismo que se sienten bien, con una sensación de bienestar físico, nútrenos Espíritu Santo en el camino de la santidad. Amén.

Jueves 3ª Semana Noviembre

Jn 6,51.55 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.

Jesús que nos entregas tu cuerpo en comida y tu sangre en bebida, ahora como en la última Cena te pedimos que vengas con tu Madre Santísima a ayudarnos, a hacernos compartir en caridad el pan de cada día, y crecer odológicamente en santidad. Que tratemos a los demás como quisiéramos que nos traten. Amén.

Viernes 3ª Semana Noviembre

Gn 3,13.16 Dijo, pues, el Señor a la mujer: “¿Por qué lo has hecho?” Y contestó la mujer: “La serpiente me sedujo, y comí”. A la mujer le dijo: “Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará”.

Madre, traspasada por la espada de dolor, junto a tu Hijo que sangra en la cruz, en estos momentos volvemos a alimentarnos para que nuestros cuerpos no desfallezcan; necesitamos más aun, el pan eucarístico, que va progresivamente creando canales de santidad en nosotros; nos lleva al heroísmo de la caridad, a hacer el bien a los demás, así como queremos que nos lo hagan. Amén.

Sábado 3ª Semana Noviembre

Lc 12,6-7 ¿No se venden cinco pajaritos por dos moneditas de cobre? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de sus cabezas están todos contados. No teman; valen más que muchos pajaritos.

Padre celestial, como te regocijas con María, tu hija, la persona creada más cercana a ti, la predilecta; en Ella nos amas a todos y nos repartes como a los pajaritos, el pan y alimento de cada día. Aplaudimos llenos de felicidad por la obra maravillosa que es María. En Ella crece la esperanza de ser santos. Amén.

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana Noviembre

Mt 23,28-29 Así también Uds., por fuera aparecen justos ante los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad. “¡Ay de Uds., escribas y fariseos hipócritas, porque edifican los sepulcros de los profetas y adornan los monumentos de los justos!”

Santísima Trinidad, te adoramos santificando este día, también el momento en que nos alimentamos. Queremos servirte hay con santidad, no quedándonos en la hipocresía de un servicio externo desprovisto de verdadera fe, esperanza y caridad. La santidad de los fariseos distaba mucho de ser auténtica santidad; sus refecciones y comidas te eran desagradables. Haz que hoy al lado de María Santísima nos santifiquemos. Amén.

Lunes 4ª Semana Noviembre

1Cro 16,8-11 ¡Den gracias al Señor, aclamen su nombre, divulguen entre los pueblos sus hazañas! ¡Cántenle, salmodien para él, reciten todas sus maravillas! ¡Gloríense en su santo Nombre, se alegre el corazón de los que buscan al Señor! ¡Busquen al Señor y su fuerza, vayan tras su rostro sin descanso!

Madre Santísima, te queremos pedir que nos ayudes a luchar sinceramente por la santidad. Al sentarnos a la mesa para compartir el pan familiar, te rogamos que nos ayudes a estar alegres y serviciales, dejar el espacio a una auténtica colaboración y compartir con nuestros hermanos, desprovistos de hipocresías. Amén.

Martes 4ª Semana Noviembre

Tb 14,8 “Ahora, pues, hijos, yo les recomiendo que sirvan a Dios en verdad y hagan lo que es agradable en su presencia. Manden a sus hijos que practiquen la justicia y la limosna, que se acuerden de Dios y bendigan su Nombre en todo tiempo, en verdad y con todas sus fuerzas”.

San José te sentabas a la mesa familiar en Nazaret, después de haberte ganado el pan con el sudor de tu frente para tu grupo familiar y también para ti. Te hiciste un auténtico santo, obediente y agradable en todo a Dios. Ayúdanos a tener una sincera caridad con nuestros hermanos. Amén.

Miércoles 4ª Semana Noviembre

Is 63,9-10 No fue un mensajero ni un ángel: él mismo en persona los liberó. Por su amor y su compasión él los rescató: los levantó y los llevó todos los días desde siempre. Pero ellos se rebelaron y contristaron a su Espíritu Santo, y él se convirtió en su enemigo, guerreó contra ellos.

Espíritu Santo alabado seas eternamente en nuestras vidas; que nunca te contristemos oponiéndonos a tu obra santificadora. Al servirnos estos alimentos, haz que lo hagamos sinceramente unidos y compartiendo con santidad la vida familiar. Amén.

Jueves 4ª Semana Noviembre

Mt 28,19-20 Vayan y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y miren que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.

Jesús, maestro muy amado, Señor de la última Cena, nos disponemos a servirnos nuestros alimentos, pidiéndote que estés con nosotros acompañándonos, como a los peregrinos de Emaús, pidiéndote que nos ayudes a aspirar a la santidad, sin hipocresías sino de verdad. Amén.

Viernes 4ª Semana Noviembre

1Co 3,9-10 Somos colaboradores de Dios y ustedes, campo de Dios, edificación de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como buen arquitecto, puse el cimiento, y otro construye encima. ¡Mire cada cual cómo construye!

Madre y Reina del Calvario, que triunfas en tu debilidad, que eres más Colaboradora que nunca junto a la cruz y también comienzas a ser Madre de la Iglesia en el testamento de Jesús; al servirnos nuestros alimentos haz que podamos hacer pequeños sacrificios, que nos ayuden a ir creciendo en una santidad auténtica. Amén.

Sábado 4ª Semana Noviembre

St 1,25-27 El que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no como oyente olvidadizo sino como cumplidor de ella, ése, practicándola, será feliz. La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo.

Espíritu Santo que has hecho llena de gracia a María Santísima, nos regocijamos y aplaudimos de todo corazón por la grandeza de tu obra en Ella; felices te suplicamos que podamos hacernos santos marianos. Junto a la comida que vamos a servirnos, nos aseguras el alimento que santifica. Amén.

DICIEMBRE.

1ª SEMANA.

Domingo 1ª Semana Diciembre

Hch 20,7 El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para la fracción del pan, Pablo, que debía marchar al día siguiente, conversaba con ellos y alargó la charla hasta la media noche.

Te adoramos, Padre, conmovidos por el Espíritu Santo que clama en nuestras entrañas, aunque no te podemos ver con estos ojos. El domingo nos reúne en la Santa Misa y asimismo en la mesa familiar, para compartir los alimentos y la amistad; visitamos el Oratorio como lugar santo de la radicación de la Madre. Amén.

Lunes 1ª Semana Diciembre

2S 22,7.10 Clamé al Señor en mi angustia, a mi Dios invoqué, y escuchó mi voz desde su templo, resonó mi llamada en sus oídos. El inclinó los cielos y bajó, un espeso nublado debajo de sus pies.

Te pedimos, Madre, que permanezcas siempre en nuestro Oratorio como lugar donde está tu imagen de gracia; te pedimos que podamos cumplir nuestros desafíos y que no te vayas nunca. Te pedimos que el Señor nos bendiga nuestros alimentos para seguir los trabajos del comienzo de la semana laboral. Amén.

Martes 1ª Semana Diciembre

1R 19,4-5 Caminó por el desierto una jornada de camino, y fue a sentarse bajo una retama. Se deseó la muerte y dijo: “¡Basta ya, Señor! ¡Toma mi vida, porque no soy mejor que mis padres!” Se acostó y se durmió bajo una retama, pero un ángel le tocó y le dijo: “Levántate y come”.

San José, consíguenos de tu esposa, María Santísima, que estos alimentos nos vengan en provecho y que sigamos nuestra lucha, contando eso sí, con la presencia de la Madre en nuestros oratorios. Tú, Padre de las mujeres consagradas, te encomendamos a nuestras hermanas entregadas totalmente al Señor. Amén.

Miércoles 1ª Semana Diciembre

Gn 48,15-16 Y bendijo a José diciendo: “El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde que existo hasta el presente día, el Ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos muchachos; sean llamados con mi nombre y con el de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense y crezcan en medio de la tierra”.

Te alabamos, Espíritu Santo, porque has hecho grandes cosas santificando a María y a la Iglesia en un proceso de cada vez mayores repercusiones. Al comer nuestros alimentos te rogamos que nos hagas creer más y más en la presencia maravillosa de nuestra Madre. Amén.

Jueves 1ª Semana Diciembre

Jn 6,10 Dijo Jesús: “Que se recueste la gente”. Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.

Jesús, que diste de comer a una multitud en el desierto, quédate con nosotros para conseguirnos el alimento del espíritu, que prepara a ir al Cielo, y alimento material para poder estar sanos y trabajar más y mejor. Nos unimos espiritualmente con nuestra Madre María. Amén.

Viernes 1ª Semana Diciembre

1Co 9,24-25 ¿No saben que en las carreras del estadio todos corren, pero uno solo recibe el premio? ¡Corran de manera que lo consigan! Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en, por una incorruptible.

El Oratorio no se construye sin ofrendas, que ofrecemos llenos de cariño sobre todo en el campo de la autoeducación. María Santísima, ayúdanos a que sea posible tu presencia en nuestro Oratorio, otorgando las gracias propias que nos repartes, así como nos consigues el alimento material que vamos a compartir. Amén.

Sábado 1ª Semana Diciembre

Nm 9,15-16 El día en que se erigió la Morada, la Nube cubrió la Morada, la Tienda del Testimonio. Por la tarde se quedaba sobre la Morada, con aspecto de fuego, hasta la mañana. Así sucedía permanentemente: la Nube la cubría y por la noche tenía aspecto de fuego.

¡Qué grande es tu Oratorio, Madre!, aunque es muy pequeñito físicamente. El Señor, así como ha hecho maravillas en ti, asimismo quiere hacerlas con nosotros, dándonos ambos tipos de alimento: el espiritual y el material.

2ª SEMANA.

Domingo 2ª Semana Diciembre

2Co 6,18-7,1 Yo seré para ustedes un padre, y ustedes serán para mí hijos e hijas, dice el Señor todopoderoso. Teniendo, pues, estas promesas, queridos míos, purifiquémonos de toda mancha de la carne y del espíritu, consumando la santificación en el temor de Dios.

Santísima Trinidad, te adoramos con tanta alegría porque ya próxima la Navidad, hemos encontrado un lugar sencillo y humilde para la presencia de nuestra Madre. Ahora recibimos nuestros alimentos en un clima de alegría y festejos, el pueblo busca a su Madre en el lugar de la radicación; haz que por ella te encontremos más. Amén.

Lunes 2ª Semana Diciembre

Jdt 4,11 Todos los hombres, mujeres y niños de Israel que habitaban en Jerusalén se postraron ante el Templo, cubrieron de ceniza sus cabezas y extendieron las manos ante el Señor.

Madre nuestra del Oratorio, al iniciarse esta semana, las escuelas, fábricas, centros de diversas labores entran en funcionamiento como desperezándose de la fiesta dominical. Nuestra comida ya está preparada para servirnos, nos sentamos a comer pidiéndote para que tu radicación sea cada vez más eficaz y milagrosa. Amén.

Martes 2ª Semana Diciembre

Flp 2,12 Así pues, queridos míos, de la misma manera que han obedecido siempre, no sólo cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajen con temor y temblor por su salvación, porque Dios es quien obra en ustedes el querer y el obrar, como quiere.

San José ayúdanos a trabajar como tú trabajaste para la Reina, Patrona y Madre amorosa se radique más y más en muchos lugares hasta que sean miríadas los oratorios extendidos por toda la tierra. Al comer nuestros alimentos profetizamos la alegría de tu radicación. Amén.

Miércoles 2ª Semana Diciembre

Jdt 8,24-25 Ahora, pues, hermanos, mostremos a nuestros hermanos que su vida depende de nosotros y que sobre nosotros se apoyan las cosas sagradas, el Templo y el altar. Por todo esto, debemos dar gracias al Señor nuestro Dios que ha querido probarnos como a nuestros padres.

Alabada seas María Santísima, Madre y Reina coronada, que te has radicado en nuestro Oratorio. Servirnos estos alimentos contigo, al lado de tu Hijo, es una gracia muy grande, porque es el anticipo de lo que Jesús quiere hacer en todo el pueblo; hacerlo un pueblo que vive contigo, que sigue contigo y que se deja formar por ti en la luz del Espíritu Santo. Amén.

Jueves 2ª Semana Diciembre

1M 4,47-49 Tomaron luego piedras sin labrar, como prescribía la Ley, y construyeron un nuevo altar como el anterior. Repararon el Lugar Santo y el interior de la Casa y santificaron los atrios. Hicieron nuevos objetos sagrados y colocaron dentro del templo el candelabro, el altar del incienso y la mesa.

Jesús que vienes con tu Madre, haces de nosotros tabernáculos vivos de Dios; somos con un templo radicado, que ya no se mueve más de acá, de nuestros corazones y del pueblo que se transforma en pueblo de Dios; la bendición de nuestros alimentos es un signo de la presencia actuante en el Oratorio. Amén.

Viernes 2ª Semana Diciembre

Jn 19,25-27 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

Padre, tu Hijo está sangrando atrozmente en la cruz, su amor no tiene medida. Al servirnos estos alimentos con tu bendición significamos también la presencia radicada en el Oratorio. Nos has entregado a tu Madre en el Oratorio, como otrora la entregaras a San Juan, nuestro representante y de todo el pueblo de Dios. La bendición de nuestros alimentos es un signo de la presencia actuante en el Oratorio. Amén.

Sábado 2ª Semana Diciembre

2M 2,22 Recuperaron el Templo famoso en todo el mundo, liberaron la ciudad y restablecieron las leyes que estaban a punto de ser abolidas, pues el Señor se mostró propicio hacia ellos con toda benignidad.

Madre muy amada, estamos reunidos ante esta mesa con los alimentos, queremos pedirte que te radiques más y más en todos los corazones de todo el pueblo, para hacerlo un pueblo muy mariano y por lo mismo muy cristiano; gracias por permanecer en nuestro Oratorio, comeremos con alegría estos dones seguros de tu presencia. Amén.

3ª SEMANA.

Domingo 3ª Semana Diciembre

Hch 3,25-26 “Ustedes son los hijos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con sus padres al decir a Abraham: En tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra. Para ustedes en primer lugar ha resucitado Dios a su Siervo y lo ha enviado para bendecirlos”.

Santísima Trinidad, te adoramos, te alabamos de todo corazón, estos alimentos que están en nuestra mesa familiar nos indican que tú nos seguirás bendiciendo. Con la radicación de la Madre Santísima tu bendición se ha hecho estable y firme; así como la Iglesia espera la Navidad, el nacimiento del Señor, estamos seguros de tu bendición, que por la Madre Santísima nos ha de llegar. Amén.

Lunes 3ª Semana Diciembre

Lc 2,6-7 Mientras se encontraban en Belén, le llegó el momento del parto; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.

Venimos alegres a pedirte, en esta hora de recibir nuestros alimentos, que sigas siempre con nosotros, que tu radicación haga santo el lugar donde está tu imagen santa del Desafío, de tal modo que ya no te muevas más de ahí. Buscabas albergue en Belén, nuestro Oratorio quiere dártelo para siempre. Amén.

Martes 3ª Semana Diciembre

Lc 9,12-13 Le dijeron: “Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado”. Jesús les dijo: “Denles ustedes de comer”.

Los alimentos están sobre la mesa familiar y nosotros con ganas de comer. El pronto nacimiento de Jesús en Belén nos recuerda, como tú, San José, buscaste y golpeaste en las puertas de las casas de Belén; el Oratorio Mariano quiere hoy abrirte las puertas, a ti a María y a Jesús, para que por la radicación se queden para siempre. Amén.

Miércoles 3ª Semana Diciembre

Mi 5,1-4 En cuanto a ti, Belén de Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá un gobernante de Israel que desciende de una antigua familia. Ahora el Señor deja a los suyos, pero solo hasta que dé a luz la mujer que está esperando un hijo. El rey se levantará para pastorear a su pueblo con el poder y la majestad del Señor su Dios, y ellos podrán vivir en paz, porque el Señor será engrandecido hasta el último rincón de la tierra.

Ven Espíritu Santo para alabar llenos de cariño a Dios que va a nacer en Belén (que quiere decir «Casa del Pan»), viene como alimento del pueblo para quitarle sus pecados y llenarlo de gracia haciéndolo un pueblo de Dios. Haz que la Madre Santísima se radique para siempre en nuestro Oratorio, en el lugar santo y esté con nosotros cuando compartimos los alimentos. Amén.

Jueves 3ª Semana Diciembre

Sal 23,5-6 Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa. Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa del Señor a lo largo de los días.

Buen Jesús, eucaristía nuestra, que te das como alimento perpetuo de la Iglesia, al bendecir nuestros alimentos ya cercanos el día de tu nacimiento, te pedimos que la Madre y Reina del Oratorio se radique en muchos oratorios, que no se aparte más de los lugares donde le levantamos su morada. Amén.

Viernes 3ª Semana Diciembre

Sal 68,10-11 Tú derramaste, oh Dios, una lluvia de bendiciones, a tu heredad extenuada, tú la reanimaste; tu grey halló una morada, aquella que, en tu bondad, oh Dios, al desdichado preparabas.

Oh María, asociada a los dolores de Cristo, ya te preparaba el Señor a la espada de dolor atravesando tu alma, con las negativas por las que no encontrabas lugar para el nacimiento de tu Hijo. En el Oratorio, con la radicación queremos compartir nuestros alimentos y que no te vayas nunca. Amén.

Sábado 3ª Semana Diciembre

Pr 31,26-29 Abre su boca con sabiduría, lección de amor hay en su lengua. Está atenta a la marcha de su casa, y no come pan de ociosidad. Se levantan sus hijos y la llaman dichosa; su marido, y hace su elogio: “¡Muchas mujeres hicieron proezas, pero tú las superas a todas!”

Madre Santísima, ¡Qué júbilo tan grande en la espera del nacimiento de tu Hijo, eres la bendita entre todas las mujeres, eres la gloriosa Madre del Señor, compartimos nuestros alimentos con la espera del adviento, en la alegría de tu radicación, que no solo santifica la imagen sino el lugar de nuestro Oratorio! Amén.

4ª SEMANA.

Domingo 4ª Semana Diciembre

Dt 6,4-6 Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te enseño hoy.

Padre Santo, tus planes de amor y misericordia preparan un lugar humilde a tu Hijo que va a nacer en Belén. Te adoramos, te alabamos, te amamos mucho, te amamos con toda nuestra fuerza y toda nuestra mente, más que todo lo que existe en este mundo y se pone a nuestro alcance. En ti estos alimentos se vuelven gozosos, en ti la radicación de nuestra Madre se hace definitiva, santificando el lugar de nuestro Oratorio. Amén.

Lunes 4ª Semana Diciembre

Jos 3,3-4 Y dieron al pueblo esta orden: “Cuando vean el arca de la alianza del Señor nuestro Dios y a los sacerdotes levitas que la llevan, partirán del sitio donde están e irán tras ella, para que sepan qué camino han de seguir, pues no han pasado nunca hasta ahora por este camino”.

Los ajetreos finales para preparar la fiesta de Navidad están llegando a su apogeo; Jesús Niño, vas a nacer y no hay lugar para ti. El pueblo está cerrado, no tienes cabida. En el Oratorio, por la radicación en el lugar santo, te pedimos que no cese la presencia de tu Madre que te trae el Pueblo. Amén.

Martes 4ª Semana Diciembre

1Cro 22,5-6 David se decía: “Mi hijo Salomón es todavía joven y débil, y la Casa que ha de edificarse para el Señor debe ser grandiosa. Así que le haré yo los preparativos”. Hizo David, en efecto, grandes preparativos antes de su muerte. Después llamó a su hijo Salomón y le mandó que edificase una Casa para el Señor, el Dios de Israel.

Y no hubo lugar en la posada. Los preparativos al nacimiento de Jesús se encontraron con la hipocresía, con las mentiras y las conveniencias del egoísmo. Al compartir nuestro alimento, queremos superar esa falta de autenticidad y acogerte, Madre, que nos traes con San José, al Niño que va a nacer. Radícate en nuestro Oratorio y en muchos, en miles y miles de oratorios. Amén.

Miércoles 4ª Semana Diciembre

Lc 1,41-42 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?”

Solamente en la fuerza y amor que nos brindas, Espíritu Santo, es que podemos recibir auténticamente a María y José trayendo al Niño pronto a nacer. Al comer nuestros alimentos no queremos hacerlo sin acoger auténticamente con la radicación, tu presencia eficaz en la imagen y lugar de la Madre Santísima. Haz que la madre no se tenga que marchar nunca más de nuestros oratorios. Amén.

Jueves 4ª Semana Diciembre

Sal 27,4-5 Una cosa he pedido al Señor, una cosa estoy buscando: morar en la Casa del Señor, todos los días de mi vida, para gustar la dulzura del Señor y cuidar de su Templo. Que él me dará cobijo en su cabaña en día de desdicha; me esconderá en lo oculto de su tienda, sobre una roca me levantará.

Jesús, maravillosamente presente en la eucaristía, oculto y presente, como ibas presente y oculto en el seno de tu Madre, ya pronto a nacer. Al comer estos alimentos te rogamos que no dejes de estar presente en nuestras oraciones por medio de la radicación, no solamente en la imagen sino en los lugares donde está la presencia de tu Madre Santísima, trayéndonos la gracia navideña. Amén.

Viernes 4ª Semana Diciembre

Sb 16,20-21 A tu pueblo le alimentaste con manjar de ángeles; les suministraste, sin cesar desde el cielo un pan ya preparado que podía brindar todas las delicias y satisfacer todos los gustos. El sustento que les dabas revelaba tu dulzura con tus hijos.

Madre dolorosa, dulzura de nuestras cruces, te preparabas con el sufrimiento de las puertas cerradas, los corazones cerrados por la indiferencia y la hipocresía. Al pedirte la bendición de nuestros alimentos queremos que vengas a nuestro Oratorio y queremos ofrecerte no solo la imagen con Desafío sino también el lugar para que te radiques para siempre. Amén.

Sábado 4ª Semana Diciembre

Ha 3,3-4 Viene Dios de Temán, el Santo, del monte Parán. Su majestad cubre los cielos, de su gloria está llena la tierra. Su fulgor es como la luz, rayos tiene que saltan de su mano, allí se oculta su poder.

Con un corazón sincero, sin hipocresías, cantamos felices las glorias que el Señor ha puesto en ti. Con toda la Iglesia reunida en la Navidad, te suplicamos que acojas nuestro pedido de radicación y hagas más posible tu presencia no solo en la imagen sino en el lugar. Compartimos pues nuestros alimentos en un ambiente de gozosa presencia navideña. Amén.

Modelo del año 2023 – 2024

«Madre de la fidelidad, en los 30 años de la Familia unida y misionera,

enciéndenos en el fuego de nuestro Fundador»

Modelo y oración programática 2023-2024

 Querida Madre del Pueblo de Dios, te has mostrado en nuestra historia
siempre fiel a tus promesas, cada vez que te llamamos a través de los desafíos
has aceptado quedarte a través de tu imagen bendita. ¿Cómo no confiar en Ti?

La historia de nuestro Oratorio, esta pequeña barquita tuya, es una constante
dar saltos en el vacío, confiar una y otra vez, aunque humanamente no se veía
claro. Como familia unida y misionera nos impulsaste a cruzar nuestras
fronteras y vencer nuestros miedos. Ahora vemos los frutos de ese acto de
entrega, ¿cómo no agradecerte por señalarnos el camino?

El Oratorio argentino fue el primer fruto de la audaz confianza de nuestro Padre Fundador.

Así como tu has sido fiel, danos la gracia de permanecer siempre unidos para que la misión sea inmensamente fecunda.

Todo a nuestro alrededor parece confuso, pero la promesa de tu Hijo sigue
siempre vigente: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia”. Que el Oratorio se
mantenga siempre fiel al Papa y a los obispos en comunión con él.

Que seamos celosos defensores de la familia querida por Dios, y de la vida, desde su concepción hasta su muerte natural.

Nos unimos en oración con nuestro Padre Fundador que rezó así: “A esto, Madre y Reina mía, ciertamente te digo que sí,
amor mío. Quiero ser todo tuyo y que tú puedas transformarme en brasa cálida
de confianza para salir adelante, una antorcha luminosa, un incendio de la
gracia del Espíritu Santo, que todo esto signifique quemarme, sí amor mío,
quemarme es lo definitivo…

Haz Madre mía que como un fuego precioso esté
vigilante en oración.” Amén

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